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ENTREVISTA

Carlos Rodríguez Braun: "El sector cerámico está en el vagón de cabeza de la industria española"

El economista hispano-argentino, que esta semana participó en Almassora en la presentación del XVII Congreso Internacional de ATC, considera que la economía española es "resiliente" y ve en la entrada de capital exterior en el azulejo "una señal muy positiva de confianza en el presente y el futuro del sector"

5/11/2023 - 

CASTELLÓ. Su sentido del humor y su carácter afable le han hecho traspasar la barrera de las ondas y colarse en los hogares españoles en las últimas décadas hablando de su campo de especialización: la economía. Carlos Rodríguez Braun (Buenos Aires, Argentina, 1948) Es uno de los referentes de la opinión sobre los asuntos del dinero en los medios de comunicación, por sus publicaciones y conferencias. Experto en pensamiento y liberalismo económico y doctor en Economía, aterrizó en España en 1977 y en sus intervenciones, busca sumar el afán divulgativo al rigor académico. Miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Argentina y catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid, combina la publicación de libros y artículos académicos con la colaboración con medios de comunicación escritos y audiovisuales. Defensor de la globalización y el liberalismo, es columnista en diversos medios escritos y participa a diario en Onda Cero Radio. Autor de una veintena de libros y traductor de figuras de la ciencia económica como Adam Smith, David Ricardo, John Stuart Mill, John Maynard Keynes y Friedrich A. von Hayek, en sus 40 años de trayectoria ha cosechado premios como el de Honor del Centro Diego de Covarrubias (2018), el Juan de Mariana (2013), el premio Labor Divulgativa Ejemplar (Red Know Square, 2013), Libre Empresa (Fundación Rafael del Pino, 2010) , el 1.812 (Club Liberal 1812, 2009) o el Premio Escuela de Salamanca (El Club de los Viernes, 2020).

Hablamos con él a su paso por Castellón, el pasado jueves, para participar en la presentación oficial del XVII Congreso Internacional del Técnico Cerámico, organizado por la Asociación Española de Técnicos Cerámicos (ATC), que tendrá lugar en el Auditorio Palacio de Congresos de Castellón los días 16 y 17 de noviembre. En la Casa de la Cultura de Almassora, en un acto que contó con la colaboración de la Cátedra de Transformación del Modelo Económico de la Universitat Jaume I, el economista hispano-argentino pronunció la conferencia Perspectivas positivas ante un mundo en crisis, otra vez.

- Uno de los primeros rasgos de un liberal es la desconfianza respecto de las buenas intenciones de los gobiernos. Pero usted viene a lanzar un mensaje optimista... ¿a pesar del Gobierno?
- Pues sí. Y debe ser optimista por dos motivos. En primer lugar porque esto de las crisis no es una novedad para nadie, tampoco para las personas del sector cerámico a las que se dirige la conferencia de hoy [ayer para el lector]. Saben un montón de crisis. Y después, por lo que yo he visto que está pasando en España en general y en el azulejo en particular: en España tenemos una economía mucho más productiva, mucho más competitiva y una actitud de valorar el mercado y las empresas que desde luego no existía cuando hace casi 50 años me vine a vivir aquí. Y las empresas han mejorado muy considerablemente: el sector cerámico por ejemplo en todas estas décadas, con la apertura al mundo, el avance tecnológico, etcétera. Por eso, sumando cosas buenas y malas, será un mensaje positivo a pesar del Gobierno [ríe].

El economista hispano-argentino, minutos antes de su intervención en Almassora, el pasado jueves.
- ¿Cómo va a afectar la crisis actual a un sector como la cerámica, inmerso en lo que parece una tormenta perfecta de encarecimiento de materias primas y con una fuerte crisis de demanda?
- Ojo cuando hablamos de tormentas perfectas, porque normalmente, las crisis son tormentas perfectas: si no se dan varias circunstancias negativas, lo normal es que no haya crisis. Pero si se te juntan varias cosas, como que se frena la economía, que hay guerra, que suben los tipos de interés, se encarece la materia prima y encima el Gobierno te dice que te va a ayudar y no te ayuda, pues sí, es una tormenta perfecta.

- Desde una visión amplia de la economía española, observando a la cerámica ¿en qué posición la ve respecto a la media de nuestras industrias, respecto a los retos que tienen por delante?
- Está bastante a la cabeza de la industria española, en el vagón de cabeza, por los cambios que ha registrado; por lo que decía de su avance tecnológico y de apertura al exterior, pero también por su replanteamiento empresarial. Pensemos lo que significa el clúster. Hablamos de empresas que se han preparado, y esto no es coser y cantar. Se ha replanteado incluso la estructura interna del sector, en tanto que clúster, y por eso hay que situarla en posiciones de cabeza de la industria española, sin duda.

- ¿Y qué piensa del riesgo de deslocalización? Se genera mucho debate últimamente por la entrada de capital exterior, mientras se produce también un proceso de concentración en el sector.  
- Siempre hay cal y arena, como en todo en la vida. Pero en un mundo de apertura, probablemente en el caso de los fondos de inversión, por un lado constituyen un revulsivo, y pensemos en las empresas familiares que puedan quedar atrás… también hay que preguntarse por qué vienen a invertir. Desde luego lo que saben es dónde hacerlo, porque si no, no podrían funcionar. Y luego también es una señal muy positiva de confianza en el presente y el futuro del sector; estas cosas llegan para quedarse y el balance diría que es positivo.

- ¿Y al turismo? ¿Cómo le va a impactar esta crisis?
- El turismo es algo verdaderamente paradójico: no se hace más que lanzar mensajes negativos. A veces es como si hubiera campaña contra los turistas que vienen y contra las empresas turísticas que aquí los acogen. Y ahí surgen políticos y supuestos sabios que pretenden enseñarles a los empresarios cómo tienen que hacer su trabajo. Tengo muchos años de experiencia en este asunto y procuro no hacerlo nunca, porque parto de la base de que los empresarios son los que saben. No los burócratas ni los políticos, ni mucho menos los intelectuales o los profesores. Por mucho que nos dediquemos a esto, aquí el que se juega los cuartos es el empresario.  Y es curioso, porque en medio de tanto mensaje negativo, ¡hay que ver cómo resiste nuestro turismo! La cifra de 2023 están siendo muy buenas, después de una época catastrófica por la pandemia. Salen adelante, se están reconvirtiendo, y están dando su servicio con buena relación calidad precio, pese a una competencia durísima, lo mires por donde lo mires. Señal de que los empresarios están acertando en sus inversiones. Y España es una potencia turística y todo indica que lo va a seguir siendo. Y todo en medio de un contexto caótico y complicadísimo. El mérito de empresarios y trabajadores es haber sido capaces de hacer frente a condiciones muy hostiles. Hay motivos para la esperanza.

Rodríguez Braun lanzó un mensaje globalmente positivo sobre el estado de la economía española.

- Hace poco decía que “la economía española está aguantando muy bien, los economistas nos hemos equivocado". Lleva usted en España desde 1977, si no me equivoco ¿y aún no sabe que en España nadie asume sus errores?
- [Ríe] Bueno, a lo mejor es porque como soy viejo y me he equivocado muchas veces, pues ya no me importa decir que nos hemos equivocado. Por cierto, sobre esto, hay que decir que esa palabra que se ha puesto tan de moda, la palabra 'resiliencia', diría que refleja bastante bien el estado de la economía española. Está aguantando bastante bien una situación muy hostil como decía. Así que sí, los más lúgubres se han equivocado. De Nouriel Roubini se decía que había predicho diez de las últimas cinco crisis, al final acertaba.

- Déjeme hacer de abogado del diablo. La semana pasada, Joaquín Maudos decía que la Comunidad Valenciana “está especializada en los sectores menos productivos, y hay que aumentar el peso de los que aportan mayor valor añadido por trabajador”. Y añadía que tenemos "una importante necesidad de cambio de modelo productivo para los próximos años”. ¿Coincide o discrepa?
- Tiene razón el profesor Maudos, a quien aprecio, en que hay un problema de productividad. Esto sin duda es verdad y estoy con él: hay que abordar ese tema. Lo que me da un poquito de temor es esto de hablar de 'modelo productivo', porque cada vez que oigo esas palabras, enseguida me imagino a unos políticos, a unos burócratas y a unos profesores dedicados a diseñar ese modelo. Entonces, muchísimo cuidado. Yo iría más en otra dirección, en la de facilitar en todo lo posible la labor de quienes hacen el modelo productivo, que no son otros sino los empresarios. Ellos son quienes están en la primera línea de fuego: no actuemos como si fuésemos unos estrategas que están a mil kilómetros de donde la gente se está jugando los cuartos. Para el modelo productivo, pues, confiemos en los empresarios y hagamos las muchas cosas que hay que hacer para hacerles la vida más fácil. Ellos le dicen al Gobierno "por favor, no me ayude pero al menos no me fastidie, levante el pie de mi cogote".

"Hay que facilitar las cosas al empresariado para tener ese salto en la productividad que necesitamos y que nos permitiría competir con otras economías que tienen, por ejemplo, costes laborales más bajos que los nuestros"

- Hace unos meses, Miguel Ángel Sánchez, director ejecutivo de Estrategia de Negocio de Walmart, nos decía que si España quiere ser primer mundo, no puede permitirse competir en precio, sino que debe invertir más en valor añadido.
- Esto es parecido a lo anterior: cuando tu economía es muy productiva, puedes permitirte ofrecer un servicio más caro que el vecino, porque como eres productivo, se puede ser rentable. Es decir, estoy de acuerdo pero ojo con ello, porque como decía antes hay que preguntarse quién es el que de verdad sabe. No les enseñemos a los empresarios y a los autónomos qué es su negocio. Hay que facilitarles las cosas para tener ese salto en la productividad que necesitamos y que nos permitiría competir con otras economías que tienen, por ejemplo, costes laborales más bajos que los nuestros.

- Alguna vez le he oído decir que desde su llegada hace 46 años ha observado en nuestro país un cambio en la sociedad española, que hoy conoce mejor cómo funciona la economía. ¿Ha progresado igual el nivel de los políticos a este respecto?
- [Ríe] Efectivamente hay un desequilibrio ahí: en los empresarios, en los trabajadores, uno nota una mejoría muy considerable en los conocimientos económicos, y además, un aprecio cada vez mayor de la figura del empresario, justo al revés de lo que se nos cuenta, de lo que les enseñan a los niños en los colegios, que las empresas son malas, que el capitalismo es malo...la gente va y aprecia al empresario. Y en cambio, en la política no es así: hay un cierto retraso, en este punto. Mi único consuelo es que hay una especie de regularidad, que se cumple año tras año. Aquellos partidos políticos que son más enemigos de los empresarios, los que cultivan las posiciones más reaccionarias, proteccionistas e intervencionistas, van teniendo cada vez menos apoyo popular. Y esto antes creo que no pasaba, es una buena noticia. Cuanto más insulta un político a Amancio Ortega, menos votos tiene en las siguientes elecciones. Si esto no es una buena señal, que venga Dios y lo vea.
 

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