Un siglo y un año de historia. Se dice pronto, pero en ese tiempo ha habido guerras, crisis económicas y la sociedad ha evolucionado al tiempo que lo han hecho sus valores. Cambios, muchos, pero también certezas, como la necesidad de sentirnos vivos, que frente al mar se come mejor y que las raíces son los cimientos con los que construir el futuro. También que la vida se ve de otra manera cuando en el centro de la mesa hay una paella. Un acto de compartir, de disfrutar y recordar, porque la vida está compuesta de pequeños momentos que nos hacen felices. Y es precisamente lo que Toni Novo hace en Casa Carmela, dar
continuidad al legado de un siglo, al esfuerzo incansable de sus antepasados que pusieron los cimientos de este templo del buen comer en València. ¿Por qué? Para seguir haciendo felices a los comensales.
Precisamente, respetar la propuesta que iniciaron sus bisabuelos, ampliarla y mejorarla sin alejarse de esa propuesta tradicional valenciana de productos de mar, de proximidad y platos tradicionales es lo que ha hecho hábilmente Toni Novo desde que en 2011 cogiera las riendas de Casa Carmela. Se dejó de tendencias modernas y se centró en el producto, en poner en valor su casa —y qué casa— y en poner la pasión y dedicación donde debía hacerlo: en la paella. Y la borda con una receta heredada de su bisabuela Carmen, fundadora junto a don José de este local que empezó siendo una humilde barraca.
De hecho, su fama es tal que hay que planear bien la visita para no quedarte sin sitio o para elegir el turno que más te convenga. Y esa fama y calidad hacen que estés compartiendo salón con familias, amigos, compañeros de trabajo o guiris.
Es cierto que la primera vez vas para probar la paella valenciana tradicional, pero las siguientes veces regresas para probar sus arroces —también los borda—, como el de langosta, bogavante, marisco o el arroz caldoso de pato con setas, alcachofas (en temporada) y foie.
Una bodega espectacular
Una casa donde el producto se cuida al máximo y es el gran protagonista, especialmente en los entrantes. Hay gambas de Dénia, cigalas, sepionets y cualquier otro manjar que venga del mar. Date también un capricho con los fuera de carta, pero sus buñuelos de bacalao deben colarse entre los entrantes. Lo que pidas será un buen preludio para esa paella que se está terminando de cocinar. Y si levantas la vista, verás a Toni Novo observando las caras de los comensales, atento de que todos seamos felices.
Toni es un apasionado del vino y se nota, porque aquí también se bebe muy bien y hasta se puede decir sin titubear que es uno de los restaurantes de València con mejor bodega.
Un siglo y un año haciéndonos felices. Un siglo y un año poniendo en valor una de nuestras señas de identidad: la paella.
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Plato destacado → Paella valenciana.