VALÈNCIA. La invasión rusa a Ucrania trae consigo todo lo que podíamos esperar: víctimas humanas, desplomes en la bolsa, alarma internacional... Por supuesto, con este último episodio del conflicto ruso-ucraniano, Europa deberá hacer frente -una vez más- a una crisis migratoria. No son pocos los ucranianos que ya han manifestado el deseo de dejar atrás su tierra natal hasta que la situación se enfríe. Y, de entre esas personas, muchos son niños que no entienden el por qué de incursiones, sirenas y explosiones. Varias familias, de hecho, han puesto a València como su objetivo momentáneo, el lugar donde esperar la calma y disuadirse del clima actual.
La fundación Juntos por la Vida, con sede en el barrio de Ruzafa, lleva años facilitando la acogida momentánea de niños ucranianos que sufren los estragos del conflicto en el este de Ucrania. Muchos niños del Donbás encuentran cada verano en la capital del Turia un espacio donde disuadirse gracias a las familias que colaboran con la fundación hospedándolos. Tras los eventos de la madrugada del 24 de febrero, muchas de sus familias no quieren esperar más y necesitan acogidas exprés, como apunta Clara Arnal, presidenta de Juntos por la Vida.
"Hemos tomado la decisión y estamos trabajando en la evacuación de un grupo de niños de la zona del Donbás para desplazar a los que podamos a València", comenta. No obstante, la imposición de la ley marcial en territorio ucraniano, así como el toque de queda decretado en Kiev, está dificultando "cualquier acción". Carreteras cortadas, espacio aéreo cerrado o cortes de comunicación constante son las trabas que se están encontrando para la acogida de esos ciudadanos que se cuentan como "miles".
De entre ellos, desde la fundación concretan que "priorizan" el traslado de menores, para los cuales muchas familias ya se habrían mostrado dispuestas a acogerlos. Pese a la voluntad de 'Juntos por la vida' y de las familias españolas y ucranianas, hay "muchas" partes implicadas en dicho trámite, por lo que la propia presidenta no duda en catalogar el escenario actual de "caótico".
Entre las gestiones que se están llevando a cabo está la comunicación con diferentes instituciones como pueden ser el consulado de Ucrania en España, varias asociaciones humanitarias ucranianas y las Fuerzas Armadas del país invadido -estas últimas son, de hecho, con quienes se coordinan varios organismos para realizar las evacuaciones-. A ello se suma también las tareas que están emprendiendo los responsables de 'Juntos por la Vida' residentes en España y en Ucrania para poder efectuar las salidas del país "cuanto antes".
Valencia Plaza pudo contactar con una colaboradora que trabaja en Irpín, al noroeste de Kiev. Las últimas horas en el país del este de Europa no están siendo fáciles para nadie y, más allá de la labor que desempeña allí, transmitió su sentir: "Estamos bien, pero asustados". Una sensación derivada de los acontecimientos más recientes que le ha tocado experimentar en medio de su labor solidaria con la fundación.
Ucrania no es territorio nuevo para el personal de 'Juntos por la vida'. Desde 1994 colaboran con el país acogiendo a niños víctimas del accidente nuclear de Chernóbil y, desde 2014 y el estallido del conflicto en el Donbás, los niños de lugares como Donetsk o Lugansk acuden a València eventualmente con familias de acogida disfrutar de varios días en la ciudad.
A ello se le suma toda la labor humanitaria que desarrollan en Kiev, concretamente en el municipio de Irpín. Allí montaron el Club de Amigos de España donde, entre otras cosas, enseñan español a los niños, realizan actividades culturales, ponen en marcha talleres de integración con desplazados internos por conflictos bélicos, llevan a cabo ayuda humanitaria para estos últimos o realizan actividades para el fomento de los derechos humanos.
Con motivo de la incursión rusa, una nueva tarea se suma a sus listas. Hay familias que ya han dado el 'okay' para recibirlos y, si las conversaciones con los diferentes organismos involucrados evolucionan, las próximas semanas harán que la capital valenciana se convierta en un destino "inesperado" en estas instancias del año para los más jóvenes golpeados por el conflicto.