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el cine terraza charly es el más antiguo de los tres cines de verano que existen en la safor

Cine Charly, un punto de encuentro familiar desde el verano del 79 en la playa de Miramar

23/07/2023 - 

VALÈNCIA. Son las ocho de la tarde y Dolores Costa se abanica por el calor. Sentada en una silla roja observa a su familia que, poco a poco, empieza a llegar. Sus nietas, Rosa y Noelia Ciscar, están sentadas junto a ella; mientras que las más pequeñas de los Ciscar corretean por todo el espacio a pocos metros de la playa de Miramar. Durante su infancia, Rosa y Noelia también lo hacían. Están tranquilas, aunque, aseguran, en pocos minutos estarán algo más nerviosas. Quieren que todo salga bien, ya que sobre las 21:15 h, recibirán a más personas.

"A la abuela esto le da vida. En verano se reaviva", cuenta Rosa Ciscar. Cada día, hacia el final de la tarde, las dos generaciones de los Ciscar se reúnen en el mismo espacio donde ahora están sentadas las dos primas y la matriarca de la familia. Es un lugar cerrado con altos muros, aunque algunos árboles y palmeras traspasan sus límites. No hay techo, por lo que, en poco más de una hora, las estrellas llenarán el cielo. Cuando llegue ese momento, la gran cantidad de sillas rojas que ahora están amontonadas estarán colocadas por todos lados. Eso sí, todas mirarán hacia una misma dirección: la gran pantalla del Cine Terraza Charly. 

Es uno de los tres cines de verano que actualmente existen en la Safor; y también el más veterano. Acompañada del movimiento de su abanico, Dolores Costa, que ahora tiene 89 años, todavía recuerda cómo se fundó hace 44 años. La familia de su marido, Carlos Ciscar, siempre había estado vinculada a la gran pantalla. "Más que él de cine, no sabía nadie", cuenta. Con cuatro hijos ya nacidos decidieron comprar un terreno cerca de la playa de Miramar y empezar a proyectar películas. Fue así como, en 1979, se fundó el que para muchos residentes del municipio, visitantes de la comarca y turistas es conocido como "El Charly".

Pared del interior del cine con las sillas rojas que caracterizan al Charly.

Adaptarse a los nuevos tiempos

"Con los años, vas viendo como van cerrando todos y aquí estamos nosotros. De alguna manera, se ha convertido en una institución. Hay un público muy familiar y algún día a la semana se vienen a ver las películas. Nos conocen. Es 'el Charly'", relata Noelia Ciscar. Desde mitad de junio hasta mitad de septiembre, el cine abre sus puertas y se convierte en un punto de encuentro familiar. Tanto por las personas que acuden, como por el hecho de que los Ciscar se reúnen. Durante todo el año, cada uno y cada una tiene sus trabajos. Sin embargo, durante las noches de verano añaden una nueva ocupación. 

Taquilla, cocina, proyección, portería. Cada persona tiene su responsabilidad dentro del Charly y es que lo llevan entre toda la familia desde que se fundó. Los hijos de Dolores Costa y Carlos Ciscar crecieron en el cine; desde que eran pequeños ya se ocupaban de algunas tareas y así ha continuado. "Desde los 13 años llevo proyectando películas", cuenta Jesús, uno de los tres hermanos que ahora se encargan del cine. Ahora utiliza un proyector digital, pero también llegó a usar las máquinas antiguas para reproducir películas. Con el cambio de época, el cine ha ido renovándose y adaptándose al mundo digital. 

"Hace muchos años, íbamos a recoger las cintas a un transportista. Eran unos sacos enormes que traían unos rollos de cinta dentro, los cuales empalmabas e ibas pasándolos a un rollo grande para proyectar", cuenta Rosa Ciscar. De hecho, su prima todavía recuerda como "guardaba como un tesoro" los pequeños recortes de escenas que caían durante la reproducción de las películas. Ahora, las cosas han cambiado y con la máquina digital es más cómodo, pero cualquier fallo puede provocar que ese día, "el Charly" no pueda encender la gran pantalla. A pesar de ello, la digitalización trajo también cosas buenas; le permitió convertirse en un cine de estreno.

El pasado viernes 21, el color rosa protagonizó la sesión. Barbie también se proyectó el día de su estreno en el Cine Terraza Charly. Como cada día, la programación ofrece dos películas en una misma sesión al precio de una. "Las tarifas son populares. Además, los miércoles es el día del espectador y el lunes, martes y jueves es un precio más reducido", detalla Rosa Ciscar. La pantalla se enciende a las 21:45 h, aunque a las 21:15, abre sus puertas. Muchas familias, grupos de amigos, parejas llegan preparados con sus hamacas y sus bocadillos. Aunque otros prefieren sentarse en las sillas rojas que ya forman parte de la identidad del cine y comprar su cena allí mismo.  

La distancia que rompió la libertad

Acudir una noche de verano "al Charly" se ha convertido en una experiencia que va más allá de simplemente ver las películas. "Una de las cosas que mi marido instauró es que la gente fuera libre de ponerse la mesa y las sillas donde quisiera y traerse hamacas, bocadillos… Unos lo han traído y otros lo han pedido. Ha ido bien, gracias a Dios", indica Dolores Costa. En el mismo recinto cinematográfico, parte de la familia Ciscar también se encarga la cocina. Son diferentes las opciones donde elegir, incluso ofrecen un sándwich que lleva el mismo nombre que el cine, "el Charly". También se pueden consumir helados a granel o polos, además de refrescos y bebidas.

Más allá de las sillas rojas o las que puedan traer los espectadores, existe la posibilidad de alquilar unas mesas a precio simbólico para cenar. "Una de las cosas que más nos caracteriza es que la gente entra y usa el espacio con total libertad. También dejamos entrar a animales. Siempre que se porten bien, son bienvenidos", explica Rosa Ciscar. Por otra parte, uno de los servicios que más agradecen los asistentes es que sea un cine accesible y con baños adaptados.

Una persona que utilice silla de ruedas en un cine convencional tiene un espacio concreto donde colocarse. Sin embargo, en "el Charly" puede ver la película desde el lugar que escoja. Y es que la disposición desordenada de las sillas rojas suele ser una de las peculiaridades más identificativas de este cine. Sin embargo, hace pocos años, el verano de 2020, esta distribución tuvo que cambiar. "Se guardaron las distancias. Te rompía un poco el corazón ver a toda la gente separada. Las sillas cuadradas, como nunca han estado. En contra de lo que es la esencia del cine", recuerda Noelia Ciscar. 

Dolores Costa junto a sus hijos Albert, Jesús y Vicent Ciscar; y su nieta Noelia Ciscar.

Como todos los sectores, el del cine también se vio afectado por la crisis de la covid-19. Sin embargo, "el Charly" continuó con su programación. Con la vuelta a la normalidad, Dolores Costa sigue abanicándose cada tarde mientras observa la llegada de su familia. Cada persona se especializa en una tarea y comienzan a preparar todo el espacio para recibir a los espectadores a partir de las 21:15 h. Todos los años se repite la misma escena en la puerta de entrada. Una fila de personas espera para ver las películas en un espacio que se ha convertido en uno de los símbolos estivales de la playa de Miramar para muchas familias; un lugar que, desde el verano del 79, es un punto de encuentro para la familia Ciscar: el Cine Terraza Charly.

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