El actual director publica el detalle de la audiencia imposible del festival en los últimos años, entre la que destacan los datos de Viveros con los que se adulteraría el aforo del festival hasta un 50% a lo largo de la década
VALÈNCIA. "Hemos tenido cinco meses para poner en marcha un festival y partíamos de cero. Hasta que no finalizó la edición no estimé que fuese el momento de invertir tiempo en ello, pero ahora sí". Así justifica el director de Cinema Jove, Carlos Madrid, la razón por la cual salen a relucir con detalle las cifras de asistencia supuestamente reales del certamen durante la década. Unas cifras que, de confirmarse, dejarían en evidencia a la anterior gestión del festival internacional, el único de los valencianos incluido en el selecto circuito de la FIAPF (Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos).
El conflicto ya fue avanzado por este diario antes de que se iniciara una edición que ha logrado atraer a 7.094 espectadores. La cifra de 2016 comunicada por la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte, la oficial en las memorias del Institut Valencià de Cultura es de 14.827. Es decir, que el festival habría perdido la mitad de espectadores en tan solo un año a partir de sus datos oficiales. Cabe destacar que, antes de celebrarse el certamen, el nuevo director aseguró que se sentiría "satisfecho" si la audiencia oscilaba entre los siete y los 8.000 espectadores.
Aunque fuentes del propio IVC y de la subdirección de audiovisual y cinematografía creyeron que la afirmación era "excesivamente prudente"; el dato se ha cumplido. Pero Madrid quiere "evitar comparaciones erróneas y precisar cuestiones básicas como 'qué consideramos como espectador'". Por ello, escandalla año por año los accesos a las distintas sedes a lo largo de esta década. Estas son las distintas acotaciones que el nuevo director del certamen ha hecho públicas tras informar a los responsables tanto del IVC como de la Conselleria de Cultura y sobre las que ha sido consultado por Valencia Plaza.
Es posible que el caso de las proyecciones en los Jardines de Viveros sea el más flagrante. Para Madrid es sencillo saber cuál pudo ser el aforo máximo de las exhibiciones: "si revisamos la factura de las sillas alquiladas vemos que para las proyecciones realizadas allí el número total de localidades es de 500". La organización del festival propia del IVC sabe que ese es el aforo máximo de la sede.
A partir de ese dato, la dirección actual de Cinema Jove multiplica las 12 proyecciones de la edición de 2015 y, "en caso de que se hubieran llenado todas las sesiones", el aforo límite sería de 6.000. Fuentes del antiguo IVAC y el propio director admiten haber estado en sesiones de todo tipo: "con el aforo casi completo, medio o con una cuarta parte", como se puede comprobar en una de las fotos propias del festival bajo estas líneas. Madrid revela las cifras partiendo de la hipótesis de que el aforo se llenase en todas las ediciones y todas las proyecciones. Y las cuentas no salen.
En 2014 los asistentes fueron 6.801, con 801 espectadores fantasma. En 2015 la cifra es de 8.804. 2.804 espectadores fantasma, confiando siempre en la generosidad de estar todas las sillas llenas en las 12 sesiones". No es distinto en el resto de años. 2012: 10 proyecciones: 10.905 asistentes; 5.905 espectadores fantasma. 2011: 16 proyecciones: 12.765 espectadores; 4.765 espectadores fantasma. 2010: 11 proyecciones: 11.993 espectadores oficiales; 6.493 espectadores fantasma. En 2016, la cifra es más ajustada: 6.079, con 79 espectadores fantasma.
Para Madrid, "en el contexto de un festival de cine debería establecerse en qué actividades hay que contabilizar espectadores y en cuáles no". Para el actual director, que solo tiene un compromiso con la Conselleria de Cultura para la próxima edición, "no se contempla contar los espectadores de una exposición organizada por el festival". El responsable artístico del certamen destaca las exposiciones de Chico y Rita celebrada en 2011 la tienda FNAC de la Plaza de San Agustín: "3.100 espectadores según la organización. Dicha exposición se colgó en el pasillo de la entrada a la FNAC por la Calle San Vicente. ¿Cómo asegurar que 3.100 personas se han parado a ver la exposición entera?".
La otra exposición que pone como ejemplo es Cómicos ibéricos, situada en un restaurante junto al Teatro Principal en 2014. 2.750 espectadores de las cifras de ese año se extrajeron de esa exposición. El actual director se pregunta: "¿Se contabiliza a cada cliente del restaurante Lotelito como visitante de la exposición? ¿Se debe considerar a un visitante de estas exposiciones, real o ficticio, como un espectador de Cinema Jove?".
"Es imposible establecer un número de espectadores de las últimas ediciones"
No obstante, quizá es más cuestionable el hecho de recontar a los espectadores de las fiestas de inauguración y clausura de ediciones. "Dichas fiestas consistían en la continuación de las galas de inauguración y clausura. A cada una de ellas acudían unos 50 invitados del festival (unos 100 en total de ambas fiestas)". Las cifras son las siguientes, 2015 y 2014, 1.200 personas por edición; en 2012, 2.400 personas pese a que la fiesta se celebró en un local con un aforo máximo de 300 personas, según asegura la actual dirección tras haber hecho la consulta. Madrid asegura que, además de las cifras que no parecen tener una relación real con lo sucedido, "la actual dirección no comparte el hecho de contabilizar a ese número de asistentes como espectadores del festival".
En otro local de ocio se celebraron esas fiestas de inauguración en 2009. El aforo de la sala consultado por la dirección actual es de 150 personas, pero la cifra de la memoria del festival es de 1.600 personas divididas en las dos fechas.
Para Madrid, lo más relevante es que "es imposible establecer el número total de espectadores de dichas ediciones por no contarse con los elementos suficientes y objetivos para el cómputo". La actual dirección informa de "un engrosamiento de alrededor del 50 % en la supuesta sección estrella de Cinema Jove: las proyecciones de Viveros". Además, inisiste en que es importante tener en cuenta que desde la más reciente edición no se tienen en cuenta como espectadores a los visitantes de exposiciones o asistentes a fiestas.
La nueva dirección quiere "partir de cero en la contabilidad. O, mejor dicho, de 7.903 espectadores reales". Madrid quiere "recuperar espectadores, acercar a un mayor número de público joven a las salas y contar con el público universitario tanto como espectadores como como futuros creadores cinematográficos". Lo hace con el objetivo de "revivir un festival que ha estado en sus horas más bajas. La tarea es ambiciosa y llevará varias ediciones conseguir unas cifras razonables".
No obstante, Madrid asume que las cifras de espectadores "deben darse con toda normalidad, transparencia y, siempre que sea posible, con un agente externo al festival que certifique objetivamente la asistencia a cada sesión". Para el director del festival este aspecto es importante por su relación con patrocinadores, aunque "tener menor reconocimiento de cualquier institución no es óbice para falsear las cifras de asistencia. Si el festival pretende tener más espectadores para conseguir todo aquello, debe ganárselos con su esfuerzo, buena programación y una óptima comunicación".
Lo cierto es que la revelación de los datos a partir de la fuente oficial, datos que el director del certamen asegura se extraen de las memorias del festival, pone en tela de juicio la gestión a cargo del anterior responsable, Rafa Maluenda. Él mismo admitió en este diario que las cifras de audiencia de las exposiciones "distorsionaban" el público general de Cinema Jove. Sin embargo, la fotografía ofrecida por el festival cultural de mayor inversión de la Generalitat Valenciana es ahora distinta. Aunque el nuevo director pretende que la transparencia genere un reset para regenerar el evento, habrá que seguir el impacto que se deriva de las acusaciones. También en el Institut Valencià de Cultura y su área de Audiovisuales y Cinematografía, aunque no fue hasta la edición de 2016 cuando asumió una producción que se externalizó antes del inicio de la década.