VALÈNCIA. ¿Existe una posibilidad, por remota que sea, de que no se derribe el Viejo Mestalla? Existe y además no es remota. Así lo confirmaron este miércoles a Valencia Plaza fuentes del Ayuntamiento de València, las cuales detallaron cuáles serían los pasos a seguir para que esta opción saliera adelante. Una posibilidad que pasaría por derribar lo construido del Nou Mestalla, trasladar la edificabilidad a la avenida de Cortes Valencianas, y que el Valencia Club de Fútbol asumiera la “cuota de pérdida” que tendría.
Una salida, en principio descabellada, pero que el propio presidente del Valencia CF, Anil Murthy, dejó entrever en una entrevista con el diario Levante en la que aseguró que “nueve de cada diez aficionados no quieren cambiar de campo”. Una opción que incluso habría barajado el anterior presidente, Amadeo Salvo, quien así lo confesó pasada la medianoche del miércoles al jueves al programa 90 minus de CV Ràdio.
Una salida que también habría estado flotando en el ambiente desde hace meses, desde que comenzaron a llegar las primeras ofertas por el suelo de Mestalla, muy lejos de los 120 millones en los que lo tenía tasado el club. Conforme van pasando los días se va retrasando el anuncio de a cuánto ascienden estas ofertas. A la espera de que el club mueva ficha, en los despachos de Tabacalera y de la plaza del Ayuntamiento ya se sopesa que al final cambie todo para que nada cambie. La hoja de ruta, explicaron, tendría estos pasos.
1. Negociar con Generalitat y vecinos. La construcción del Nou Mestalla estaba incluida en una A.T.E. (Actuación Territorial Estratégica) que habría que cancelar. No sería la primera vez. Es más, apuntan las fuentes consultadas, el contexto legislativo es favorable porque en la nueva ley de urbanismo de la Generalitat se ha eliminado la figura de las ATE’s. Más difícil sería la negociación con los vecinos, que no han solicitado la ejecución de la sentencia por la promesa del traslado del campo. “Todo es cuestión de sentarse y hablar”, indicaron desde el Ayuntamiento de València. "Todo es negociable", apuntan desde la federación de vecinos.
2. Trasladar la edificabilidad del Viejo Mestalla al Nuevo. El Valencia tendría que trasladar los 73.000 metros cuadrados de edificabilidad de los que ahora dispone del Viejo Mestalla al Nuevo, tras derribar lo hasta ahora construido. El Ayuntamiento que saliera elegido de las próximas elecciones podría autorizar esta operación si se ajustara a una serie de condiciones que permitirían un mejor encaje legal.
3. Apostar por el uso terciario con parte residencial. La más importante de esas condiciones sería que se primara el uso terciario, especialmente oficinas, de las que, indicaron, existe un déficit en la ciudad de València. Estaría, pues, justificado y sería razonable. Así, el Nou Mestalla pasaría a ser una nueva city para los negocios. “Es posible”, apuntaron, “y podría haber parte residencial con sus correspondientes zonas verdes y reserva de suelo escolar”. Todo pasa, insistieron, por sentarse y hablar.
3. Asumir el derribo el Nou Mestalla. La mala noticia para el club es que tendría que derribar lo hasta ahora construido. Es la “cuota de pérdida” que tendría que asumir sí o sí. Sería dinero gastado en balde. En este punto sería pura aritmética, ver qué cuesta más: acabar el estadio con lo que se saque de la venta del viejo o derribar lo construido.
4. Calcular si es rentable. Porque otro punto fundamental de toda esta operación, el nudo gordiano que hay que desatar, se halla en la rentabilidad que se obtendría de vender el suelo del Viejo Mestalla. No hay cifras oficiales sobre la mesa, y eso, apuntan las fuentes consultadas, no es una buena expectativa. Las que se manejan en el entorno de las negociaciones están por debajo del umbral de rentabilidad. Se dice que sólo una es interesante. Y no llega para pagar las deudas. En cambio, sí se prevé ganar más dinero en Cortes Valencianas, donde se pueden construir torres de más alturas.
5. Reformar el Viejo Mestalla. Ya en su día se barajó esta posibilidad. Así lo admitió Amadeo Salvo a preguntas del programa 90 minuts de CV Ràdio. En una entrevista en el espacio nocturno deportivo, Salvo confesó que lo estudiaron, y valoraron la reforma del Viejo Mestalla en 50 millones. Llegó a decir que “en un mundo ideal” se reformaría el Viejo Mestalla y se construiría en la avenida Cortes Valencianas. Serían un win to win. Todo el mundo ganaría; en el caso del Valencia CF se perdería menos y se garantizaría continuar en un emplazamiento histórico que el transcurso de estos cien años ha hecho que haya pasado de ser el extrarradio de València al epicentro poblacional de la ciudad y su cinturón metropolitano, perfectamente comunicado con metro, líneas de autobús... “No es descabellado”, admitió, “pero es complicado; no es fácil, pero todo es posible”.
6. Solventar el embrollo legal. La cuestión de futuro que debería plantearse el club blanquinegro es cómo reformar el Viejo Mestalla y solventar el embrollo legal al que se ve sometido por la sentencia del Supremo. La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo falló el 16 de diciembre de 2005 anular el acuerdo municipal -que el PP aprobó en solitario- y la ratificación del Consell que dieron vía libre a la ampliación. Las obras son ilegales, y por tanto, la ejecución de la sentencia, si la exige la federación vecinal ante el TSJ, obligaría a derribarlo. En este punto, en las oficinas municipales consideran esencial que se consiga llegar a un acuerdo con los vecinos. Habría que convencerlos y para ello “deberían hacerse las cosas bien” ajustándose estrictamente a la legalidad. Curiosamente, el tope legal para derribar el Viejo Mestalla es 2023, justo cuando se cumplen cien años de la inauguración del campo de fútbol. Desde de la federación de vecinos señalan que "este escenario no se nos había planteado hasta ahora, pero todo es cuestión de estudiar las alternativas".
7. Pedirlo públicamente. La conclusión final, indicaron desde el consistorio, es que poderse se puede salvar el Viejo Mestalla. Que el club tiene ese as en la manga. En el Ayuntamiento tienen claro que “no es una opción descabellada”. Pero conseguirlo no será fácil y debe ser el propio Valencia Club de Fútbol el que lo pida. Como ocurre con algunos fichajes, el jugador debe decir públicamente que quiere cambiar de equipo; en este caso, cambiar de idea. Y, por el momento, aseguran en el Ayuntamiento, “nadie ha dicho nada”. Bueno; Murthy sí ha dicho algo: según él, el 90% de los aficionados no quiere marcharse de Mestalla. Y no es el único que lo piensa.