Hoy es 10 de octubre
ALICANTE. La confianza es la base de la legitimidad de las instituciones públicas y de un sistema democrático que funciona. Como veremos a continuación esta es crucial para mantener la participación política y la cohesión social y tiene implicaciones directas en el desarrollo económico y en el avance de las sociedades de bienestar (welfare states).
Definimos la confianza como la creencia de una persona de que otra persona o institución actuará de manera consistente con sus expectativas de comportamiento positivo: las acciones que crean o favorecen un entorno de trabajo o vital positivo y/o permiten a otros trabajar/vivir de manera más efectiva a través de lo que decimos o hacemos.
Los países en los que las instituciones, los gobiernos y las empresas aportan un nivel de confianza alto y consistente consiguen mayor crecimiento de PIB real/cápita. Esto lo podemos ver en el siguiente gráfico:
Parece obvio encontrarnos con países con valores democráticos avanzados y consolidados como Noruega, Suecia, Países Bajos en el cuadrante superior derecho. En el cuadrante contrario -izquierda inferior- por desgracia no hay mucho que comentar, son países en los que la confianza no existe y el efecto sobre el PIB real/cápita es notable.
Primero abordaremos el tema desde un punto de vista de cómo las personas interactúan entre ellas sin tener en cuenta organismos e instituciones o confianza interpersonal aunque podemos ver que existe cierta correlación con la confianza social o pública (confianza en instituciones y organismos públicos)
A la pregunta de: ¿Dirías que se puede confiar en la mayoría de la gente?
Las comparaciones globales de las actitudes de confianza en todo el mundo hoy en día sugieren una heterogeneidad entre países muy persistencia en el tiempo. En un extremo, en países como Noruega, Suecia y Finlandia -cuadrante superior derecho de la gráfica anterior-, más del 60 % de los encuestados en la World Value Survey piensan que se puede confiar en las personas.
Y en el otro extremo, en países como Colombia, Brasil, Ecuador y Perú, menos del 10 % piensa que este es el caso.
Respuesta a la pregunta en EE UU: ¿Dirías que se puede confiar en la mayoría de las personas o que no puedes ser demasiado cuidadoso al tratar con las personas?
Los datos a largo plazo de Estados Unidos -donde la General Social Survey (GSS) ha estado recopilando información sobre las actitudes de confianza desde 1972- sugieren que las personas confían entre sí menos hoy que hace 40 años. Esta disminución de la confianza interpersonal en EE UU se ha unido a una reducción a largo plazo de la confianza pública en el gobierno: según estimaciones compiladas por el Pew Research Center desde 1958, hoy en día la confianza en el Gobierno norteamericano se encuentra en niveles históricamente bajos.
Las razones por las que la confianza personal erosiona o gana en el tiempo, según un proyecto de investigación (social trust, generalized trust, welfare state, life course, cross-national research, comparative) de la universidad de Umeå (Suecia). Sabemos que la confianza social, la creencia de que se puede confiar en la mayoría de las demás personas, conduce a muchos beneficios, incluido un mayor crecimiento económico, menores niveles de corrupción y una mejor salud pública. Sin embargo, se sabe muy poco sobre cuándo y por qué cambia la confianza de las personas. Este conocimiento es vital para amortiguar la tendencia en la disminución de la confianza social que actualmente afecta a muchos países.
En cuanto a los factores erosionantes de la confianza conocidos e identificados podemos plantearlos desde una perspectiva del ciclo de vida de un individuo. La confianza de las personas cambia en respuesta a eventos críticos en el curso de vida, como la pérdida de empleo, el divorcio, la reducción de ingresos o el empeoramiento de las condiciones de salud.
Los eventos negativos a lo largo de la vida erosionarán la confianza social en contextos en los que el estado proporciona poco o ningún colchón de bienestar. Y la recuperación de la confianza social depende mucho de este colchón de bienestar o buffer que proporciona el Estado. El objetivo es encontrar la manera más eficaz para proteger el individuo y aumentar la confianza social. ¿Cómo se percibe por parte de diferentes países?
"¿Cuánto confías en cada uno de los siguientes: otras personas de tu vecindario; tu gobierno nacional; científicos; periodistas; médicos y enfermeras; personas que trabajan en organizaciones no gubernamentales o sin fines de lucro? ¿Confías mucho en ellos, en algunos, no mucho o en absoluto?"
Comúnmente se argumenta que la persistencia de grandes estados de bienestar en los países escandinavos se explica por la integridad de sus ciudadanos. Esos grandes estados de bienestar presumiblemente dependen de la cooperación condicional.
Las personas que confían o 'cívicas' consienten en pagar altas tasas de impuestos solo porque están convencidos de que sus compatriotas también están pagando sus impuestos y no abusando de los beneficios sociales (Rothstein y Uslaner 2005).
¿Y porqué le interesa esto a un inversor? La mejora de la confianza interpersonal y social incide directamente en el crecimiento económico de una nación. Hay estudios que confirman que un aumento de 10% en la confianza social de un país implicaría un crecimiento de PIB real/cápita de 0,5%. Por ello la identificación de factores que inciden en la confianza social es muy importante para poder analizar los países que prosperarán y por lo tanto serán interesantes desde el punto de vista inversor.
Por ejemplo, en un país con poca confianza hay que reforzar los mecanismos de supervisión y control en contratos, procesos de fabricación, logística entre otros, incurriendo en costes evitables. En un país donde el nivel de confianza es bajo, la magnitud y la duración de los proyectos ya sean de construcción, tecnología o de investigación son menores y de menor duración.
René Bauch es asesor financiero de la EAF alicantina gCapital Wealth Management. Puede contactar con el autor para solventar cualquier duda en [email protected].
Nota legal:
La presente publicación no supone una recomendación personalizada. Si fuera necesario, acuda a su asesor financiero para implementar la información recogida en el artículo.