VALÈNCIA. Ocurrió durante la lectura de una tesis doctoral. Ésta versaba sobre el uso del TAC en la investigación y restauración de Patrimonio. Uno de los técnicos del Instituto Valenciano de Restauración, el físico David Juanes, conversando con miembros del tribunal escuchó hablar de la donación de Amancio Ortega a la Generalitat, y de que gracias a ella se iban a comprar varios TAC y se iban a poder ‘jubilar’ tres de estos aparatos del servicio público valenciano de salud. Fue entonces cuando se le encendió una luz. ¿Y qué iban a hacer con esos TAC? Porque uno le vendría de perlas al instituto.
“Nosotros empezamos a hacer TACs de escultura en Castellón con el consorcio provincial del Hospital de Castellón hará ocho años”, relata Juanes. En 2013 el Instituto consiguió financiación del Ministerio de Cultura para un proyecto de tres años para el estudio con TAC’s de escultura medieval de madera policromada, del que salió una tesis doctoral, la de la jefa de sección de conservación y restauración de pintura de caballete del instituto, Fanny Sarrió Martín. Este año han conseguido financiación para un nuevo proyecto también de tres años para el estudio de patrimonio artístico en general con TAC, impresoras 3d y realidad virtual. Tener en propiedad un TAC situaría al instituto valenciano en una situación privilegiada, en la punta de lanza de la investigación en España.
El uso de este tipo de herramientas médicas en la conservación, estudio y restauración del Patrimonio se ha incrementado de manera exponencial en los últimos años. Los rayos X a pinturas son moneda corriente. Sin embargo, no es tan frecuente el uso del TAC. En todo el mundo son contadas las instituciones que lo disponen. Así, el Smithsonian dispone de uno pero lo usa para el estudio de Arqueología y restos humanos. Otro tanto pasa con The Field Museum, de Chicago, que lo emplea especialmente con fósiles.
No es de extrañar que una de las pocas instituciones culturales que lo utiliza en España lo emplee para las investigaciones de Atapuerca. El Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos, junto con el Grupo de Integridad Estructural, fue la primera entidad en el país en usar el TAC con fines no hospitalarios, es decir, dedicado exclusivamente a fines científicos y de investigación; en su caso para tomografíar todo tipo de fósiles. La segunda entidad en hacerlo fue el Institut Nacional de Paleontología de Catalunya, y también para fósiles. “Pero para el Patrimonio nadie lo utiliza”, advierte Juanes. Ellos mismos, de hecho, hasta ahora han tenido que acudir a hospitales públicos y, como quiera que las intensidades de rayos son muy diferentes para personas que para objetos, sólo pueden emplearlos de tanto en tanto porque hay que reajustar las máquinas.
Así que la ocasión parecía inmejorable. Con esa idea en mente la subdirectora del Instituto, Gemma Contreras, se puso en contacto con altos cargos de la Conselleria de Sanidad para preguntarles qué iban a hacer con los TAC’s que iban a dar de baja y solicitarles uno de ellos. La noticia llegó a la Conselleria ubicada en Micer Mascó donde, explican fuentes de este departamento, fue muy bien recibida. Y tras comentarlo con algunos responsables de la Conselleria, entre ellos Rafael Sotoca, director general de Asistencia Sanitaria, y Carlos Fluixá Carrascosa, subdirector general de Planificación y Organización Asistencial, tienen por fin luz verde.
Así lo confirmaron este jueves fuentes del equipo de la consellera, Carmen Montón, que explicaron que la autorización ya está concedida. Es suyo. Pueden elegir cuál quieren de los tres. Con todo, advirtieron, se tardará “meses” en hacer esta especie re-donación. “No será inmediato”. Antes se deberán realizar los concursos correspondientes para la adquisición de los nuevos equipos. Igualmente, recordaron desde Sanidad, el departamento de Cultura que reciba la máquina deberá a su vez acondicionar la sala donde se ubique el TAC, lo que implicará el plomado de paredes y su aislamiento “como si fuera un hospital”.
Para Sanidad constituye una fórmula eficaz de dar salida a material que los servicios sanitarios consideran desfasados pero que aún pueden tener utilidad en otras áreas. No es de hecho la primera vez que ocurre esto. Un TAC de la vieja La Fe se ha cedido al Oceanogràfic para el estudio de los delfines. La clave, explicaba entonces el director de Veterinaria de l’Oceanogràfic, Daniel García, a Estefanía Pastor, es que en un hospital se pueden hacer 200 TAC al día, lo que podría hacerle durar seis meses, mientras que en el caso del Oceanogràfic se hacen un par a la semana, lo que puede alargar su durabilidad hasta 60 años.
En el caso del Instituto de Restauración sucede algo parecido con ‘los pacientes’. Los TAC que se iban a dar de baja, explican desde Sanidad, era porque se les consideraba obsoletos desde el punto de vista médico. Sin embargo para el análisis de objetos inanimados como las esculturas o la estructuras de madera de los retablos es más que suficiente. “No es lo mismo la densidad de un cuerpo humano que la de una madera”, comenta Juanes. E igualmente, una escultura no se mueve, no respira…
El TAC no será el único aparato que reaprovechen en el instituto ya que según explica Contreras, máxima responsable del Ivacor, también han solicitado un aparato de radiografía y uno de mamografía. Todos ellos permitirán al instituto valenciano situarse en “la vanguardia de la investigación”, dice la subdirectora del departamento de Cultura. En este sentido, la directora general de Cultura, Carmen Amoraga, valora que estos aparatos les ayudarán a abrir “nuevas líneas” que harán de la Comunitat Valenciana un referente a nivel europeo.
Y es que con un TAC podrán analizar ipso facto la estructura interna de las obras, podrán obtener información sobre la técnica de ejecución, las alteraciones que han sufrido e incluso datar éstas, detectar oquedades, medir los objetos, posicionarlos… Ya no es sólo lo que agilizarán los tiempos, es también la cantidad de cosas que podrán hacer con ellos. En principio se empleará básicamente con objetos volumétricos y, lógicamente, fósiles, pero en el caso de algunas pinturas como los retablos góticos les ayudará a analizar la composición y estructura de los soportes de madera. El arte valenciano tiene un nuevo aliado. Se llama Amancio Ortega y él no lo sabe.
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