El gimnasio de Sorolla: los dibujos que sirvieron de entrenamiento al genio ven la luz 

VALENCIA. Sorolla vuelve a casa. El pintor valenciano regresa al Centro del Carmen, el antiguo convento donde estudió y que, hasta su traslado al San Pío V, era su sede artística en el cap i casal. Apuntes en la arena mostrará hasta el 29 de mayo el proceso creativo del genio, los pasos y pruebas hasta llegar al resultado final, un proyecto conjunto de la Fundación Museo Sorolla de Madrid, la Obra Social La Caixa y el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana.

Un total de 123 obras, en su mayoría dibujos inéditos, que dejan al descubierto esa parte históricamente oculta, el ejercicio, el entrenamiento del artista antes de lanzarse a crear la pieza que, en última instancia, colgará en de los muros de las salas de los museos. "No hace falta reivindicar a Sorolla, sino dar a conocer una colección desconocida. Menos dos o tres, el resto no se había expuesto nunca", explica la directora del Museo Sorolla y comisaria de la exposición, Consuelo Luca de Tena. 

La muestra, además, se ha convertido en un "elogio del dibujo, injustamente infravalorado, también por los artistas, que lo usaban como elemento auxiliar", apostilló Felipe Garín, gerente del Consorcio de Museos, quien estuvo acompañado por el secretario autonómico de Cultura y Deporte, Albert Girona; y dos representantes de Obra Social 'La Caixa'. Precisamente Girona puso el acento en la necesidad de afianzar la colaboración público-privada con una exposición que "muestra las enormes posibilidades de hacer cosas a través de la colaboración, la importancia del patrocinio en un momento de precariedad económica". 

"Traer Sorolla a Valencia es comprometido" 

La muestra se ha seleccionado de entre las más de 5.000 piezas que forman la colección Museo Sorolla. "Traer Sorolla a Valencia es comprometido porque genera muchas expectativas", confiesa la comisaria, que resume el espíritu de la exposición en una pregunta: "¿qué hay detrás de la obra final?". "Dibujaba como el que respira y producía estos dibujos casi a diario. Iba a todas partes cargado con su carpeta y sus lápices, de ahí esa soltura que tenía al dibujar. La exposición muestra los procedimientos de trabajo, esa aparente naturalidad que tenía al pintar, lleva detrás de sí una amplia disciplina de estudio y de dibujo".

La muestra contrapone dibujos y notas de color con algunos de los óleos más conocidos del pintor valenciano, y de este modo permite una aproximación distinta a su pintura. Así, se descubren aspectos nuevos en sus grandes obras, desde los pasos que daba desde las primeras líneas o impresiones hasta los detalles finales de los lienzos. Sin embargo, tal y como apunta Luca de Tena, “los dibujos nunca tenían su correspondiente exacto en la pintura sino que Sorolla daba vueltas y vueltas al tema y cada obra de pintura es una creación nueva”.

Su dibujo complementa su pintura, como lo hacen las conocidas 'notas de color' al óleo. La exposición evidencia también, dada la relevancia que el mar y la playa tuvieron en la pintura y en la propia vida de Joaquín Sorolla, que cualquier aproximación a su producción debe partir de la muestra de dibujos consagrados a dicho entorno. El primer apartado de la exposición presenta las obras más antiguas del pintor, de alrededor de 1890, escenas de constructores de barcos y pescadores que reflejan una imagen de placidez y armonía con el espacio. 

Barcas, velas, bueyes arrastrando las barcas, niños jugando en la playa, mujeres de los pescadores esperando su regreso y, en definitiva "la vida de la playa de Valencia", se refleja en esta muestra que abre la puerta al templo sagrado de los artistas, a un taller que demuestra que también los genios pasan por el prueba y error.