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DESDE MI ATALAYA / OPINIÓN

La España vacilada

Foto: EDU BOTELLA (EP)
21/01/2024 - 

Recién acabo de leer un artículo en la prensa oficial sobre los avances en nuestro país en materia de cuidado del medioambiente y su sostenibilidad gracias a la vigilancia y control que desde las administraciones se hace sobre nuestros agricultores y ganaderos y sus métodos de producción, cuando voy a buscar algo de comer y me doy cuenta de que en el frigo sólo hay yogur blanco desnatado sin azúcar (¡puaj!) del que toma mi mujer; así que me bajo a la tienda que una conocida cadena de supermercados tiene en mi barrio.

Voy directo a coger algo que echar al yogur para tunearlo, hacerlo más apetecible y enriquecerlo en fibra, vitaminas y minerales, pero al ver que las frambuesas y las fresas son de Marruecos me corto. ¿No habrá empezado todavía la temporada del fresón en Huelva?, me pregunto, y me digo que mejor esperar. Le echaré arándanos, que son muy ricos en antioxidantes. Mi gozo en un pozo, país de origen: Polonia. Serán de invernadero, porque con el frío gélido que debe hacer por estas fechas en esas tierras de Dios no creo puedan producirlos a cielo abierto. Bueno, imaginación al poder, le pondré miel y algún fruto seco. ¡Agua! La miel "mil flores" es de China y las pipas de calabaza de Turquía. Empiezo a mosquearme, abandono la idea del yogur. Y en esto veo unos espárragos verdes finitos, de los buenos para hacerme una tortilla. Por fin podré comprar algo de por aquí, me digo. Pero no, por la apariencia creí que eran los deliciosos que traían de Huétor-Tájar, pero son de los que llevan años importando del Perú. Leo en la etiqueta que, efectivamente, la empresa comercializadora es granadina, y me pregunto si no habrá ya cultivo autóctono. Echo a andar por el pasillo y veo naranjas de Sudáfrica, limones de Argentina, kiwis de Nueva Zelanda, melones del Senegal… y abandono toda esperanza de comer algún producto nacional y, mucho menos, local.

"AL IGUAL QUE NO PUEDE HABER UN JARDÍN SIN JARDINERO, NO PUEDE HABER UN MUNDO RURAL SIN AGRICULTORES Y GANADEROS QUE LO CUIDEN"

Ya en la calle, el frío aire que me da en la cara me espabila y me asaltan una serie de preguntas que, más que paradójicas, se me antojan un sarcasmo, una tomadura de pelo: ¿Cómo se atreven nuestros 'pollos sin cabeza', perdón, quería decir nuestros políticos europeos, a hablar de sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios cuando, al mismo tiempo, legislan en contra de la producción europea de alimentos en favor de su importación de cualquier parte del mundo?, ¿qué pasa con el elevado impacto energético de su transporte y distribución?, ¿acaso en dichos países los productores no destruyen y contaminan el medio ambiente?, ¿no se supone que la lucha por salvar nuestro planeta es global? Y, más allá del tema ecológico, en el ámbito de la salud, ¿qué pasa con los productos fitosanitarios prohibidos en Europa por ser tóxicos cancerígenos y que utilizan en dichos terceros países y cuyos residuos nos comemos en los alimentos que importamos?, ¿no sería mejor apostar por nuestros agricultores y nuestra agricultura europea menos contaminante y más ecosostenible en base a mayores inversiones en conocimiento y tecnificación?

A mayor abundamiento, ¿por qué están arrancando fincas de árboles frutales para poner huertos solares mucho más contaminantes, destructores del suelo y del paisaje?, ¿por qué subvencionan los monocultivos no alimentarios, por ejemplo para producir biofuel, en tierras que tradicionalmente han producido alimentos?

De vuelta a casa, mientras ceno, pongo el televisor y veo que están hablando de la España vaciada. Vaya por Dios. Escucho con interés el mensaje sensiblero y reiterados de pobrecitos los que se quedaron en el campo solos y abandonados, mayores de edad, y con escasas infraestructuras y servicios. Y se pregunta el locutor ¿quién se ocupará ahora de cuidar el campo y el monte, sin agricultores ni ganaderos?; ¿qué pasará ahora con los usos y costumbres tradicionales, con la cultura rural popular? Pero callan que, precisamente, una de las principales causas del abandono del campo por sus habitantes es la disminución continua de sus rentas a causa de las dificultades propiciadas durante los últimos años por políticas agrarias europeas difíciles de comprender.

Porque resulta evidente que, al igual que no puede haber un jardín sin jardinero, no puede haber un mundo rural sin agricultores y ganaderos que lo cuiden. Y esto es lo que no se ha abordado con políticas firmes de apoyo a la actividad agraria que permitiesen ganarse la vida dignamente siendo agricultor o ganadero, en vez de poner palicos en las ruedas y demonizar la actividad agraria como destructora del medio natural. Porque es cierto que, al igual que cualquier otra actividad productiva, ésta tiene un impacto negativo sobre el entorno natural, pero no es menos cierto que existe el conocimiento y los medios técnicos para que dicho efecto se reduzca al mínimo o, incluso, se elimine. Todo ello en el marco de los principios de la economía circular.

Hace no mucho oí una expresión que me resultó muy acertada para describir lo que está sucediendo y que aúna ambos problemas: el despoblamiento rural y el desprecio de la agricultura, y es "la España vacilada". Hay que ver cuánto ingenio tiene algunos.

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