Netflix está que trina por hacerse con los derechos de la telenovela turca protagonizada por los dirigentes de Ciudadanos y el Partido Popular, saben que serializar los desencuentros, despechos y traiciones que se viven en esas estructuras son ingredientes para un éxito comercial. Entramados que no dejan de dar giros inesperados y que no tiene nada que envidiar a la serie House of Cards; siguiendo el hilo de las sospechas, murmuraciones y hechos uno se percata de que la realidad supera a la ficción. Me lo estoy pasando bomba rastreando las señales de la demolición de Cs por parte del PP y los últimos impulsos de los desvalidos por sobrevivir.
Miquel González escribió hace un tiempo un artículo titulado 'El objetivo: que Ciudadanos no llegue’ en el que describe la estrategia del Partido Popular cimentada en que su rival no acudiera con vida a las elecciones municipales y autonómicas, es decir, que no tuviese la estructura suficiente para presentar candidaturas. Esa idea ha calado y triunfado a medias por parte de Carlos Mazón, puesto que el partido de Patricia Guasp y Adrián Vázquez tan solo ha presentado el 10% de las listas con las que concurrió en 2019. Sin embargo, el poco organigrama que no se ha desestructurado ha sacado fuerzas de flaquezas y ha conseguido presentar perfiles en determinados municipios en los que robarle votos al PP podría ser mortal para su llegada a las alcaldías. Eso mantiene nerviosos y sobreexcitados a determinados cargos de Mazón en la Comunidad Valenciana; han despertado de golpe del letargo en el que ya se veían amarrando el centro-derecha para su haber. Hace unas semanas hablaba con un dirigente del PP candidato de un municipio valenciano y pudiendo sentir su tensión en la voz y en la mandíbula a través de las ondas telefónicas me dijo: “Joder, los de Ciudadanos no saben ni morirse bien”; en ese momento los de Mamen Peris habían presentado a su candidato por ese municipio y dificultaban más sus ambiciones de ser alcalde. Están de uñas, el karma se lo ha devuelto.
Karma que para algunos ha sido invocado por el PSOE. Existe el rumor entre sus filas de que determinadas candidaturas de Cs están impulsadas entre bambalinas por los socialistas a cambio de un cargo si no se obtienen suficientes papeletas. No dejan de ser cuchicheos sin fundamento pero ha sido el consenso entre varios testimonios los que me han hecho tatuar con tinta la rumorología. Llamativo es que los mismos que se han ido al Partido Popular por un cargo acusen a otros de hacer lo propio pero en otro cortijo; le dijo la sartén al cazo, como se suele decir. El tiempo dirá si esas insinuaciones eran reales o meras elucubraciones disuasorias; el periodista Borja Negrete nos dejó una pista la semana pasada en VózPopuli al informar sobre los movimientos del PSOE para fichar a algunos diputados nacionales de Cs. Lo que es evidente es que las siglas se presentan en algunas circunscripciones sabiendo sus escasas opciones de conseguir representación, pero con el ánimo de perjudicar al máximo al PP arañando votos clave.
Cuando critico el transfuguismo no lo condeno porque esté auspiciado por el Partido Popular, lo rechazo porque representa la antítesis de la regeneración democrática; las ambiciones de unas almas deseosas de vivir de la política a cualquier precio. Lo haré venga de donde venga. Los ciudadanos libres tenemos la ventaja de no rendir pleitesía a ningún señor efímero y mortal. Si dentro de unos meses los que a día de hoy han criticado el clientelismo de un partido se dejan envolver por el del otro caerán en el mismo pecado del que creían haber recibido la indulgencia. Tengo la esperanza de que hay gente que sabe hacer lo correcto, espero no haberme equivocado cuando a un dirigente de Cs le confesaba que tenía la sensación de que en sus filas se habían quedado los buenos y que los temerosos eran los que habían abandonado el barco; sigo pensando lo mismo pero esas sospechas han inoculado en mí conciencia la virtud de la prudencia, la espera a que el tiempo ponga a cada uno en su sitio. Está en juego mi fe en los que conforman el sistema y mi creencia en que detrás de los claroscuros se escapa una luz de esperanza. Anhelo de que para algunos el arte de lo posible es un servicio y no un oficio.
A veces se corre el riesgo de convertirse en lo que uno más detesta.
