VALÈNCIA. La crisis de los microchips y la falta de componentes en varios momentos del pasado ejercicio azotaron con dureza al negocio de Ford España. Tanto es así que tras años de beneficio, la filial española de la multinacional estadounidense cerró 2021 con pérdidas por valor de 35 millones de euros frente al resultado positivo de 6,1 millones logrado el año anterior.
Y es que la escasez de material que en muchos momentos sufrió su planta en Almussafes obligó a tener que prolongar sucesivamente los ERTE y parar en muchos momentos la producción. Un escenario que también provocó un descenso en sus ventas, que cayeron un 17% en 2021 hasta alcanzar los 5.554 millones de euros, según consta en sus cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil.
Además, durante el pasado ejercicio, la multinacional invirtió un total de 99 millones de euros en inmovilizado, un 26,5% menos que en 2020, que fueron financiados, en parte, con fondos procedentes de sus operaciones de producción y distribución de vehículos, recambios y componentes.
Según consta en su memoria de gestión, el volumen total de unidades de la marca Ford matriculadas en España ese año fue de 47.044, lo que supuso una disminución del 13,2% con respecto a 2020. En concreto, fueron 30.541 turismos y todoterrenos mientras que se comercializaron 16.502 unidades, un 0,1% más con respecto al año anterior.
Lo cierto es que para Ford el ejercicio 2021 estuvo marcado por los constantes ajustes laborales en la factoría valenciana y una drástica caída de la producción. La crisis mundial de los microchips provocó un verdadero tsunami en el sector de la automoción con largas paradas en la fabricación de coches. De hecho, la producción de la planta valenciana llegó el pasado año a mínimos de volumen fabricado de hace nueve años.
Una merma en la actividad fruto de las numerosas paradas que se acometieron en las instalaciones valencianas por falta de componentes. Solo entre abril y julio de ese año se detuvo la fabricación durante 20 días, a los que se sumaron otros siete días de suspensión en los meses de verano y otros 33 fijados entre octubre y diciembre.
De esta forma, en 2021 la producción alcanzó los 168.426 vehículos, un descenso del 28% en comparación con el año anterior. Por modelos, en Almussafes se sacaron al mercado: 58.229 Transit Connect, 90.377 Kuga, 10.943 Mondeo, 5.012 Ford S-MAX y 3.865 Ford Galaxy. El 92% de la fabricación, es decir, 155.027 unidades, se exportaron a otros mercados.
Respecto a la producción de motores y componentes, se alcanzaron los 288.142 motores, un 16% más que en el año de la pandemia. De ellos, el 97% se exportaron fuera de España, mientras que se fabricaron 555.551 componentes mecanizados, un 22% más que el año anterior, de los que el 48% se exportaron fuera de España.
Como consecuencia de esta situación, el empleo se resintió y la planta acumuló Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de forma trimestral. Unos ajustes que dejaron tocada a una plantilla de unos 6.088 empleados empleados, casi 3.000 personas menos que hace cinco años, cuando llegó a los 9.000 trabajadores.
De cara a este 2022, la multinacional elude hacer previsiones dada la inestabilidad actual del mercado. Y es que a los efectos de la pandemia y la falta de componentes se suma la invasión de Ucrania. "El cierre temporal de ciertos mercados europeos y la ralentización de la economía hace que cualquier predicción sea igualmente muy volátil", afirman en su memoria de gestión.
En cualquier caso, la multinacional confía en la planta valenciana y, por ello, ha sido la instalación elegida para ensamblar sus nuevos vehículos basados en una arquitectura eléctrico de nueva generación. "Almussafes sigue siendo una de las instalaciones de producción más importantes y eficientes del sector en Europa y como especialista en vehículos de alto valor y complejidad", destacan en su informe de gestión.
A falta de la aprobación del producto y la inversión, la compañía estadounidense asegura que la planta de Valencia "comenzará a producir en esta década innovadores vehículos eléctricos y conectados", aunque todavía está por ver cuándo se iniciará esa transformación.