VALÈNCIA. El comité autonómico de Ciudadanos en la Comunitat Valenciana propuso el pasado martes a Fernando Giner como candidato de la formación a la Alcaldía de València para las elecciones municipales de mayo de 2023. Una decisión que, más allá de situar al partido naranja como el primero en hacer público quien será su cabeza de cartel, la forma en la que se produce su proclamación no supone buenas noticias para la formación.
Los estatutos de Ciudadanos regulan en su artículo 101 la necesidad de realizar primarias para elegir a los candidatos para las elecciones. En el caso de las municipales, el partido de Inés Arrimadas tiene la obligación de celebrarlas si el censo electoral de afiliados en la circunscripción electoral es superior a 350 afiliados. Una circunstancia que no se da en la capital del Turia, por lo que ha tenido que ser el propio comité -del que Giner forma parte- quien propusiera un aspirante.
En 2019, cabe apuntar, Fernando Giner se presentó como candidato a las primarias de Ciudadanos y obtuvo un 89% de los apoyos (175) y una participación del 38% de los afiliados, lo que supone que entonces el número de militantes que tenían se situaba en un total de 460 personas en la ciudad de València.
La cifra de ahora no hace más que confirmar el estado en el que se encuentra la formación de hundimiento progresivo. Una debacle que comenzó con las últimas elecciones generales, cuando pasaron de quedarse a menos de un punto del PP (a nueve escaños) y casi convertirse en el principal partido de la oposición, a dejar más de dos millones y medio de votos por el camino, perder 47 escaños y con media cúpula de la formación fuera del Congreso de los Diputados. Su representación se convirtió en testimonial: apenas 10 diputados en la Cámara Baja.
A su primera gran crisis en 2019, se sumó dos años más tarde otra originada por la propia formación: la fallida moción de censura en la Región de Murcia -donde gobernaban- derivó en una baja de afiliados masiva y fugas de diputados en cascada en diferentes autonomías. Todo ello ocasionó también una importante sangría económica para la marca y la posterior llamada de Arrimadas a apretarse el cinturón.
Más allá de las citas en las urnas, también en los procesos internos tras la salida de Albert Rivera de Ciudadanos quedó expuesta la hecatombe que vivían los naranjas: el partido en la Comunitat perdió cerca de 1.300 afiliados de 2017 a 2020, cuando tuvo que celebrar la Asamblea General para elegir a Inés Arrimadas como presidenta. Una situación a la que tampoco contribuyó el descontento de la militancia por que las primarias estuvieran trucadas.