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El último informe del Índice de Precios de los Alimentos de la FAO, correspondiente al pasado mes de febrero, arroja conclusiones preocupantes
MADRID. El pasado 4 de marzo, la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura) publicó su nota mensual que recoge el Índice de Precios de los Alimentos que elabora desde 2016 y las conclusiones son preocupantes. El informe correspondiente al mes pasado se situó en 140,7 puntos, un 3,9% más que en enero y un 20,7% superior al de febrero de 2021. Dicho dato supera en 3,1 puntos al máximo anterior de la serie, que se marcaba en febrero de 2011.
Esta tendencia alcista viene observándose durante 2020 y 2021 y se consolida ahora, y decimos que es preocupante porque no refleja el incremento del precio de los cereales, producido como consecuencia de la invasión rusa en Ucrania, en los últimos días de febrero.
A pesar de que en las últimas sesiones han cedido ligeramente los precios de maíz, soja y trigo, lo cierto es que están muy cerca de sus máximos históricos.
El aumento de los costes de transporte, la inflación energética, el clima extremo y la escasez de mano de obra son factores que vienen dificultando la producción de alimentos y, dentro de dicha producción de alimentos, los cereales suponen un componente muy importante, ya que trigo, maíz y arroz conforman el 40% de las calorías consumidas por la población mundial.
El trigo es el ingrediente principal del pan, uno de los alimentos básicos de la población mundial y es sin duda la materia prima que ha causado más agitación política, revoluciones y guerras en la historia reciente de la humanidad. Por ejemplo, la Revolución Francesa comenzó como consecuencia de una escasez de pan que le costó la desaparición a la monarquía francesa. Hace menos años, entre 2010 y 2011, disturbios sociales ocasionados por una subida muy fuerte del pan en Túnez y Egipto, fueron el catalizador de la 'Primavera Árabe'.
Rusia es el principal productor de trigo del mundo y junto con Ucrania generan más de una cuarta parte de las exportaciones mundiales. También entre ambos exportan una quinta parte del maíz. Obviamente, la guerra hace que -por unas u otras causas- esa producción no llegue a los mercados, algo que confluye con unos elevados costes de los carburantes, una población mundial que crece a un ritmo de veinte millones de personas por trimestre y otros condicionantes como la sequía en países productores como Brasil y Estados Unidos. Todo ello hace que los precios de esos alimentos básicos se disparen y que no sean accesibles a una buena parte de sus demandantes.
Algunos gobiernos como los de Hungría, Indonesia y Argentina han impuesto barreras comerciales a las exportaciones de productos agrícolas en un intento de garantizar el suministro local. Rusia está haciendo lo mismo. Estas medidas proteccionistas podrían hacer que los precios internacionales subieran aún más. Es verdad que en muchos países los agricultores se plantean sembrar más, atraídos por los elevados precios, pero pasarán meses antes de que las nuevas plantaciones sean productivas. China y la India están intentando realizar compras de maíz y soja en Estados Unidos, contribuyendo al aumento de los precios.
Otro factor que está encareciendo la producción, y todavía puede hacerlo más, será la falta de nutrientes y fertilizantes. Rusia es el gran proveedor mundial y ha anunciado que reducirá las exportaciones, añadiendo nueva incertidumbre.
Trigo, maíz, soja, igual que otras materias primas, cotizan en los mercados de futuros, mercados en los que cualquier agente financiero- no sólo productores o demandantes- pueden actuar. Su dimensión es tan importante, que muchos inversores utilizan estos contratos como activos financieros para invertir o directamente especular.
Teniendo en cuenta que los procesos de fuertes movimientos en los precios atraen especialmente la atención de muchos inversores, el acceso de estos provoca también una sobredemanda adicional, que puede agravar el problema.
En el siguiente gráfico se observa la evolución del precio del futuro del trigo en el mercado CBOT en velas diarias. Como se ve, desde los últimos días de febrero se produce un aumento fuerte del precio, del volumen negociado y de la volatilidad diaria, con importantes variaciones entre el máximo y el mínimo del día, y con algunas sesiones en las que el mercado permaneció suspendido ante las fuertes variaciones.
En las últimas sesiones se ha visto una ligera flexión en los precios, ya que parece que algunos de los barcos que transportan el producto para los mercados exteriores están de nuevo en ruta. Todo ello después de que el tráfico de buques se hubiera detenido en la zona del Mar Negro, ya que tanto la seguridad de las naves y sus tripulaciones como las primas de los seguros, hacían que muchos armadores se planteasen llevar allí sus barcos.
No obstante, vemos lejos el momento de una normalización de la situación, que permita volver a tener una estabilidad en los precios. Veremos qué ocurre cuando la población de países importadores -como Egipto- sufran en sus carnes un fuerte aumento de los precios del pan.
Antonio Castelo es analista de iBroker