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entrevista al investigador valenciano ganador del Premio Oliver E. Buckley

Jarillo-Herrero: "Me gustaría hacer en València un instituto de materiales cuánticos de altísimo nivel"

(Foto: MIT News/Bryce Vickmark)
27/10/2019 - 

VALÈNCIA. "Para mí el sábado es un día de la semana súper chulo y el lunes también. Ningún día de la semana es un dolor de cabeza". Así define el físico valenciano Pablo Jarillo-Herrero (1976) lo que siente al poder investigar en uno de los centros más prestigiosos del mundo, el Massachusetts Institute of Technology (MIT)Jarillo-Herrero, volcado en descubrir las claves de uno de los materiales que más ha dado que hablar en los último años, el grafeno, continúa acumulando distinciones en su ya reconocida carrera. 

De hecho, esta semana se daba a conocer un nuevo reconocimiento tras recibir el Premio Oliver E. Buckley de Materia Condensada 2020, otorgado por la Sociedad Americana de Física (APS). Entre sus otras muchas distinciones, en 2012 recibió en Estados Unidos el galardón presidencial para jóvenes científicos (Pecase) de la mano del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Licenciado en Física por la Universitat de València, con estudios de posgrado en la Universidad de California (EEUU) y un doctorado en la Universidad de Delft (Holanda), Jarillo-Herrero es el primer español que gana este premio tras el descubrimiento en 2018 junto a su grupo de investigación de la superconductividad del grafeno. 

Una nueva cualidad que aparece superponiendo dos láminas de este material y girándolas, lo que permitiría transmitir electricidad sin pérdidas, acción que actualmente solo es posible a temperaturas muy bajas. Jarillo-Herrero también explica a Valencia Plaza que una de sus aspiraciones es poner en marcha un instituto de materiales cuánticos en València, misión para la que buscará financiación de la mano de Net de Gerrers.

- Ha acumulado numerosos premios en su trayectoria, pero parece que este le hace especial ilusión.

- La verdad es que es un gran honor. Es el premio más prestigioso del mundo en mi campo de la física, de la materia condensada. Es un reconocimiento muy grande al trabajo de mi grupo de investigación, de mis estudiantes y de mis postdoctorados. Estoy muy contento y ha llegado muy pronto tras nuestro descubrimiento. Además, soy el primer español al que le dan este premio. Muy contento y con ilusión de que anime a mucha gente en España que esté haciendo física a aventurarse en la materia condensada, que creo que es un parte muy bonita. 

- ¿En qué momento entra en su vida el grafeno? Porque también es culpable de este premio.

- Empecé con el grafeno en el año 2006. Al poco de finalizar mi doctorado estaba trabajando en un material parecido: nanotubos de carbono. Es un material muy interesante que se conoce desde los años 90, comparte algunas propiedades con el grafeno pero enrollado en un cilindro. El primer aislamiento del grafeno se produjo en 2004-2005, justo cuando yo estaba acabando mi doctorado. Me pareció tan bonito y vi unas propiedades tan fantásticas que decidí que quería trabajar con él y desde 2006 gran parte de mi trabajo ha sido con el grafeno. 

-Se han creado muchas expectativas alrededor de este material. ¿Veremos resultados reales a corto plazo?

- A corto plazo probablemente no. Todavía es muy pronto para que haya aplicaciones. La gente es impaciente. Internet, las apps... vamos acelerados. En el campo de materiales nuevos y tecnologías es habitual que pasen 40 o 50 años desde que se hace un descubrimiento fundamental hasta que hay aplicaciones serias en tecnología, y el grafeno se descubrió apenas hace 14 o 15 años, por lo que todavía es un poco pronto para que haya grandes aplicaciones. Todavía queda mucha investigación básica por hacer y mucha investigación aplicada previa a poder realmente utilizarlo en aplicaciones comerciales.

"Parte de la comunidad científica y de ingenieros ha creado unas expectativas poco realistas con el grafeno"

Para cuando los ingenieros ya tienen un prototipo muy claro, normalmente todavía faltan 10 o 15 años para llegar a las aplicaciones concretas. El ejemplo que yo siempre pongo es el del silicio. Los primeros conductores con los que se hicieron transistores ni siquiera eran silicio, sino germanio. Pero se tardaron entre 30 y 40 años en tener transistores como los que entendemos hoy en día u ordenadores que hacen algo útil y que tiene todo el mundo en su casa. Hay que hacer mucho trabajo todavía con el grafeno y quizá parte de la comunidad científica y de ingenieros han creado unas expectativas poco realistas de cómo de rápido puede progresar esto.

- El descubrimiento de su grupo fue el de la superconducción. ¿Qué ha supuesto?

- De momento es un descubrimiento que principalmente tiene valor como conocimiento fundamental. Es un comportamiento que no se sabía que el grafeno podía exhibir y lo hace de una manera bastante espectacular y con unas características que son parecidas a otros materiales superconductores que son de alta temperatura y que no se entienden. Entonces, se piensa por un lado que nos ayudará a entender esos materiales y si entendemos la superconductividad mejor quizá podamos mejorar otros superconductores que sí superconduzcan las temperaturas más altas, la temperatura ambiente, y eso supondría una super revolución tecnológica. 

Desde un punto de vista más de ingeniería, lo que podríamos decir es que hemos hecho un transistor superconductor. No hay muchos de este tipo y a largo plazo se pueden generar dispositivos interesantes para computación cuántica, detectores de fotones y en general dispositivos cuánticos para información de interés. Pero no creo que hasta dentro de 30 años pase algo en este sentido. 

- ¿Qué aplicación se le podría dar al grafeno en el día a día?

- De manera potencial hay muchos usos para los que el grafeno y otros materiales bidimensionales se pueden utilizar. La cuestión es que tiene algunas propiedades bastante únicas que a muchos les hace pensar que deberían poder utilizarse en determinadas aplicaciones, pero todavía queda mucho trabajo de aplicación básica para entender mejor los materiales en sí y ver cómo incorporarlos a tecnología actual o cómo hacer tecnología nueva.

"Hay gente está pensando en utilizar el grafeno en tejidos inteligentes"

Hay gente que ya está pensando en utilizar esos materiales bidimensionales en hacer tejidos inteligentes, que puedan incorporar electrónica. La razón es bastante fácil. Estos canales te los puedes imaginar como una sábana, solo que más fina. Son materiales que conducen la electricidad y que tienen propiedades similares y semiconductores. Son materiales flexibles. Una sábana la puedes estirar, no es fácil de romper y la puedes doblar fácilmente. Estos materiales son así y podrías incorporar electrónica en los tejidos pero es algo tan nuevo que todavía se tiene que desarrollar. 

- ¿Y algo que esté más cerca de ser realidad?

- Algunas aplicaciones que quizá estén un poco más cerca y que conozco son prototipos de cámaras de infrarrojos que podrías poner en un coche para ver a través de la niebla o cuando llueve mucho, porque la radiación infrarroja penetra mejor la niebla que la luz visible. Yo ya he visto prototipos que tienen buena pinta. Cuando pasa esto todavía faltan cinco o diez años hasta que lo puedas instalar en las cadenas de producción de tecnología. Y como esto muchas otras cosas. En el caso del grafeno son tan únicas sus propiedades que en muchos casos hay que desarrollar tecnología completamente nueva para hacer uso de ellas.

-  Ahora que ha descubierto esta propiedad de la superconducción, ¿cuál es su reto a día de hoy?

- En mi grupo normalmente hacemos física fundamental. Yo siempre le digo a la gente que somos exploradores. Les doy a mis estudiantes un machete de la selva para cortar y a ver qué encontramos. A nosotros lo que nos atrae es básicamente la física fundamental: nuevas propiedades, nuevos fenómenos, y una vez los encontramos nos gusta aprender más sobre esas propiedades, saber mejor cómo se comportan los materiales, pero normalmente las aplicaciones las dejamos para los ingenieros. 

"Yo siempre le digo a la gente que somos exploradores"

Una vez entendemos mejor las propiedades de los materiales tengo bastantes colaboraciones con ingenieros, pero digamos que son ellos los que llevan la batuta. Están más cualificados para investigar las aplicaciones posibles, colaboran con empresas y de ahí puede salir algo. 

- Investiga en el MIT, uno de los institutos más prestigiosos del mundo. ¿Podría haber algo así es España?

- En España también se hace investigación a nivel fundamental, lo que pasa es que la tradición científica española no está tan arraigada como en Estados Unidos. Hoy en día hay grupos puntuales en España, incluso algún instituto de bastante prestigio a nivel internacional, pero no existen instituciones o universidades en España como MIT, Harvard o Stanford con esa tradición de siempre estar apostando por la excelencia más alta, por la meritocracia. Porque la gente que está más cualificada y que tiene más ganas de trabajar esté en las posiciones de profesor y de investigador, y que se recompense la trayectoria científica y esa valía.

"Hay otras áreas en España en la que estamos mucho más avanzados en meritocracia, como el deporte"

Hay otras áreas en España en la que estamos mucho más avanzados en meritocracia. Por ejemplo, en deportes. La liga española tiene equipos muy buenos a nivel mundial y alguno de los mejores equipos están en España. En tenis tenemos también una tradición tenística muy sólida y siempre se apuesta por gente buena y joven. Esto, en la investigación científica no está tan presente. La sociedad no valora tanto la ciencia como otras actividades. Los 40 años de dictadura supusieron un retraso enorme en nuestra incorporación a la tradición científica mundial y todavía estamos pagando un poco por ello. Pero hay algunos institutos puntuales que lo están haciendo muy bien y que están apoyando a gente joven y seria, muy cualificada. Los españoles somos igual de listos en otros sitios que en España. 

-¿Le gustaría poner en marcha un instituto de excelencia en València?

-De momento está más en el apartado de aspiraciones. A mí me haría mucha ilusión que en España y en València, porque soy de València, hubiera un instituto de materiales cuánticos potente de nivel mundial, pero eso requiere un apoyo muy grande tanto de instituciones públicas como de dinero privado para poder hacerlo, porque para hacer algo de calidad mundial necesitas unos recursos muy grandes. Por analogía de nuevo, si quieres hacer un equipo como el Real Madrid, como el Barcelona o el Valencia necesitas muchos recursos y eso es algo que no es fácil. A mí me gustaría hacer un instituto de materiales cuánticos de altísimo nivel. No es una sede del MIT en Valencia, pero sí podría ser algo en colaboración muy fuerte con ellos.

"Si quieres hacer un equipo como el Real Madrid necesitas muchos recursos y eso es algo que no es fácil"

MIT ha hecho ese tipo de colaboraciones en el pasado con otros países y otras ciudades y está dispuesta a poner la experiencia y ayudar logísticamente, pero los recursos tienen que venir del sitio donde se crea la institución y eso es algo que necesita mucho apoyo. En València y en España hay muchos recursos privados potenciales. No hay tanta tradición filantrópica de apoyar la investigación básica como en otros países como Estados Unidos, pero si esto es algo que la ciudad aprende a valorar, que el desarrollo científico básico es fundamental para el desarrollo tecnológico y el bienestar a largo plazo, pues es algo que con un poco de suerte, si la gente se anima junto a las instituciones y se suman a la investigación de élite estaría genial. Y yo, como valenciano, trataría de apoyarlo al máximo porque es algo que me parece fundamental para el desarrollo de un país. 

- ¿En qué momento se encuentra esta aspiración?

- Es una cosa que está muy a nivel inicial de hablar, de decir que estaría genial tener esto en València. Si todos pensamos que estaría genial hacen falta recursos y estamos en ese nivel muy preliminar. No quiero que se creen expectativas porque es una cosa que requiere muchos recursos y que hay que hacerlo de manera seria. Si hay mucho interés se podría mover muy rápido pero es necesario cuidar los detalles y ver que todas las partes involucradas apuestan de forma seria. Hay mucha gente ilusionada y es una oportunidad que tiene sentido perseguirla ahora dado mi particular interés en este proyecto y que no hay muchos valencianos en el MIT que tienen la posición de ayudar. 

- La situación de los investigadores en España no es la más idónea. ¿Habría que ponerle remedio?

- A mí me gusta bastante el sistema americano, en el que cuando uno acaba el doctorado y tras un periodo de investigación postdoctoral le llaman como profesor asistente, que es un periodo de entre cinco y siete años en el que tú eres fijo y que se te evalúa si puedes hacer investigación a nivel muy alto. Se trata de un proceso de evaluación muy duro y muy crítico en el que si lo pasas se te hace permanente y si no lo pasas se te invita a que te vayas a otro sitio. 

"Me gustaría mucho ayudar a España a nivel científico"

Yo creo que es importante que haya ese periodo de evaluación, que cuando se te contrata primero se vea si realmente puedes hacer investigación a un nivel muy alto. Pero después del periodo de prueba lo normal es que tengas una estabilidad y eso es lo que se hace en Estados Unidos y se empieza a hacer en Europa. En España es un sistema híbrido, se empieza a hacer en algunos sitios, pero en la universidad pública normalmente no se hace así y me parece que es un sistema bastante bueno. Solo los mejores siguen investigando. La gente que no ha podido demostrar un nivel elevado para la investigación puede dejar espacio para que otra gente más joven con ambición y ganas entre a hacerlo.

- ¿Qué supone trabajar en el MIT?

- Yo lo considero un privilegio. Para mí el sábado es un día de la semana súper chulo y el lunes también. Ningún día de la semana es un dolor de cabeza. Me gusta lo que hago, el grupo de investigación es fantástico, tengo colegas motivados, cuando uno es tan afortunado tiene una gran responsabilidad con el resto de la sociedad y a mí me gustaría mucho ayudar a España a nivel científico. Me gustaría mucho intentar ayudar a la sociedad científica española y formar la base para un desarrollo tecnológico y de bienestar a medio y largo plazo. Que sociedad y política lo valoren. 

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