VALÈNCIA. El primer año de un nuevo mandato no suele deparar demasiadas emociones políticas. Constituye más una etapa de continuidad -si sigue el mismo gobierno- o de adaptación -si ha entrado uno nuevo- tras el desgaste de los meses previos a la campaña electoral. Después de la intensidad de los preparativos para afrontar ese último domingo de mayo de comicios llega el bajón posterior y la aclimatación a sus resultados.
En la vida de los partidos tampoco acostumbra a haber, en esa etapa, demasiados vaivenes más allá de las retiradas de algún alcalde que ha perdido el cetro -como el de València, Joan Ribó, o la de Carlet, Lola Navarro- o de aspirantes que se quedaron con las ganas -como el candidato del PP en Moncada, Vicente Valverde; o su homónimo de Sueca por Compromís, Vicent Baldoví-. Los congresos para enfilar a futuros líderes provinciales y locales tienden a quedar para mitad de mandato.
No obstante, en este 2024, todavía sin cumplirse nueve meses del actual periodo de mando local a contar desde el 17 de junio de 2023, el PP ha renovado sus dirigentes comarcales y hasta el mismísimo Ximo Puig será relevado como secretario general del PSPV con una antelación extraordinaria.
En la escala local han emergido y fructificado dos mociones de censura que han permitido al PP pasar de 94 a 96 alcaldías en la provincia al elevar la vara de mando Sergio Vilar (Montserrat) y Juan Carlos Roses (Albaida) a costa de PSPV y Compromís, respectivamente.
Estas dos formaciones han tratado de cerrar filas asentando gobiernos de coalición en localidades -quedan muy pocas- en las que pudiendo pactar y dirigir sus municipios conjuntamente no se pusieron de acuerdo antes de los plenos de investidura de junio de 2023.
Así, este año Compromís se ha incorporado (en una decisión con algo de crítica interna hacia su única concejala, Isabel Montaner) al ejecutivo de l´Eliana que dirige el socialista Salva Torrent para, con los ocho ediles de este, asegurar una mayoría absoluta.
Y hace escasas semanas ha hecho lo propio en Alaquàs, donde sus concejalas Marta Murciano y Yasmina Pérez han asumido delegados de gobierno y han asentado la dirección de Toni Saura, del PSPV, en un municipio, el citado de l´Horta Sud, donde nunca ha logrado gobernar el PP.
Y la réplica de las dos formaciones que sustentaron los ya históricos y extintos Botànic I y Botànic II podría haber ido mucha más allá si hubieran logrado el caldo necesario de una moción de censura que llevan meses macerando. Casi la tenían cerrada. No obstante, pese al sigilo, tendrán que esperar.
Carcaixent constituye la joya de la revancha. Compromís -con cambio de cartel electoral por medio- perdió esta alcaldía en mayo al bajar dos concejales. O el PP la ganó al subir otros tantos, con su candidata, Carolina Almiñana, al frente. No obstante, gobierna con una exigua mayoría simple de seis sobre 21. Muy lejos de los 11 ediles que otorgan la absoluta.
PSPV y Compromís suman ocho (cuatro por formación). El problema tanto para estas dos formaciones como para el PP consiste en que la única manera de lograr un acuerdo de gobierno mayoritario o de moción de censura consiste en juntar a su causa a los cinco ediles de Units per Carcaixent.
Difícil conseguirlo, ya que el partido local nacido en 2015 y liderado en el consistorio por Ana Calatayud tiene desavenencias, ya sea personales o ideológicas, con ambos, y busca un proyecto local. Los cantos de sirena de PSPV no han logrado doblegarlo del todo, como tampoco al indómito y mítico Ulises en su épico retorno a Ítaca. De momento, ya que esperan conseguirlo en el futuro. Con el desgaste del tiempo o la proximidad de las elecciones. Y para ello deberían de vencer las reticencias de Compromís.
El PP de Almiñana centra sus esfuerzos en aprobar los presupuestos municipales para este ejercicio antes de finales de abril. De lograrlo habrá dado un paso importante en su permanencia en el gobierno local. Le toca ir año a año mientras Units per Carcaixent se asienta como uno de los grandes impulsores de la Unión Municipalista que lidera el alcalde de Nules, David García.
Compromís y PSPV no se rinden, como tampoco lo hacen en Quatretonda, con el PP en gobierno minoritario y compromisarios y socialistas en una oposición mayoritaria que no se pone de acuerdo.
O en Favara, con la alcaldía en minoría para Compromís y los tres ediles socialistas sin acabar de entrar a asumir delegaciones. Todo esto ocurre con nueve meses pelados de mandato y tres años largos por delante. Con muchas emociones locales previsiblemente por vivir.