VALÈNCIA. La temporada de lluvias activa la alerta de muchos municipios de la provincia de València que comparten una problemática común: el riesgo de inundabilidad. Los desbordamientos, el cierre de carreteras y los daños materiales se han convertido en consecuencias recurrentes para las que deben estar preparados. Por eso, cada año los ayuntamientos activan protocolos de prevención que doten de seguridad a sus pueblos, dentro de unas competencias limitadas.
Una de las localidades que más sufre los efectos negativos del temporal es Aldaia. El temor colectivo se apodera de las calles de esta población de l’Horta Sud a medida que el agua cae con fuerza y comienza a llenar el barranco de la Saleta. Este atraviesa el término municipal y es el responsable de continuos desbordamientos que paralizan por completo la vida de la ciudadanía.
El último incidente tuvo lugar a mediados de este mes, dejando como resultado unas cifras de 200 litros por metro cuadrado en cuestión de horas. Unos datos que, a pesar de su gravedad, no son lo alarmantes que deberían porque suponen un episodio más de la problemática histórica a la que se enfrenta el municipio. Desde hace 40 años se reclama un desvío definitivo del barranco que parece no llegar nunca. Tal y como publicó Valencia Plaza, hasta ahora tan solo se ha creado un desvío provisional que lleva parte del caudal hasta el barranco de Torrent, a través del cunetón ampliado de la carretera CV-410. Esta intervención ha sido de gran ayuda en los últimos tiempos, pero no es suficiente.
Según indican desde el Consistorio, a principios de cada año piden a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) el permiso para limpiar el tramo del barranco que atraviesa el casco urbano. Las tareas de adecuación y limpieza más exhaustivas se realizan en septiembre, mientras que el resto de meses se llevan a cabo trabajos de limpieza de imbornales, mantenimiento de infraestructuras, de canales y de desagües. Cuando llega una DANA, los diferentes departamentos -brigada de obras, policía, urbanismo- están en contacto para tomar medidas, como el cierre de alguno de los tres túneles principales que dan acceso y salida a la población.
Se centran en trabajos de prevención para minimizar el riesgo de las lluvias torrenciales, que se vuelven incontrolables debido a la falta de medios. El último episodio alentó al Ayuntamiento a solicitar ser declarado "zona catástrofica", una medida que también reivindicaron términos como Torrent, que registró 150 litros por metro cuadrado, y Manises. Con ello, buscan beneficiarse de las ayudas facilitadas por la Generalitat para conseguir reparar los daños en la vía pública, viviendas o cultivos agrícolas.
El agua de la Saleta arrasa por Aldaia e inevitablemente ataca a Alaquàs y Xirivella. De hecho, en este último episodio, se registraron más de 120 y 94 litros por metro cuadrado, respectivamente. En Xirivella, incluso cuando la lluvia es leve, sigue habiendo dificultades: "El barranco de la Saleta afecta a la zona del polígono de Virgen de la Salud. Cuando llega desbordado desde Aldaia viene un aluvión de agua que es difícil de gestionar; se suelen inundar los pasos inferiores", expresan fuentes municipales.
Con el fin de mejorar la situación, la Confederación Hidrográfica del Júcar ha adjudicado la redacción del proyecto "Acondicionamiento del barranco de la Saleta en el tramo Aldaia-Nuevo cauce del río Túria", que está en fase de redacción y tramitación ambiental. Esta forma parte de un proyecto mayor y se centra en dos actuaciones: el drenaje del barranco a su paso por Aldaia y Quart de Poblet y la creación de una vía verde que conecte con el Turia.
Asimismo, la CHJ ha informado a este periódico que prevén realizar actuaciones en el entorno del barranco del Poyo, "pero actualmente existen una serie de condicionantes que impiden iniciar los trabajos", afirman. "Este organismo, dentro de sus competencias, está actuando para adoptar medidas que minimicen el riesgo de inundación en los municipios de entorno del Poyo y de la Saleta", subrayan.
En Quart de Poblet es el agua proveniente de Riba-roja -que tiene su origen en el barranco del Pozalet- la que descarga en la zona industrial y en los huertos, provocando las inundaciones, según indican desde el Ayuntamiento. Ante esto, el Consistorio ya tiene permiso para autorizar la instalación de Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS), un sistema innovador de permeabilidad que facilita la filtración de agua bajo tierra.
El municipio de Riba-roja, en Camp de Túria, también ha solicitado la declaración de zona catastrófica después de registrar más de 170 litros por metro cuadrado en solo tres horas. De nuevo, un patrón que demuestra que se trata de un problema compartido y que podrá repetirse en las próximas semanas.
El Carraixet atraviesa el término municipal de Bétera. En esta localidad, el Ayuntamiento cuenta con dos estaciones meteorológicas que permiten tener una información actualizada sobre el tiempo. Además, la Policía Local está en constante contacto con Emergencias para que, ante cualquier incidencia que pueda afectar a la crecida del barranco, se proceda a vallar y cortar los pasos al mismo. A su vez, según expresan fuentes municipales, el Ayuntamiento solicita a la Confederación la realización de actuaciones de limpieza y recogida de vegetación arrastrada.
Asimismo, destacan la colaboración en la iniciativa "Mans al Riu" junto con la Fundación Limne y asociaciones locales como Ecobétera. Este mes, vecinos y vecinas se unieron para realizar labores de limpieza grupales.
Además, según informan, la Conselleria de Agricultura dirigida por Isaura Navarro ejecutará el Proyecto de Restauración Ecológica del Barranc del Carraixet, un proyecto a largo plazo que se centra en la restauración ecológica de ecosistemas degradados de esta zona que afecta a Bétera, Gátova, Marines y Olocau. La primera fase -hasta otoño de 2023- consistirá en la eliminación de especies invasoras en el barranco del Carraixet, mientras que la segunda -de 2023 a 2024- incluye la restauración ecológica del barranquet en Bétera con un presupuesto de 225.000 euros. Una de las ejecuciones previstas es la adecuación de una vía ciclopeatonal que una el casco urbano con el carril bici que conectará Bétera con Vinalesa a lo largo del barranco.
Por su parte, en Alboraia -donde desemboca el Carraixet- incluirán en el presupuesto de 2023 una partida para financiar con fondos propios la adecuación en una parte del tramo, ya que del resto se encargará la CHJ. En su caso, sus grandes dimensiones impiden generalmente el desbordamiento, pero, en ocasiones, la subida de la marea bloquea la salida del cauce al mar Mediterráneo.