MADRID. La renta variable mundial cerró 2022 con un descenso neto de más del 20%. Europa registró rentabilidades que oscilaron entre el -5% y el -20%, con caídas limitadas en el FTSE 100 debido a su favorable composición (petróleo, minería y sanidad). China y EE UU registraron descensos en torno al 20%, mientras que el sector tecnológico estadounidense registró la mayor bajada, que fue superior al 30%.
El endurecimiento monetario de los bancos centrales provocó una contracción de los múltiplos de valoración, lo que explica la mayor parte del descenso de los índices. El múltiplo de beneficios del índice MSCI ACWI ha caído de 18 veces beneficios a principios de 2022 a 14 veces en la actualidad. Esta contracción ha sido aún más acusada en el caso de los valores tecnológicos, sobre todo los estadounidenses, donde el múltiplo cayó de 34 veces beneficios a 22 veces. Las ganancias del MSCI ACWI se revisaron al alza un 4,0% durante el año y ahora se espera que aumenten un +5,5%.
Desde una perspectiva macroeconómica, la ralentización mundial continúa. Tras un repunte del 6% en 2021 y del 2,7% en 2022, el crecimiento mundial debería situarse este año en torno al 2%. En Estados Unidos y la eurozona, la actividad en el segundo semestre de 2022 fue más resistente, apoyada por el consumo y un mercado laboral boyante. El impulso del crecimiento, sobre todo en EE UU, limitará el impacto de la ralentización.
Las perspectivas para los próximos meses siguen deteriorándose a escala mundial, pero de forma menos pronunciada que hace unos meses. En la Eurozona, el crecimiento económico será negativo este año -en torno al -0,5%- y probablemente se mantendrá estable en Estados Unidos. China se beneficiará de la reapertura de su economía, pero la situación sanitaria podría volver a trastocar el crecimiento.
Así pues, se espera que continúen las revisiones a la baja de los beneficios empresariales para 2023, que son del -7,0% en los últimos ocho meses en el índice MSCI ACWI. Las expectativas siguen pareciendo elevadas -con un +5% para 2023-, dado el débil crecimiento de las economías occidentales y el aumento de los costes laborales. Si bien las empresas sorprendieron positivamente en 2022 en cuanto a su capacidad para subir sus precios, 2023 promete ser más difícil ante el descenso de la demanda.
En este contexto, mantenemos la cautela sobre la renta variable mundial. Somos más selectivos que nunca en nuestras inversiones y conservamos efectivo para invertir en los próximos meses. Adoptamos una postura prudente, dando preferencia al sector sanitario y al de telecomunicaciones. También preferimos determinadas acciones tecnológicas con valoraciones atractivas y un impulso alentador de los beneficios.
Thomas Dhainaut es responsable de renta variable de La Française AM