Nozomi Sushi Bar, con esa levedad ambiental donde las mesas podrían llegar a flotar, proyecta la imagen del estallido de la primavera japonesa. En realidad es de la primavera valenciana. Del tiempo —ya 2015, camino de los diez años— en el que una ciudad se daba chutes de autoestima en infinidad de bajos comerciales, de locales de comida. La València que ganó confianza, abandonó complejitos de tercera y decidió entenderse. Una ciudad que agarró los propósitos con sus manos y los hizo reales, solventes, duraderos en el tiempo.
Un cambio de rumbo
Todo eso lo representan bien Nuria Morell y José Miguel Herrera. Lo representaban entonces, y lo siguen haciendo hoy. Una pareja de abogados (a tomar viento togas y despachos) que de Japón hizo su cruzada. Cuando Sushi Home abrió (2007) como un intento incipiente, una manera de probarse a sí mismos, y cerró (2014), hecho local de culto, había transcurrido el tiempo suficiente como para convencer a toda una comunidad de que Morell y Herrera iban en serio. De la misma forma, para que ellos mismos se convencieran de que las circunstancias contextuales estarían a favor de su obra mayor.
Lo mejor que se puede decir de este Nozomi es que sigue siendo como aquel que vino a una Ruzafa que deslumbraba, antes de colmar su capacidad como barrio. La rectitud en las manos de Nuria Morell, la elegancia de José Miguel Herrera, son las mismas que soporta la fiabilidad de su proyecto: podrían haberse dejado llevar por el éxito dulzón, volverse majaras y querer maximizar los beneficios de ese patio japonés. No. Nozomi no iba de eso. Sigue sin ir de eso.
Referentes en la gastronomía
Que su propuesta pueda ser más como ellos quieren, con menos concesiones, que viren hacia lo que les pida el cuerpo —como acentúan en las últimas temporadas— solo puede decir que siguen emocionándose por aquello mismo que una vez dio sentido a abrir la casa del sushi en pleno barrio del Carmen, para después deslumbrar en Pere III el Gran.
Será difícil evaluar su influencia en el progreso valenciano para con la cocina japonesa, pero hay una evidencia clara: enseñaron que comer nigiris y sashimis no era una moda, que no era una frivolidad especulativa.
Con la pureza por bandera, respetan a quienes acuden a su sala buscando celebrar un día grande. Su previsibilidad es una de las mejores condiciones. Se dice poco que Nozomi es un sitio clásico de València, un elogio a la tradición. Porque nada es más tradicional que aquello que funciona tan inteligentemente que permite persistir en el método.
Por todo eso Nozomi se ha convertido en uno de los emblemas de la ciudad, y José Miguel y Nuria, en dos de las voces más autorizadas de la gastronomía (sin más adjetivos) en la ciudad de València.
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Plato destacado → Nigiri de salmón braseado con mayonesa y huevas