Un día el bueno de Juan Carlos de Manuel se molestó porque dije que los españoles teníamos el encefalograma plano y eso generaba en nuestra conciencia un prisma polarizador, un coste de oportunidad que hacía que escoger una opción u otra fuese determinante para dibujar nuestro esquema ideológico en el gráfico de Nolan. Cada día se suman más ecuaciones al algoritmo dogmático y ahora tenemos que elegir entre David Broncano o Pablo Motos para posicionarnos subliminalmente en un bando u otro; en Estados Unidos ser progresista o conservador lo determina tomarse un capuccino o un espresso, aquí en nuestra patria, que en sus castizas costumbres siempre ha estado ver la televisión a la hora de comer, todo se basa en los gustos de la caja tonta.
Desde que ficharon a David Broncano, aparte de rasgarse las vestiduras por el dineral que ha costado su reclutamiento (ojalá nos pusiéramos así con la cantidad de gasto político que tenemos), se ha emprendido una cruzada en la que se ha intentado convencer de que el fichaje del humorista no es más que un elemento más de la nueva inquisición posmoderna. Se empeñan, o más bien, nos empeñamos en llenar de dobleces lo que sobre el papel es un simple folio con análisis de audiencia: Televisión Española ha apostado por Broncano no por ser un agente en (des)cubierto de Pedro Sánchez sino para subir sus parámetros televisivos. No hay más. Que sí, que la trayectoria del cómico está marcada por sus inicios en grupo Prisa, pero si no fuese bueno, ya les digo yo que no hubiese existido ese espaldarazo. Lo más curioso de este frentismo fosforescente es que muchos de los que dicen que La Revuelta es una réplica izquierdista de El Hormiguero seguramente no hayan visto nunca en su vida La Resistencia y su nueva variante; compran en un tupper la opinión de los demás en el catering de opiniones preparadas, esa que al igual que la fast food tampoco hay que esmerarse en que esté muy elaborada.
Como se ha visto, para disgusto de los que no ven personas sino activistas, David Broncano se ha salido en su primera semana en antena. Y yo que me alegro, como decía aquel youtuber. En un mundo en el que se obvia cada día más el talento en las corporaciones tendiendo a fichar perfiles que únicamente cubran el expediente lectivo, hay que aplaudir el apoyo a los carismas mediáticos. Si quieres que la gente consuma tu producto tienes que tener a los mejores trabajando en él. Uno de los problemas que han tenido los medios de comunicación es que por motivos económicos han prescindido cada vez más de los activos que daban valor a su marca. Mi buen amigo David Jiménez critica en El Director los grandes honorarios que cobraban hace no tanto tiempo los columnistas, tarifas que superaban incluso a las del sueldo del director. Parece ser que ignoraban que los opinadores eran el gran reclamo de los periódicos, los que determinaban que los lectores comprasen uno u otro; conocido es el caso de los que escogían El País para sumergirse en la prosa castellana de Paco Umbral. Televisión Española ha hecho lo que muchos medios deberían hacer: poner toda la carne en el asador antes de que sean ellos los que sean pasto de la hoguera de las vanidades.
Se habla mucho en la Comunitat Valenciana de los bajos índices de audiencia de À Punt, y yo digo que ojalá nuestra cadena autonómica tuviese un Broncano, alguien que fuese capaz de levantar audiencias, algo que se buscó precisamente hace un tiempo con el fichaje de Ximo Rovira. Cuando Canal Sur ficha a Bertín Osborne entre otros no es para hacer cierto proselitismo como el programa animado de Nicolás Maduro, Súper Bigote sino para subir el share. No es ideológico, son solo negocios.
Als crims de quatre dones a Silla (Horta Sud), Elx (Baix Vinalopó), Massarrojos i Borriana (Plana Baixa) se suma l’aparició del cadàver d’un llaurador de Los Montesinos que podria tindre relació amb el cas