Hoy es 10 de octubre
VALÈNCIA. La calma no llega al proyecto para la antigua Estación Marítima de València. Después de la polémica que rodeó la adjudicación a la compañía belga Fosbury & Sons de la la gestión del recinto por 25 años para la puesta en marcha de un hub tecnológico -adjudicación que está recurrida en los tribunales-, la firma belga negocia ahora con la gestora de capitales valenciana, especializada en promoción inmobiliaria, White Investing la venta de la filial que se adjudicó la concesión y que aún no ha comenzado la actividad, según avanzaba este jueves Levante-EMV. Un movimiento que no deja en buen lugar a quienes apostaron por esta compañía en lugar de por la otra oferta que se presentó al concurso, liderada por un grupo de emprendedores valencianos con apoyo de Caixabank, la Asociación Valenciana de Startups y numerosos asociaciones y organismos públicos y privados.
Según ha podido confirmar Valencia Plaza, lo que hay ahora encima de la mesa es un preacuerdo entre la compañía belga y la gestora de capital valenciano White Investing por el que Fosbury vendería la sociedad que creó para optar al concurso a la firma de los inversores valencianos, pero se quedaría como gestor del activo y, por tanto, no saldría del proyecto. Es decir, una operación inmobiliaria por iniciativa del grupo belga, que evitará así realizar la fuerte inversión a la que se había comprometido. No obstante, la operación todavía no está cerrada y precisa de autorización del Consorcio València 2007. La fecha límite fijada por las partes sería este septiembre.
"Fosbury & Sons sigue en el proyecto", subrayan a este diario fuentes de la firma belga, que inciden en que en ningún caso van a desvincularse de él y lo que se pretende es "arraigar su propuesta a València" y conseguir un proyecto "más local y valenciano". Estas fuentes resaltaban, además, que nada está cerrado y se mantienen encuentros y negociaciones para profundizar en la propuesta. Tampoco existe "de manera formal" ninguna petición para el cambio en la gestión, aseguran fuentes del Consorcio València 2007 (CV07), gestor de la Marina, aunque sí son conocedores de este movimiento.
La jugada va más allá de la operación inmobiliaria, ya que White Investing ha contactado con la Asociación Valenciana de Startups y con los socios de la oferta que perdió el concurso para intentar atraerlos al hub con la condición previa de que retiren el recurso contencioso-administrativo que presentaron contra la adjudicación. La firma belga resolvería así dos problema a los que se enfrentaba cuando van a cumplirse dos años de la adjudicación sin que haya visos de una pronta puesta en marcha del centro: la posibilidad de una anulación de la adjudicación y la falta de clientes, dado el recelo existente entre las startups por las circunstancias en que se produjo la adjudicación.
"Ni la Concesión, ni el desarrollo de la actividad objeto de la misma son susceptibles de cesión, subarriendo o traspaso, ni acuerdo con terceros, salvo autorización expresa y previa del CV07", establecía el pliego de condiciones del concurso, que añadía que, para la autorización de esa cesión, "el tercero deberá acreditar los criterios de solvencia económica, financiera, técnica y profesional" fijados en el concurso.
Así pues, para que pudiera producirse el 'traspaso', la Comisión Delegada del organismo, integrada por Ayuntamiento de València, Generalitat y Gobierno central, debería de dar el visto bueno a la operación. De no ser así, habría que volver a convocar un concurso público.
Si se formaliza la venta, la adjudicataria sería la misma empresa pero con diferentes propietarios -situación asimilada a una cesión, según las bases del concurso-. Según las fuentes consultadas hay dudas sobre si el futuro nuevo propietario, White Investing, tiene la "solvencia económica, financiera, técnica y profesional" de la multinacional belga. Es cierto que Fosbury & Sons se mantendría como operador, pero falta saber si para la Abogacía del Estado, que recientemente frenó el cambio de uno de los socios de Veles e Vents para comprobar que el nuevo tenía esas condiciones, da el visto bueno a la operación.
Fue en noviembre de 2018 cuando Fosbury & Sons, resultó adjudicataria con su propuesta Valencia Innovation Bay al obtener una mayor puntuación en la parte económica con un canon escalonado frente a la presentada por Valencia Innovation District, empresa creada para impulsar la oferta valenciana a la gestión de la antigua Estación Marítima.
El proyecto elegido, diseñado por la arquitecta Santa Morro con propuesta gastronómica es de Tándem Gastronómico, busca "humanizar" la innovación y erigirse como un espacio de disfrute para toda la ciudadanía, según explicaban sus promotores. "Fosbury & Sons presentó una propuesta complementaria a la oferta emprendedora y tecnológica ya instalada en el entorno de la Marina de València, cuyo valor atrajo desde el primero momento a la compañía en su interés de presentarse al concurso", aseguraba la Marina en un comunicado el día de la adjudicación. “Queremos montar un proyecto local atractivo sobre una plataforma internacional fuerte”, señalaba entonces Violeta Garín, local manager de Valencia Innovation Bay.
Pero desde la otra oferta, respaldada por la Asociación Valenciana de Startups, no quedaron conformes con la formulación del canon establecido y elevaron la cuestión a los tribunales. Así, presentaron un recurso contencioso-administrativo contra la adjudicación, una cuestión todavía pendiente de resolverse que podría enturbiar el acuerdo para la entrada de los inversores valencianos.
Precisamente este importante condicionante es el que podría hacer saltar por los aires el acuerdo definitivo entre la firma belga y White Investing. Ante este panorama, la compañía valenciana intenta rebajar la tensión y ya ha mantenido contactos con representantes de Valencia Innovation District para acercar posturas. Y es que su idea es conseguir un proyecto global de capital valenciano que integre a la otra oferta para relanzar la antigua Estación Marítima como un verdadero hub innovador y polo del emprendimiento valenciano.
Pero todo ello será posible si no se retira el recurso que ahora mismo hay en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV). El principal escollo radica en la legalidad del canon escalonado ofrecido por la compañía belga. En concreto, Fosbury dividía en su propuesta la cuantía de los pagos en tres fases: del mes 7 al 12, un pago mensual fijo de 15.250 euros; el segundo año de concesión un importe mensual fijo de 20.950 euros, y a partir del tercer año, el importe mensual fijo ascenderá a 26.650. A ésta sumaba un canon variable del 1% sobre los ingresos de Fosbury & Sons Valencia a partir del año fiscal 2020.
Mientras, la oferta de Valencia Innovation District era de 15.833 euros mensuales durante toda la concesión. Habrá que esperar a la resolución de la cuestión judicial, clave para encajar el puzzle empresarial y dar entrada a la gestora valenciana que ya cuenta con un importante proyecto a sus espaldas: La Centrifugadora. Se trata de un espacio de coworking de 6.500 metros cuadrados en un inmueble construido en 1905 por la empresa Electra Valenciana. Ubicado en la calle Islas Canarias, el espacio tendrá una vía de acceso exclusivo y un gran jardín privado de 800 metros cuadrados.