VALÈNCIA. El debut del PP en unas primarias abiertas a la militancia concluyó este jueves con las espadas en todo lo alto. La pírrica victoria de Soraya Sáenz de Santamaría frente a Pablo Casado envía la decisión final sobre quién será el nuevo presidente al congreso del próximo 20 y 21 de julio, donde serán los compromisarios los que tengan la última palabra.
Las comparecencias de los distintos candidatos tras conocerse los resultados evidenciaron las tendencias de cada uno de ellos de cara a las próximas semanas. Casado -segundo a menos de un 3%- hizo guiños al resto de aspirantes, en especial a María Dolores de Cospedal, que fue la gran perdedora de la jornada pero con el 26% logrado y su capacidad orgánica militar puede tener la llave para decantar la balanza. Y es que conocida su histórica enemistad con la ex vicepresidenta del Gobierno, se abre para Casado un horizonte de optimismo para lograr auparse en el liderazgo.
¿Cómo deja esto al PPCV que lidera Isabel Bonig? Fracturado, lógicamente. Aunque la presidenta regional no se ha pronunciado en todo el proceso, sí lo han hecho las direcciones provinciales y el grueso de su equipo. Su apuesta, Soraya Sáenz de Santamaría, consiguió la victoria aunque con una diferencia -menos de 500 votos- poco abultada -ver resultados aquí- sobre Casado pese a tener al aparato de su lado y funcionando a pleno rendimiento.
Esto abre un escenario complicado de digerir para Bonig y su entorno. Más aún cuando ahora el siguiente paso se dirige a una batalla de compromisarios en la que apuntan a replicarse las presiones que se han vivido en los últimos días. Con una diferencia, eso sí, ahora solo hay dos candidatos y, el que hasta ahora era la mayor incógnita, Casado, ha demostrado que sí puede vencer.
Bien es cierto que resulta difícil concretar todavía cuál es la traslación en votos de militantes a compromisarios a lo largo y ancho de la Comunitat ya que, aunque también fueron designados este jueves, hay que puntear una a una las fidelidades y constatar que no pueda haber trasvases hacia uno u otro candidato.
Ahora bien, salvo sorpresa mayúscula, la gran mayoría de los compromisarios que estén del lado de Cospedal apoyarán a Casado. En la provincia de Valencia, los dirigentes que han amasado ese respaldo como el diputado Vicente Betoret, ya no tenían feeling con Bonig y su entorno, por lo que parece difícil que viren hacia Sáenz de Santamaría.
En grandes ciudades, donde se acumula un buen número de compromisarios, Casado tiene resultados algunos notables como la victoria en València capital y en Elche, lo que invita a pensar que buena parte de los delegados en estas localidades también estarán de su lado.
Por otro lado, el presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, mantiene buena relación personal con Casado pese haber tropezado en su apuesta por Cospedal, por lo que sus apoyos podrían trasladarse a esa candidatura. Y en la provincia de Castellón, donde el palentino ha ganado holgadamente, el líder Miguel Barrachina ya deslizó que se apoyaría a quien ganara en las primarias, por lo que reparto jugará a favor del citado candidato.
Una combinación de factores que dejan muy abierta la batalla de compromisarios en la Comunitat Valenciana y complican la neutralidad de Bonig. La presidenta regional deberá meditar si trata de poner orden, inclinarse por algún candidato o, como hasta ahora, permitir que los distintos referentes hagan la guerra por su cuenta sin intervenir.
Ahora bien, adopte la postura que adopte, parece tarea casi heroica lograr que, si no existe tregua en Madrid, ésta vaya a producirse en el PPCV, que acudirá fracturado a la cita congresual del 20 y 21 de julio.