VALÈNCIA. Estamos en un momento muy confuso, patrimonialmente hablando. La responsabilidad de invertir un patrimonio y hacerlo subsistir a los acontecimientos es una de las tareas más difíciles que existen. El principal objetivo de un patrimonio es conservarlo, evitando riesgos. Hoy en día, la aparición de la inflación hace que tomar una decisión de inversión sea aún más complicada. Simplemente por esperar, estamos perdiendo valor.
Las crisis no se repiten, en cada una de ellas ha habido resultados diferentes una vez superadas. En este sentido, hoy en día hay que seguir invirtiendo, puede que no sea el momento para los mercados financieros (aunque llegará), pero sí puede serlo para seguir construyendo la parte de economía real de un patrimonio diversificado.
El 'private equity' como activo nos aporta varias ventajas:
El auge que está protagonizando en los últimos años la inversión en fondos de 'private equity' se puede explicar por la necesidad de buscar mayores rentabilidades, con un riesgo ajustado y en un producto diversificado. Esto se hace especialmente necesario en el entorno de mercado absolutamente complejo en el que vivimos. Este escenario convierte a estos productos en una palanca para luchar contra la inflación ajustando el riesgo total del patrimonio.
Si hablamos de economía, hay que decir que la española es no cotizada en más del 90 %. Lo mismo pasa con la europea, que es no cotizada en más del 66 %. El tejido empresarial europeo y español está compuesto en su mayoría por pymes. Cuando un inversor busca replicar la distribución sectorial de Europa o España a través de los mercados financieros no lo puede hacer. Lo que nos ofrece el 'private equity' es la posibilidad de acercarnos al crecimiento de la economía, y a su distribución sectorial. Se trata, al fin y al cabo, de invertir en economía real. Con el 'private equity' conseguimos invertir en compañías con crecimiento potencial en el largo plazo, que reúnen características atractivas en sus diferentes sectores.
Tradicionalmente, la innovación, los sectores más pujantes y el crecimiento de la economía vienen a través del tejido empresarial de pymes. Por ejemplo, actualmente estamos en un momento de transformación tanto por el desarrollo de nuevas tecnologías como por la búsqueda de la descarbonización. Con el 'private equity' se puede participar de esta innovación.
Los inversores habituales en 'private equity' -fondos de pensiones, aseguradoras, gestoras, bancos y empresarios o familias- pueden acceder a inversiones empresariales, sin concentrarlo todo en un proyecto y sin tener que estar involucrados en la gestión. La situación en la que nos encontramos dibuja un buen momento para dar cuenta de estos activos, que pueden y deben ganar peso en los patrimonios.
Lógicamente, cuando hay opciones de obtener rentabilidades altas, también está la posibilidad de acumular pérdidas importantes. Por ello, el 'private equity' como activo ha de estar bien diversificado en un patrimonio, tanto por añadas como por tipo de activo.
En definitiva, la gestión de un patrimonio entraña una dificultad que requiere perseverancia y análisis, hay que estar abierto a escuchar y a adaptarse a las circunstancias. Por lo general, la manera en que los españoles hemos luchado contra la inflación es apoyándonos en inmuebles. Para conseguir que un patrimonio dure 100 años y que se mantenga en forma para las próximas generaciones, hay que apoyarse en todo tipo de activos y el 'private equity' es uno de ellos.
José Samper es director regional de Creand Wealth Management en Comunidad Valenciana y Murcia