El PSPV opta por no facilitar una investidura rápida de Mazón y evitó pactar en la Mesa de les Corts; Compromís da normalidad al cambio en la Generalitat y en el Ayuntamiento de València salvo por las críticas de algunos cargos
VALÈNCIA. La derrota electoral de la izquierda en las elecciones del pasado 28 de mayo no sólo ha dejado una crisis a la interna en el PSPV y en Compromís que ya se agrava más en el caso de los primeros que de los segundos. También una actitud diferenciada entre los hasta ahora socios en la Generalitat frente a la nueva situación. "Compromís ha asumido el resultado de los comicios y a los socialistas les está costando", resumen cargos de ambas formaciones.
Desde que se conoció el resultado de las urnas, ha habido dos tipos de reacciones por parte de estos partidos. Una se podría atribuir a la esfera puramente pública. Es decir, los posicionamientos oficiales de las formaciones y las declaraciones en redes sociales o en los medios de comunicación de los cargos. Otra ha sido la privada o menos pública: las reuniones con el PP para tratar asuntos como el traspaso de poderes en el caso del Ayuntamiento de València, la ronda de contactos iniciada con los populares para abordar la investidura de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat o las conversaciones para la composición de la Mesa de Les Corts. Estos son a priori, los tres grandes temas que se han tratado hasta la fecha tras los comicios. Y en los tres casos ha habido diferencias respecto a cómo han afrontado los socialistas los distintos escenarios frente a cómo lo han hecho los valencianistas.
Queda claro que tanto el PSPV como Compromís se tendrán que recomponer primero. Su función va a ser la de oposición durante los próximos cuatro años y han de reconstruir liderazgos y repartir los pocos cargos que tienen en comparación con aquellos con los que contaban estando en la Generalitat y el Ayuntamiento de València. Es lógico que, en su nuevo papel, ambos partidos ya lancen críticas a la derecha por posicionamientos, programa de Gobierno o primeras decisiones. Pero para aquellos que observan con ojo crítico los primeros pasos que se han dado y miran hacia adentro, existen estrategias que ya se tildan y ven como una "pataleta". Y apuntan especialmente a los socialistas.
Tras las elecciones, Mazón comenzó a reunirse con los partidos por orden de representación para pedirles su abstención en la investidura. Quedó claro que su socio preferente iba a ser Vox y que Compromís no iba a facilitar de ninguna manera que gobernara el PP. Pero lo intentaron en primer lugar con el PSPV. A aquella reunión con Mazón y los dirigentes populares Miguel Barrachina y Juanfran Pérez, el presidente de la Generalitat en funciones, Ximo Puig, no acudió en calidad de líder de los socialistas valencianos. En la de Compromís, sin embargo, sí lo hizo su cabeza de lista, Joan Baldoví, acompañado de Aitana Más, Vicent Marzà y Maria Josep Amigó.
Luego llegó el lío de la Mesa de Les Corts. En el reparto de los cincos puestos del órgano, la presidencia era para Vox en virtud del acuerdo con el PPCV para el Consell y los populares pasaban a ostentar dos. Los otros dos restantes eran reclamados por los socialistas, que consideraban que eran suyos por la representación obtenida y se negaron a cederle uno a Compromís. Apuntaban que les correspondían, si bien el artículo del Reglamento de Les Corts en el que se apoyaban para defender esta tesis tan solo definía las mayorías necesarias para que los nombramientos que se propusieran salieran adelante.
Lo que pocos se esperaban era que de cara al día de la constitución de la Cámara, el pasado lunes, los populares hubieran ya actuado junto a Compromís. Los primeros acabaron cediendo los votos exactamente necesarios (18) para que saliera adelante la candidata de los segundos a la Mesa, Maria Josep Amigó, en lugar de la del PSPV (Josefina Bueno). Desde hacía días venían anunciando que, a su juicio, el órgano rector del Parlamento debía ser un fiel reflejo de la representación obtenida en las urnas y, por ende, no eran partidarios de que Compromís quedara fuera a pesar de la negativa de los socialistas. La maniobra del lunes fue inesperada y descolocó por completo al PSPV. Las caras de los socialistas en aquella jornada fueron un poema, como el niño al que le quitan un caramelo, y las reacciones más inmediatas fueron llamar a Mazón "ladrón".
Así y todo, más allá del ya narrado descontento interno por el malestar de que el único puesto de cuota socialista en la Mesa finalmente haya ido para la consellera de Justicia en funciones, Gabriela Bravo, el cabreo también se extiendió a la propia estrategia del PSPV. Dentro del partido existen voces críticas que consideran que tendrían que haber sido capaces de pactar y no haber quedado en esa posición de "ridículo".
Algo similar sucede con la actitud por la investidura de Mazón. El líder del PPCV dijo desde el primer momento que su prioridad era acelerarla una vez ya anunciado el pacto con Vox. Desde la constitución de Les Corts comienzan a correr una serie de plazos que figuran en el reglamento de la Cámara y que, en función de cuándo se constituyan los grupos parlamentarios, son más cortos o más largos para celebrar el pleno de investidura. La fecha límite es el próximo jueves 6 de julio y todos los grupos menos el PSPV lo harán con anterioridad –cuentan con 8 días hábiles–.
Mientras los populares y Vox ya han efectuado el registro, Compromís lo hará el próximo lunes o martes, según confirman fuentes del partido, porque su intención es ponerse a trabajar "cuanto antes" en hacer una "oposición dura". El hecho de que los socialistas no registren su grupo hasta el jueves –de acuerdo a lo que manifiestan por ahora– supone la práctica imposibilidad de que la investidura de Mazón sea antes de la semana de las elecciones del 23J. Los populares sí podrían adelantarla unas pocas jornadas, pero forzando el reglamento, de lo que no parecen partidarios. Así que ante la incapacidad de que la sesión de la que salga el nuevo jefe del Consell se celebre la semana del 10 de julio, el PPCV acusa directamente de boicot al PSPV y de falta de respeto hacia las instituciones y su correcto funcionamiento. Mazón llegó a pedir a Puig que no se "aferrara al sillón" y le diera ya paso tras el resultado obtenido en las urnas.
No son los únicos críticos. Una vez más, y aunque el posicionamiento oficial del PSPV es el que es, dentro de las filas socialistas hay quien no comprende el hecho de que no se facilite un relevo en la Generalitat rápido y al que se dote de normalidad. Desde Compromís, además, califican de "infantil" la actitud de los que hasta ahora eran sus socios de Gobierno.
Con sus particularidades, pero un escenario similar se da en el Ayuntamiento de València. María José Catalá ha agradecido al hasta ahora alcalde, Joan Ribó, su buena predisposición para un relevo sencillo. Los populares reconocen que los contactos han sido cordiales y de "lealtad institucional". Hasta con cuestiones que probablemente irán acordando. "Con sus críticas en redes sociales y las salidas de tono habituales de algunos, pero todo se ha desarrollado con normalidad", señalan. Cosa que no dicen de los socialistas comandados por Sandra Gómez. Apelan a la diferencia de trato recibido a la hora de hacer el traspaso de poderes en las semanas previas a la constitución del Ayuntamiento. Un análisis crítico que, incluso, algunas voces de Compromís comparten. El PSPV, no obstante, defiende que se han puesto a disposición de los nuevos concejales en todo momento.