VALÈNCIA. El alcalde de València, Joan Ribó, congregó este miércoles en el Ayuntamiento a numerosas entidades vecinales, sociales y ecologistas contra la polémica ampliación del Puerto. Desde la Comissió Ciutat-Port -la que más ha batallado contra la operación portuaria- hasta Joventut pel Clima, pasando por la Federación de Vecinos y otras asociaciones de los barrios marítimos, Acció Ecologista-Agró, Per l'Horta o Ecologistes en Acció. El primer edil consiguió un frente común contra las intenciones de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV9 en el hemiciclo consistorial acompañado de otros tres concejales de Compromís: el vicealcalde Sergi Campillo -Ecología Urbana-, Giuseppe Grezzi -Movilidad Sostenible-, y Luisa Notario -Gestión de Recursos-.
En el encuentro, que sirvió para sumar todas las voces contra el avance en la ampliación portuaria iniciado en 2012 con la declaración de impacto ambiental del año 2007, el alcalde avanzó que solicitará formalmente en el próximo Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria la realización de una nueva Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para el proyecto de finalización de la ampliación norte, tal como ha estado pidiendo en numerosas intervenciones.
Ribó dijo tener la obligación de "defender los intereses de la ciudad" y haber conocido "si no de primera mano, bastante directamente, toda la problemática de este proyecto, que ha ido cambiando al largo del tiempo", y de ahí que solicite la nueva DIA. Puertos del Estado determinó a principios de abril que la DIA de 2007 sigue vigente y descargó en la Autoridad Portuaria la necesidad o no de encargar una nueva evaluación ambiental del proyecto. Esto, huelga recordar, motivó que la Comissió Ciutat-Port avanzara su disposición a acudir a los tribunales, que recabó el apoyo de los partidos de Podem y Compromís.
En este sentido, Ribó reiteró este miércoles ante las asociaciones y entidades que "estamos ante un proyecto modificado", lo cual ha provocado "una carencia de materiales sólidos para hacer todo el recubrimiento" y que "eso tiene un problema medioambiental". Pero entre la "serie de riesgos" que entraña el proyecto, incidió, "por encima de todo" se encuentra el de la movilidad: "Si van a llegar varios millones más de contenedores, algunos de estos se deberán desplazar". Y Ribó rechazó que esto suponga un mayor movimiento de vehículos en el Cap i Casal.
"No puede suponer, como está en el estudio inicial, el hacer un acceso norte como se plantea" y figura en el estudio al que ha tenido acceso, ya que esta cuestión afecta, "si no a València directamente, también a todo el área metropolitana". De ahí que insistiera en la necesidad de cambiar la perspectiva y "aprovechar" la coyuntura para que el Puerto "haga una apuesta por el tren de una vez por todas". También se refirió a la afección a las playas del sur, por lo que se preguntó "de dónde vendrán los 1.300.000 m3 para recubrir la famosa ampliación", y ha puesto el foco en la "afección paisajística sobre la gran playa de València".
Destacó la presencia exclusiva de concejales de Compromís, no así de los socios del gobierno municipal, los socialistas que dirige la vicealcaldesa Sandra Gómez. El alcalde remitió a las diferentes organizaciones una carta para convocarles a la cita. En el grupo socialista señalan que no fueron invitados al encuentro. Con todo, Gómez aseguró este miércoles en una entrevista en À Punt, que "cualquier proyecto, y en concreto el de la ampliación, ha de cumplir con todas las normativas medioambientales", y de ahí que se congratulara de que el Ministerio de Transición Ecológica haya enviado una misiva al Puerto -publicada por eldiario.es- donde pide al organismo que dirige Aurelio Martínez que justifique si finalmente tramitará o no una nueva DIA simplificada.
La postura del alcalde fue apoyada por las asociaciones. Por su parte, desde la Comissió Ciutat-Port, Empar Puchades valoró este "frente común que luche contra este nuevo desafío, contra este nuevo absurdo y avasallamiento del Puerto que quiere crecer a toda costa por encima de nuestras vidas y del beneficio común". Puchades subrayó "la fuerza" que todas las plataformas tienen "en conjunto" y especialmente cuando se encuentran "luchando y manifestando" la necesidad de buscar "otra decisión a las exigencias medioambientales sociológicas y económicas del momento".
Pero la Comissió Ciutat-Port también puso deberes al alcalde para evitar que la cita se quedara "en una mera declaración de principios. En este sentido, la plataforma exigió a Ribó dos medidas concretas e inmediatas: la paralización del expediente de ampliación del puerto y la solicitud de una nueva DIA, y que el alcalde pida que se excluya del orden del día en los próximos Consejos de Administración la adjudicación de la concesión a la naviera MSC.
También la Federación de Asociaciones de Vecinos de València se pronunció en la misma línea. Su presidenta María José Broseta puso de manifiesto su preocupación por el hecho de que "haya habido una injerencia por parte del estado en dejar en manos de la APV todos los temas que conciernen a esta ampliación". Una preocupación sobre la que puso el acento en lo referente a la entrada y salida de los camiones y los containers que provocará esa mayor llegada de barcos de transporte. A su juicio, el acceso norte sería "muy perjudicial para la ciudad de València y también para todos los poblados marítimos".
Por su parte, desde Joventut pel Clima y Fridays for Future, su representante Miguel Ángel Bauset recordó que la Generalitat firmó un acuerdo por el cual declaró la emergencia climática y dijo que esto "no se está cumpliendo con la ampliación del puerto". "Vamos a presionar todo lo que haga falta porque no es compatible con el modelo de ciudad que necesitamos", sostuvo Bauset, al que siguió otro compañero de la organización, David Adrià, para lamentar que "la construcción de megapuertos como este son parte de un modelo socioeconómico que nos ha llevado a donde estamos" y que "no tienen cabida de cara a proyectos de futuro y en sociedades en proceso de descarbonización".
El encuentro coincidió en la fecha con otra cita que tuvo lugar durante la mañana entre el alcalde, Campillo, Grezzi y la directora general de la Costa y el Mar del Ministerio para la Transición Ecológica, Ana María Oñoro, donde los responsables municipales trasladaron un estudio realizado por la Universitat Politécnica de València (UPV) según el cual las playas de València han perdido en los últimos cinco años 300.000 metros cúbicos de arena. El alcalde aprovechó para señalar que "el Puerto está frenando la posible recuperación natural de la costa de la ciudad".
En esta línea, Ribó incidió en que los dos principales problemas que están perjudicando a las playas de la ciudad, y en especial a las del sur, son "un cambio climático muy agresivo y una ampliación del puerto que disminuye la capacidad natural de regeneración de la costa". El estudio, que realiza una comparativa del estado de la costa sur de la ciudad entre noviembre de 2015 y octubre de 2020, concluye que "el impacto erosivo de los temporales de los últimos cinco años, especialmente de la tormenta Gloria, es muy marcado, cuantificándose unas pérdidas de arena de más de 300.000 metros cúbicos respecto a la situación en el otoño de 2015".
El estudio asegura que "los procesos de regeneración natural solo consiguen recuperar de forma muy parcial la morfología previa", motivo por el cual "el volumen de arena disponible ha sufrido una disminución y todo el sistema ha dado un paso más hacia una mayor fragilidad". En concreto, afirma que "el volumen devuelto al sistema playa-duna no alcanza el 23% del material perdido en la fase erosiva" y apunta que "así, en la playa se ha recuperado un 27,8% del volumen de arena perdida entre octubre de 2015 y marzo de 2020 y en el frente dunar se ha devuelto solo el 16% entre octubre de 2015 y marzo de 2020".
Concluye que todas las playas de la ciudad han sufrido en los últimos cinco años una pérdida de anchura, a excepción de Pinedo (en la zona entre espigones) y la Garrofera. La pérdida es "especialmente notable" en el Muntanyar de Pujol, que ha perdido 5,02 metros de ancho en cinco años, la Gola del Perellonet (-7'21m.) y la playa de la Punta (-7'11 m.).