VALÈNCIA. La compañía Ford se encuentra en pleno proceso de reconversión de sus modelos en Europa en línea con la movilidad actual. Una transformación que conlleva unos cambios en sus vehículos hacia modelos electrificados. Los planes de la compañía pasan por vender exclusivamente coches eléctricos en 2030 y debe decidir en qué fábrica europea se producirán. En la carrera por adjudicarse los futuros encargos juegan con ventaja la planta valenciana de Almussafes y la alemana de Saarlouis. Ambas libran una pugna desde hace meses por demostrar a la multinacional sus fortalezas y ventajas frente a su competencia para llevarse la nueva carga de trabajo.
El último movimiento de Saarlouis ha sido sacar pecho de la 'gigafactoría' de baterías que el fabricante chino Svolt Energy Technology está construyendo al sur de Alemania. Así lo destacaba hace unos días Tobias Hans, ministro presidente del estado de Saarland, quien destacaba que la puesta en marcha de esta instalación será "decisiva" en la toma de decisión de Ford para mantener los trabajos en la factoría alemana.
De hecho, fuentes sindicales de Almussafes admiten que contar con una fábrica próxima a las plantas de producción supone un ventaja en cuanto a reducción de costes logísticos. En concreto, la planta alemana cuenta con una inversión de 2.000 millones de euros y comenzará a construirse este mismo año 2022. No obstante, desde la planta valenciana, aunque reconocen que esta fábrica es un elemento que facilita la producción de eléctricos de Ford, no creen que sea una factor determinante en la decisión de la multinacional.
Ford ya ha comunicado que la futura carga de trabajo de los nuevos modelos no será suficiente para sostener ambas fábricas, por lo que la que no resulte elegida tendrá complicado su futuro. Y más teniendo en cuenta que Saarlouis únicamente depende del modelo Focus, que expira en 2025, mientras que Almussafes tiene cuatro de sus cinco modelos en su ciclo final de vida. De ahí que las reuniones entre sindicatos y la dirección valenciana se estén sucediendo a contrarreloj con el fin de alcanzar un plan de ajustes que satisfaga a la firma del óvalo.
En cualquier caso, la provincia de Valencia también aspira a albergar una gran fábrica de baterías. Por un lado, está el proyecto que encabeza Power Electronic, en consorcio con 23 firmas valencianas, y que promueve la instalación de una gigafactoría de baterías en territorio valenciano. Un proyecto que cuenta con el respaldo de la Generalitat Valenciana y que prevé una inversión superior a los 2.000 millones, la creación de 30.000 puestos de trabajo y la aportación al crecimiento del PIB valenciano de 2.500 millones anuales.
Asimismo, Volkswagen ha anunciado su intención de levantar una planta de baterías en España pero la ubicación exacta se decidirá en la primera mitad de 2022. En principio, la ubicación escogida fue Cataluña, pero finalmente Extremadura, la Comunitat Valenciana y Aragón habrían tomado ventaja en la disputa por albergar la infraestructura.
Además, recientemente Almussafes ofrecía 750.000 metros cuadrados de suelo industrial disponibles de la parcela industrial que actualmente ocupa la factoría de Ford para albergar una gran planta de baterías eléctricas. Un ofrecimiento para los impulsores de estos dos grandes proyectos. Aunque sería ventajoso para la planta valenciana, desde la factoría siguen inmersos en la negociación de su plan de ajustes para presentar a Ford y consideran que cada uno juega sus cartas.
De hecho, no es la primera vez que las instituciones alemanas reman a favor de su factoría. Ya hace unas semanas la IHK, la institución competente a nivel federal de las Cámaras Alemanas de Industria y Comercio, pedía una estrategia para la región de Saarland que conllevara una reducción del impuesto empresarial para favorecer la competitividad de las plantas de Ford en el país, donde, además de la de Saarlouis, también tiene en Colonia.
Y es que la decisión que tome Ford en junio será determinante. Por ello, desde Almussafes negocian sin descanso para conseguir un acuerdo que lleve a Ford a elegirla para la producción de sus nuevos coches. El calendario corre y es a finales de este mes de enero cuando deben entregar la propuesta para que en verano Ford comunique su decisión final.
El último encuentro entre dirección y Comité de Empresa se cerró sin acuerdo pero con un paso adelante por parte de UGT, sindicato mayoritario: están dispuestos a negociar ciertas condiciones de flexibilidad siempre supeditado a la llegada de nuevos coches, pero rechazan revisar los sueldos. Y ello mientras la dirección aprieta con la exigencia de rebajas salariales y aumento de la jornada laboral para asegurar la viabilidad de Almussafes.
Desde Ford España defienden que los días de vacaciones y las horas trabajadas por año, así como la evolución de los salarios con el aumento del IPC en 2021 cercano al 7% "impactan significativamente en la competitividad", por lo que reclaman suprimirlo. Unos planteamientos que rechazan los sindicatos. Desde UGT han abierto una consulta para conocer si la plantilla ve con buenos ojos sus exigencias y líneas rojas de no negociar una rebaja de los sueldos, pero sí otros cambios en las condiciones laborales. A priori será este viernes el próximo encuentro.