VALÈNCIA. El escrito de la Fiscalía Provincial de Valencia en el que concluye que el trato dispensando a ancianos de la residencia DomusVi de Llíria podría ser constitutivo de varios delitos contra la integridad moral incluye hasta 15 estremecedores testimonios de familiares y extrabajadores del centro sobre los posibles hechos ocurridos dentro de estas instalaciones.
Todos ellos se encuentran recopilados en un atestado de la Guardia Civil, que inició una investigación el 8 de septiembre, en cuanto tuvo conocimiento de los vídeos difundidos a través de los medios de comunicación. En ellos aparecían situaciones como un anciano que sufría un golpe al caer al suelo sin que nadie acuda a socorrerlo; una mujer que se encontraba sola y desnuda en una silla u otra de muy avanzada edad que intentaba comer un plato de comida sin ninguna ayuda y ni siquiera una mesa para apoyarlo.
A raíz de las duras imágenes, un total de 13 familiares de varios residentes formularon las correspondientes denuncias ante la Guardia Civil, a las que se sumaron las declaraciones de dos exempleados del centro -y que se añaden a la de la persona que grabó las imágenes y que trabajó durante cuatro meses en el servicio de limpieza-. En ellas corroboran maltrato, vejaciones, abandono y falta de cuidados de todo tipo hacia los ancianos.
UNA EXTRABAJADORA DECLARÓ QUE UNA AUXILIAR LE RECRIMINÓ A UN RESIDENTE QUE ERA "UN CERDO" Y QUE "ESTABA HASTA LOS HUEVOS" DE ÉL
Un exauxiliar de enfermería manifestó a los agentes que una compañera que ocupaba el mismo puesto le espetó un día a un residente: "Si te vuelves a levantar te parto la cara”. También negó que los auxiliares de comedor asistieran o ayudaran a dar de comer a las personas mayores y admitió que se producían muchas caídas y que no había material de cura, razón por la que iban con las heridas sin vendar.
Otra extrabajadora afirmó que una auxiliar le recriminó a un residente que era "un cerdo" y que "estaba hasta los huevos" de él. Comportamiento, aseguró, que era "conocido por la dirección" del centro y por la supervisora. Asimismo, identificó a otra auxiliar que se dirigía de forma despectiva a los ancianos, muchos de los cuales "se quedaban sin comer", siendo este un hecho conocido. En su declaración señaló, del mismo modo, que vio cómo una de las mujeres que aparece en las imágenes sentada en una silla, atada y desnuda "se comía sus propias heces que estaban esparcidas por el suelo". Algo que comunicó a los auxiliares, los cuales "muchas veces no acudieron a socorrerla".
Familiares de los usuarios de DomusVi, en representación de ellos, denunciaron ante la Guardia Civil episodios similares. Una mujer que mantenía a su madre de 94 años y con Alzheimer en la residencia, señaló que la veía "desatendida, vestida como si fuera un mendigo, con pantalones y calcetines rotos que no eran de ella". También que "se caía muchas veces sufriendo moratones y heridas en cara y cabeza". Hechos que, en su opinión, coincidieron con el cambio en la gestión del centro y sobre los cuales aportó fotografías. En una ocasión, aseguró, "estuvo una semana sin ducharse" y en diversos momentos escuchó cómo los trabajadores trataban de forma despectiva a los residentes con expresiones como “deja de tocarme los cojones y estate sentado ahí” o “vete de ahí y deja de liarla, hostia”.
Las denuncias a la Guardia Civil incluyen testimonios sobre residentes que cayeron de la cama y no fueron atendidos por un médico hasta dos días después
Otra persona, en representación de su abuelo de 90 años, denunció que el día 25 de agosto de 2019 se rompió la cadera porque se cayó de la cama y que el 20 de diciembre volvió a caerse "sin ser atendido por un médico hasta dos días después al no haber ningún profesional en el centro". El 10 de septiembre de 2020, cuando acudió para trasladarlo a otro lugar, relata que los trabajadores le dijeron que "por un problema de cocina su abuelo todavía no había desayunado", el cual le sirvieron en su presencia a las 12:00 horas.
Una mujer, como responsable de la tutela de su tío de 82 años de edad que padece Alzheimer, narró que, coincidiendo en el tiempo con el cambio de gerencia en la residencia, la atención dispensada a su familiar se tornó "deplorable". Como ejemplos remarcó que no le cambiaban el pañal con la frecuencia requerida, que iba "con la ropa sucia y con manchas de lejía", que desde el mes de enero no se le suministraba la insulina que necesitaba o que en verano de 2019 observó que tenía las uñas en mal estado, lo que derivó en una úlcera que requirió de tratamiento antibiótico. Antes del confinamiento, comenta que el centro le informó de que su tío había sido agredido por otro residente, causándole heridas en la mano, los brazos y la cabeza y que en una de sus visitas escuchó que un trabajador le decía a una anciana: "Como sigas así te voy a castigar".
Otra mujer, en representación de su padre de 91 años que ingresó en la residencia por demencia e insuficiencia renal crónica, lamentó ante la Guardia Civil la pérdida de peso debido a la escasez de comida; la pérdida de media dentadura; la suciedad de la ropa "con manchas de heces y sangre"; e, incluso, que su padre le dijo "que tenía miedo de hablar con ella en la residencia porque un trabajador le había dicho que si hablaba no despertaría". Declaró, asimismo, que en ocasiones vio que la cama de su padre estaba orinada y su ropa tirada por la habitación.
La mayoría de las denuncias de familiares tienen en común las agresiones de residentes que padecen esquizofrenia a otros, numerosas heridas por caídas, descuidos en la higiene de los ancianos, falta de cuidados médicos y expresiones vejatorias.
Algunos de ellos llegaron a sufrir, al menos, 18 caídas en un período de tres meses, muchas de ellas por no haber barandillas de protección en las camas. Otros perdieron hasta 30 kilos de peso desde 2018. A determinados familiares, según afirman ellos mismos, ni siquiera les informaron de la situación en la que se encontraban sus padres, madres, tíos o abuelos antes de fallecer.
El Ministerio Público decidió abrir diligencias de investigación penal de oficio ante los vídeos conocidos en septiembre. A raíz de estas actuaciones, apunta a la responsabilidad de la directora del centro, quien, "en su posición de garante del cuidado, vigilancia y atención de los mismos, socavó gravemente su dignidad e integridad moral". Hecho que, afirma la Fiscalía, "todavía se hizo más patente y lacerante en el caso de los residentes que eran más vulnerables por su avanzada edad, por sus graves enfermedades psíquicas y físicas y, en suma, por su alto grado de dependencia al ser quienes requerían de la máxima protección".
El escrito, firmado por el fiscal Jorge Boguñá, remarca que todo ello "desborda la mera responsabilidad administrativa" por la "gravedad e intensidad" de lo ocurrido. De modo que se acuerda remitir al juzgado decano de Llíria la investigación para que el juzgado de Instrucción correspondiente incoe diligencias con el objeto de que se depuren las responsabilidades penales.