Compromís tiene el miedo en el cuerpo desde las últimas elecciones. Teme que el reciente revés electoral se repita el 26M. Para rebañar votos, no ha tenido mejor idea que cargar contra El Corte Inglés por su campaña del Día de la Madre, tomándola por ‘machista’. Es una acusación delirante, más propia de moralistas que de políticos serios
Es una mujer guapa. Debe de rondar los cuarenta años. Tiene una sonrisa encantadora. Los ojos son verdes o marrones, no se aprecian con claridad, y el pelo es largo, rizado y negro. En la foto sólo se le ve de medio cuerpo para arriba. Viste una sahariana verde musgo que deja entrever una camiseta blanca. Encima de la chaqueta pueden leerse unos lemas en color amarillo: 97% entregada, 3% egoísmo, 0% quejas. 100% madre.
Es una modelo que posa para la reciente campaña del Día de la Madre de El Corte Inglés. Se mire como se mire, en la imagen no se aprecia ninguna ofensa contra esa mujer en particular o el colectivo femenino en general. Sin embargo, la Conselleria de Economía, a instancias de una queja de la Secretaría Autonómica de Igualdad de la Generalitat, en manos de Compromís, ha abierto un expediente a la empresa porque la campaña, a juicio de los chicos de Oltra, “fomenta un estereotipo de madre que resigna a las mujeres a cumplir con su papel de ‘buena madre’ basado en la entrega por encima de identidades que la conformen”.
Después de lo leído, lo primero que cabe decir es que los técnicos mandados por el señor Natxo Costa incurren en una redacción farragosa y mal puntuada que refleja la falta de claridad de los argumentos defendidos. Si no sabes escribir es porque no sabes pensar. Como era de esperar, Economía considera “machista” la campaña de El Corte Inglés y ha esgrimido un supuesto apoyo de las redes sociales (la versión moderna de la turba) para refrendar su postura.
¿Quiénes son ellos, un Gobierno que debe estar al servicio de todos los ciudadanos, para imponernos un modelo de mujer? Hay mil maneras de ser mujer, todas ellas respetables: desde la que renuncia a ser madre y se concentra en su vida profesional hasta la que prefiere no trabajar para cuidar a la familia. ¿Es mejor la primera que la segunda? ¿O la segunda que la primera? Cada mujer ha de ser libre para decidir lo que quiere hacer con su vida, sin verse señalada por la opción elegida.
Es asfixiante el clima de censura alentado por estos curitas laicos que, como los del nacionalcatolicismo, todo lo hacen siempre por nuestro bien. Nos estamos acostumbrando a esta forma sutil y totalitaria de gobernarnos. No les basta con esquilmarnos a impuestos, de ahogarnos con su burocracia, de ofrecernos unos servicios públicos cada vez de peor calidad, que además quieren marcarnos unos códigos de conducta y de pensamiento. Ejercen de policía moral y no de árbitros imparciales de la convivencia. Son como Gabriel Arias-Salgado pero menos leídos.
Recordando la canción Me quedo contigo de Los Chunguitos, rescatada por Rosalía en la última fiesta de los Goya, si me dan a elegir entre El Corte Inglés y Compromís, me quedo con los primeros. No voy a ser un ingenuo para idealizar la política laboral de los grandes almacenes, pero esta empresa, desde que la fundaron César Rodríguez y Ramón Areces en 1940, ha sido una de las más importantes del país. Hoy sigue dando trabajo a decenas de miles de personas y genera negocio para miles de proveedores. En cambio, el empleo creado por Compromís se limita a la colocación de familiares, amigos y afines en las distintas administraciones, como hace cualquier partido cuando toca poder.
Las críticas a El Corte Inglés con motivo del Día de la Madre son un ataque a la libertad de empresa. Les sigue molestando la iniciativa privada que no controlan. Esos grandes almacenes son soberanos para promocionarse de la manera que quieran, con el único límite impuesto por la ley (pero la ley no puede confundirse con la moralina destilada por las cabezas huecas del nacionalismo reaccionario de Compromís).
Es asfixiante el clima de censura alentado por los curitas laicos de Compromís. Nos estamos acostumbrando a esta forma sutil y totalitaria de gobernarnos
No se me escapa lo que hay detrás de esta andanada de la Conselleria de Economía contra El Corte Inglés. Es otro episodio del pulso que el Consell y la gran distribución mantienen desde hace cuatro años. Es una medida electoralista, a escasos días de los comicios municipales, para ganarse al pequeño comercio y mantener el apoyo del feminismo feroz.
Aún está reciente el fracaso clamoroso del nacionalismo valenciano en las elecciones generales y autonómicas. En gran parte se lo debemos a Alicante, territorio comanche que siempre llevamos en el corazón. Observar las caras compungidas de los Baldoví, Oltra y Ferri en la última noche electoral, cuando estaban a punto de descorchar el cava catalán, fue una de las escasísimas alegrías que nos deparó una noche aciaga. De todo corazón espero que esa escena se repita el 26M.