VALÈNCIA. La tramitación de las licencias de actividades ha generado un importante embudo en el consistorio valenciano que ha ralentizado varios proyectos pendientes desde hace años de valoración en los cajones municipales. Un problema enquistado en el tiempo que para muchos inversores es un fuerte dolor de cabeza por el lastre que supone para la puesta en marcha de sus proyectos, muchos de ellos parados a la espera de una respuesta de la administración. Miles de pequeñas y medianas empresas lo sufren, como ha venido contando Valencia Plaza, y también algunas grandes.
Es en estos momentos de ralentización económica por la pandemia cuando la reactivación se hace más necesaria para generar riqueza y puestos de trabajo con el fin de evitar que la salida de esta crisis se ralentice. Lo cierto es que esta problemática viene de lejos y desde la Generalitat se buscó como solución la puesta en marcha de un Registro de Entidades Colaboradoras Acreditadas para aliviar la carga de trabajo a los funcionarios municipales.
Aunque en el consistorio se ha reducido el número de licencias en trámite desde las 8.000 de 2015, todavía son muchas las iniciativas privadas que siguen en vilo, esperando una respuesta desde hace tiempo sobre el devenir de sus proyectos. Son unos 3.700, según los últimos datos ofrecidos por el propio consistorio, entre los que se encuentran iniciativas de todo tipo.
Este es el caso del 'macro Zara' que la compañía Inditex proyectó hace ya tres años en el Boulevard Austria, entre las calles Don Juan de Austria y Sagasta, sobre una superficie de más de 5.000 metros cuadrados distribuida en tres plantas. Fuentes municipales confirman que el proyecto sigue atascado a pesar de que fue declarado en 2019 como "prioritario", estatus que confiere al proyecto un procedimiento más ágil de tramitación y que se comenzó a aplicar el pasado mandato, cuando era edil de Actividades, Carlos Galiana.
Por este trámite de urgencia se gestionaron otros proyectos como el de Bombas Gens, l'Alqueria del Bàsquet u otros como la gran tienda de la multinacional Primark, elegidos como prioritarios por su impacto en el desarrollo social y económico del Cap i Casal. El hospital biomédico proyectado por el grupo empresarial Ascires, formado por las firmas Eresa, Sistemas Genómicos y Cetir, tendrá también está consideración de prioritario.
En este caso, el Boulevard se considera un agente dinamizador del centro de València en términos comerciales, especialmente por la privilegiada zona en la que se encuentra. Sin embargo, pese a ostentar esta calificación desde hace dos años, el centro comercial mantiene la persiana bajada a la espera de obtener una respuesta municipal para iniciar las obras y convertir este espacio en el Zara más grande de Europa. Una iniciativa que contará con una inversión de 25 millones de euros, con lo que ello supone en tributos locales para el Ayuntamiento, y que generará unos 500 puestos de trabajo.
Fue a finales de 2017 cuando el Ayuntamiento de València daba el visto bueno a los planes de este gigante del retail en València: abrir en el Boulevard Austria. Dos años más tarde recibió la consideración de prioritario por la importancia de esta iniciativa para la ciudad. Una apertura que respondía a la ausencia de una gran tienda del grupo textil en la capital del Túria, como reconocía el propio Pablo Isla, presidente de la compañía, en un acto en EDEM en 2015. Pero, tres años después, las puertas del centro comercial siguen con el cartel de 'cerrado' y sin visos de iniciarse las obras.
De hecho, el entorno donde se ubica el inmueble sufre un importante deterioro. Hasta hace unos meses, la única tienda que se 'salvaba' era Stradivarius, marca perteneciente al grupo propiedad de Amancio Ortega, pero en septiembre también dejó el espacio.
El problema no radicaría en la licencia, ya que sigue vigente desde hace más de 20 años cuando se erigió el centro comercial y únicamente hay ahora un cambio en el operador, sino que, según varias fuentes municipales consultadas, falta que el jefe de Sección en la Sección Urbanística Zona Sur del Servicio de Actividades dé el visto bueno al proyecto. Se trata del mismo técnico que firmó el informe para el cierre del Convent Carmen -fue recusado sin éxito por los empresarios- y que tuvo varios años parada la reforma de la Alquería Julià. En la concejalía de Actividades, que ahora dirige Lucía Beamud, aseguran a Valencia Plaza que, tras todo este tiempo, el informe se está ultimando.
La galería, ubicada en el pleno centro de la ciudad, abrió sus puertas en 1998 con la intención de albergar moda y restauración. Propiedad del Grupo Ballester, el Boulevard Austria había sufrido altibajos a lo largo de los últimos años y una importante rotación de firmas que habían empujado el ritmo de las compras como Pull and Bear, Pimkie, Ale-Hop o Tous. Sin embargo, y tal y como le pasó al otro centro comercial en la ciudad, la Galería Jorge Juan, este modelo comercial en los últimos años había sufrido una caída en las ventas por las nuevas formas de consumo y ambas bajaron la persiana.
No es el último caso en la ciudad que está parado por la lentitud de los procedimientos administrativos. Como contaba este periódico, los dueños del Hotel Caro llevan más de dos años a la espera de una licencia para poder construir un hotel anexo a su emblemático establecimiento ubicado en un palacete urbano del siglo XIX en Ciutat Vella. La actuación recaía sobre un edificio, que en su día fue un instituto religioso, situado en la calle Maestres 1, para sumar 18 nuevas habitaciones a las 26 que ya dispone en su hotel de cinco estrellas y ofrecer, además, nuevos servicios a sus huéspedes como spa o gimnasio. Pero 24 meses después de pedir el permiso municipal, siguen esperando.
Una situación que ha llevado a varios empresarios a confesar que han llegado a desistir de sus proyectos. "Mientras en ciudades como Cádiz en ocho meses se obtiene una licencia, en València se supera el año y medio y muchas veces pasado ese tiempo se sigue sin respuesta", lamentaba un empresario. “Esperar seis u ocho meses es coherente. Un año y medio es una tomadura de pelo”, subrayaba para advertir de que un grupos inversores ya le había trasladado su negativa a desembarcar en València por los retrasos en los procedimientos.
Conscientes del atasco en varios consistorios valencianos, la Generalitat aprobaba en mayo de este año un decreto que, a través de la colaboración con entidades externas, permitirá aliviar la carga de trabajo en las administraciones. Estas entidades desempeñarán la función de verificar que las actuaciones urbanísticas se ajustan a la normativa técnica de edificación y, si previamente se obtiene cédula de garantía urbanística, que la actuación urbanística se ajusta a la legalidad urbanística y al planeamiento.
Para ello, se creará un Registro de Entidades Colaboradoras Acreditadas que podrán emitir un certificado de conformidad, un documento equiparable al generado por los técnicos municipales para obtener la licencia de obra.
Pero, también el ayuntamiento de València se ha mostrado activo en este sentido. Así, el servicio de Actividades del consistorio valenciano acaba de adquirir la tecnología 'BIM', que podría ayudar a agilizar algunos estadios en los trámites de licencias, ahorrando errores y actualizando los proyectos con mayor rapidez.
Lo cierto es que mientras se espera la llegada del que será el buque insignia de Inditex en la ciudad, la zona de Don Juan de Austria se ha erigido como uno de los puntos principales del high street de la ciudad con varias rotaciones en los últimos meses y previsibles aumentos de las rentas. Al calor del que será el Zara más grande de España, varios inversores se han anticipado a la revalorización de este enclave y ya se han producido importantes movimientos. Así, por ejemplo un grupo de inversores compraba un edificio entre las calles Pérez Bayer con Doctor Romagosa, paralelas a Don Juan de Austria, por 10 millones de euros con la idea de estudiar sus posibilidades ante el auge en comercios de retail en esa zona. Las opciones que barajan pasan desde un hotel hasta una entidad bancaria.
Justo al lado, otro grupo de inversores compraba el bajo colindante, un local de 200 metros cuadrados con alturas de más de 3 metros y que hasta hace unos meses ocupaba una tienda de electrodomésticos. Además, hace poco también la cadena de yogures Llaollao decía adiós a Doctor Romagosa para dar paso a la ampliación de la perfumería Prieto. Pero, la espera continúa.