VALÈNCIA. Sobre las faldas de una montaña se encuentra Albarracín, pueblo de Teruel, que fue protagonista hace dos domingos del programa de Jesús Calleja, Volando Voy. En el se reivindicaba la vida- no solo en forma de pasado, sino también de futuro- que pueden tener los pueblos en España, en contraposición con la elevada despoblación que sufren, desapareciendo en muchos de los casos. Durante el programa, Albarracín quedó reflejado como un buen ejemplo de cómo utilizar los recursos que se tienen para ofrecérserlos de la mejor manera a sus ciudadanos y a los que quieran llegar, multiplicando así el número de personas en fin de semana y consiguiendo no perder ni un solo vecino.
En la comarca de La Safor, tocando con un valle de montaña, están situados el pueblo de Barx y la casería de La Drova. Dos rincones de tránsito, migración y encuentro entre diferentes personas y culturas desde tiempos prehistóricos. En esta ocasión el éxito de crecimiento de población en un lugar montañoso se repite- aunque sin ser ambos casos comparables por diferentes aspectos. 1327 personas viven oficialmente en Barx, según datos de 2016, un incremento de ciudadanos que se debe en gran medida por la cantidad de extranjeros que han decidido convertirlo en su hogar.
Uno de estos “turistas” que han quedado prendidos por Barx y La drova, es el fotógrafo alemán Jürgen Schadeberg, quien además de pasar sus últimos 14 años en tierras valencianas, conviertiendose en Doctor Honoris Causa por la Universitat Politècnica de València en 2014, ha publicado un estudio en forma de retrato sobre todos los momentos que ha ido capturando a lo largo tres años.
Jürgen Schadeberg nació en Berlín en 1931 y en 1950 emigró al sur de África donde se convirtío en jefe de fotografía, editor de imágenes y director de arte en la revista Drum. Tras más de una década dejó Sudáfrica- tierra a la que volvería en 1985- para ir a Londres, y durante los años sesenta y setenta trabajo independientemente como fotoperiodista en Europa y América. Sus obras envuelven una cantidad de aproximadamente 200.000 negativos y más de 70 años de vida. En ellas destaca especialmente las continúas oportunidades que tuvo Jürgen de retratar al líder sudafricano Nelson Mandela: en las huelgas contra el apartheid, en el juicio en el que fue condenado a cadena perpetua, en la cárcel, durante su liberación y en su elección como presidente del país.
Actualmente Jürgen vive en España fruto de la casualidad, o no, o así lo explica el mismo en el epílogo de Portrait of a Spanish Village: Barx-La Drova (Retrato de un pueblo español)
“Llegué por primera vez a Barx durante una feroz tormenta de mayo. La lluvia caía y el agua se derramaba por el estrecho camino serpenteante que sube desde Gandía…¿quién en su sano juicio viviría en las montañas españolas?...Por supuesto, vi poco de de Barx, pero algo tocó mi fibra sensible y al día siguiente volví con mi familia para echar un vistazo más de cerca. Sin embargo no pude encontrar el camino hasta el pueblo.”
Meses más tarde, el alemán confiesa que volvío con un mapa en la mano y por fin lo encontró. Pero, allí encontró más de lo que iba buscando y lo que no sabía es que Barx iba a capturar su corazón:
“He sido encantado por el cielo nocturno… y me he emocionado por los senderos que cruzan el valle y serpentean hasta el magnífico desierto de las montañas de arriba. Es un lugar magnífico para vivir. Sin embargo, lo que realmente hace que Barx sea tan especial es la comunidad.”
Jürgen Schadeberg ha sabido retratar precisamente eso en su libro, la comunidad que rodea al pueblo y casería. Se trata de una series de fotografías que sirven a su vez como herramienta de estudio de la vida, cultura, costumbres y tradiciones que se han fusionado dentro de un espacio multicultural que alberga unos 277 habitantes extranjeros- la mayoría de ellos con residencia en La Drova.
Sus vecinos no solo han acogido bien la llegada de extranjeros, además han dejado que se convierta también en “su tierra” y la ayuda entre ambos se ha convertido recíproca. Esto queda reflejado, por ejemplo, cuando en algunas fototografías se ven a varios vecinos interactuando con los ingleses, para una vez a la semana hablar castellano e inglés y mejorar (o aprender) así ambas lenguas.
También quedan capturados momentos de ocio, de fiestas, actos locales, y de los propios ciudadanos del pueblo: farmacéuticos, empleados y propietas de supermercados, el dentista, los médicos, carniceros, bomberos, mecánicos, el herrero del pueblo y el alguacil, pero sin olvidar a la panadería Spell que ha estado abierta desde 1904 con cuatro de sus generaciones trabajando. Ni tampoco a la cantidad de cilcistas que van cada semana y hacen una pequeña aparada para almorzar en el bar La Font.
Jürgen y su mujer Claudia explican que con Retrait of Spanish Village: Barx-La Drova han pretendido homenajear “la calidad de vida” de unas tierran que durante generaciones “han sabido manterner vivos los valores falimiares, el espíritu comunitario y la humanidad”, cuidando y recibiendo “cariñosamente” a todos los vecinos, desde bebés a pensionistas. Y manifiestan que se trata de “un fenómeno social especial que debe ser preservado, valorado y celebrado.”
Para la completación del libro ha sido necesaria además la producción realizada por Claudia Schadeberg y Clara López (estudiante de la Universitat Politècnica de Valènica), y la redacción de los textos de la mano del rector Francisco José Mora Mas, Evarist Donet y Nick Snelling. Para José Mora se trata de una “magnífica herramienta de divulgación que transmite la esencia de los pueblos de montaña en España…centrándose en aspectos paisajísticos y humanos.”
Pero esta no es la primera ocasión que Barx y La Drova han estado en el punto de mira de un proyecto artístico. En el verano de 2016, a propuesta de un guionista británico residente en el pueblo, una productora de su país decidió rodar entre las montañas del valle la película Solo!, donde otra vez hubo una interacción de culturas y los vecinos del pueblo y Banda de Música aparecieron junto a actores británicos y españoles.
Jürgen anima a los que quieran a buscar el camino que se erige entre montañas valencianas, pero advierte que él no lo va a confesar porque según dice; “si Barx es para ti, se revelará”.