VALÈNCIA. El traumático incendio de la química Indukern que tuvo lugar hace año y medio en Fuente del Jarro -el mayor de la historia del polígono-, calcinó también por completo empresas vecinas como Gourmet, una de las firmas cárnicas más importantes de la Comunitat. El golpe fue dolorosísimo para la compañía valenciana, pero a la postre ha sido una experiencia empresarial inolvidable para la firma dirigida por Jaime Álvarez, cuya historia es un auténtico ejemplo de superación ante la adversidad.
Las llamas acabaron con todo, literalmente. Cuando cesó la inmensa columna de humo que pudo divisarse durante horas desde kilómetros a la redonda, de la planta de Gourmet quedaba poco más que la deformada estructura de su nave. "En aquel momento nos vimos ante el abismo, tocaba empezar completamente de cero", cuenta el empresario, que esta semana, 17 meses después, estrenaba las nuevas instalaciones de la empresa en el lugar exacto del siniestro.
¿Y qué ha pasado durante todo este tiempo? Lo más asombroso es que los principales productos de la compañía -fabricante de las marcas Picken (salchichas) y La Cuina (fiambres, patés y cremas)- han continuado en los lineales del supermercado, y que la mercantil ha logrado el hito de mantener el 70% de su volumen de negocio pese a carecer de fábrica.
"Teníamos muy claro que íbamos a volver a producir lo antes posible, cuando tuviéramos reconstruida nuestra empresa, y para ello lo más importante era mantener la mayor parte posible de la actividad y, sobre todo, conservar a nuestros clientes. Todo pasaba por llegar a acuerdos con otras firmas del sector para que produjeran nuestras referencias, de modo que nos pusimos manos a la obra", relata Álvarez.
El primer paso fue realizar un estudio sobre sus productos, del que obtuvieron una selección de referencias que aglutinaba el 80% de su facturación. Las sacrificadas en esta criba fueron las marcas de distribuidor, cuya regulación no permite la participación de un tercero en su producción.
Con estos datos sobre la mesa recurrieron a un total de ocho empresas de la competencia, con las que llegaron a acuerdos para que fabricaran sus productos. "De esta cuestión estoy particularmente agradecido y orgulloso. Es cierto que estas empresas han hecho negocio, porque al final hemos sido un cliente más para ellos. Pero a la vez hay que subrayar que muchas no tenían ninguna necesidad de asumir nuestros encargos, y que lo han hecho en parte por la buena relación que nos une, por solidaridad ", subraya Álvarez.
Evidentemente, este escenario ha sido para Gourmet un negocio mucho menos rentable. "En este tiempo hemos pasado de fabricantes a compradores que revendían los productos, pero era fundamental para mantener a nuestros clientes, y en este sentido el resultado ha sido un éxito, porque hemos logrado conservar la relación comercial con el 100% de los clientes que teníamos cuando se produjo el incendio", detalla el directivo.
El cobro del seguro, por descontado, fue crucial para evitar una catástrofe. "Pero aún así hemos perdido dinero. La inversión en las nuevas instalaciones ha sido de 13 millones de euros. Pese a lo que cobramos por el siniestro y a que teníamos una garantía por lucro cesante el primer año, ha sido inevitable tener que aportar fondos. Hemos tenido que financiarnos, pero ahora estamos ilusionadísimos, porque afrontamos esta nueva etapa con la última tecnología, con grandes avances en materia de eficiencia y sostenibilidad", relata.
En cualquier caso, pese al 'máster' en gestión de crisis que ha hecho la dirección de Gourmet, de lo que más orgulloso se muestra Álvarez es "de la entrega de los trabajadores". "El incendio nos dejó sin actividad de la noche a la mañana, y tuvimos que hacer un ERE temporal de la totalidad de la plantilla, salvo seis personas que se jubilaron. Y la mayor satisfacción ha sido poder restituirlos ahora a todos en sus puestos de trabajo, a los 70", destaca.
La gestión laboral de esta cuestión también fue altamente compleja. En Navidad a la empresa le surgió la oportunidad de disponer de una nave para producir, si bien esta se encontraba en Madrid. "Lo que hicimos fue rescatar del ERTE a 19 personas y desplazarlas para hacer la campaña, en particular para producir fiambres cocidos y patés. Alquilamos dos casas para que pasaran allí la semana, y respondieron de maravilla. Marchaban el domingo y volvían el viernes en autobús. Su entrega fue brutal", aplaude.
"Administrativamente fue todo un reto, porque cuidamos mucho las rotaciones para que ninguno perdiera los derechos del ERTE y que las familias con las que contamos en la empresa -matrimonios en los que ambos son trabajadores de Gourmet- no sufrieran en exceso la disminución de los ingresos en el hogar familiar", agrega.
La pasada semana, tras los costosos trabajos de derrumbe, desescombro y construcción iniciados el pasado mes de abril, Gourmet estrenaba sus nuevas instalaciones con el recuerdo de aquel fatídico 8 de febrero de 2017 y la mirada puesta en el futuro. "Ojalá no nos hubiera ocurrido todo esto, porque ha sido un palo muy gordo, pero hemos aprendido muchísimo y estamos más unidos que nunca para mirar hacia delante", concluye Álvarez.
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