Arrels

Si bien es cierto, y como hemos dicho, Vicky es la cocinera más joven en lograr brillar en el firmamento de la gastronomía, definirla como tal sería limitarla. Y precisamente eso es de lo que carece: de límites. Porque su personalidad (y su cocina) va mucho más allá de lo establecido. No se dejen engañar por el candor o esa pequeña aura de timidez que aflora en sus gestos sutiles y delicados. Cuando nos acercamos a ella podemos descubrir una profesional de altísimo nivel. Inconformista, inquieta, curiosa, perfeccionista… Vicky es consciente de que sin trabajo y esfuerzo no hay recompensa, y que lo mejor aún está por venir.

Con una cabeza que ya quisieran para sí muchos y un liderazgo calmado, Vicky rezuma empatía, asertividad, creatividad, buen gusto, destreza y finura en cada una de sus elaboraciones. Su cocina es elegante y sofisticada, vanguardista y equilibrada. Sus platos entran por los ojos, pero eclosionan en la boca. Trabaja la temporalidad y el producto desde una perspectiva generosa. Generosidad con el plato, con el equipo y con el comensal. Precisamente esa entrega y esa ambición por derribar límites, fronteras y techados es lo que convierte a esta chef en ejemplo y referente. Ejemplo de constancia y referente generacional. Generación que sabe que, por mucho que le digan que no puede, que no sabe o que no va a llegar por ser mujer, tiene en ella un espejo en el que mirarse para cerciorarse de que sí puede, sí sabe y sí lo va a lograr.

Un restaurante sin etiquetas

En estos seis años de andadura profesional con su propio proyecto, la chef ha sabido dotar de coherencia y consistencia a un restaurante que brilla con luz propia. Pero no solo por su destreza en los fogones, sino también por su capacidad de generar un vínculo inquebrantable con un equipo igual de joven y talentoso que ella. En esa capacidad de detectar talento reside otra de las grandes virtudes de Vicky, que tiene en Yelko Suárez su fiel escudero al mando de una bodega delicada, cuidada hasta el extremo, con referencias llenas de sensibilidad. El equilibrio, ese que a veces parece imposible, es el mejor aliado de una casa que es hogar. Que recibe con sonrisa y despide con amor. Una casa que persigue, y logra, que volver siempre sea la mejor opción.

Definir Arrels es limitarlo, porque Arrels es un abrazo en invierno, un oasis en verano, un beso a Oscar Wilde. Es un golfo, un cabo y un acantilado. Un silencio en armonía. Un río y un meandro. Un faro. Una gruta. Un rayo que no cesa, un susurro a medianoche. Un laberinto. Un papel de estaño. Un anhelo y un suspiro. Es una piel, un olor y una mirada. Un puente, un lago, un libro. Una luz, un reloj. Un ahora. Y un después.

—

Plato destacado → Helado de espárrago blanco y guisantes lágrima.