VALÈNCIA. Ya es oficial. La firma inversora Atitlan, que dirigen Roberto Centeno y Aritza Rodero, ha cerrado la compra por cerca de 30 millones de euros de la Galería Jorge Juan, un gran espacio comercial ubicado en pleno centro de València. En la operación entra también el aparcamiento subterráneo de 220 plazas.
Hace unos meses se hacía pública la rúbrica de un preacuerdo condicionado a una serie de variables entre los propietarios y la firma inversora, pero no ha sido hasta este pasado viernes cuando se selló el contrato de compraventa del grupo liderado por Centeno con las familias Gómez-Lechón y Martí, de la sociedad Clubisa, propietaria del inmueble, asesoradas por Olivares Consultores.
La operación se llevó a cabo a través de NAU, la inmobiliaria que controla Atitlan junto a Gesfesa y que es, además, accionista de otros grandes espacios comerciales como Aqua o El Osito.
Con esta venta, acaba en la ciudad el modelo de las galerías comerciales que en los últimos años se encontraba en una situación complicada por las nuevas formas de consumo. La primera en bajar la persiana fue el Boulevard Austria, ubicado en la calle Don Juan de Austria de València, que se convertirá en el mayor Zara de Europa con unos 9.000 metros cuadrados repartidos en varias plantas.
Ahora, es la Galería Jorge Juan las que cierran una etapa que comenzó en 1993 como un proyecto que aspiraba ser todo un referente siguiendo la estela de otros centros de estas características Europa. "El auténtico centro del centro", señala su web. Durante varios años se convirtió en un espacio de compras muy popular en València con insignias como Acosta, Jacadi, Benetton, la tienda de decoración Mebe o la juguetería Dideco. También suponía un gran atractivo su gran restaurante y el salón que tenían en la primera planta dedicado a celebraciones.
Pero poco a poco llegó el declive y con él la marcha de muchas de sus firmas y el cierre de varios locales. Más tarde llegó Habitat, que se quedó gran parte de los 5.000 metros cuadrados de superficie total del centro. Hace unos meses cerró su acceso desde la Gran Vía, un espacio que se quedó la enseña de restauración Voltereta que ha convertido el espacio de 900 metros cuadrados en un restaurante con copas y DJ en directo ambientado en Bali. Ahora, el gran espacio y el parking subterráneo con 220 plazas cambian de dueños, unos propietarios que buscarán una transformación del modelo comercial y nuevos operadores.