VALÈNCIA. La vicealcaldesa y secretaria general del PSPV de València, Sandra Gómez, presentó hace menos de un mes su propuesta definitiva de lista al Ayuntamiento de la ciudad de cara a las elecciones municipales del próximo 28 de mayo. Un proceso en el que la dirigente socialista optó por situar a una mayoría de mujeres (60%) entre los diez primeros puestos de la candidatura, pero en cuyos puestos de salida también destacan dirigentes hombres que le han acompañado este mandato.
Es el caso de Borja Sanjuán (València, 1992), que será el número dos de la lista. Graduado en Derecho, Economía y Políticas, ocupó el octavo lugar en la candidatura de 2019 y se convirtió en concejal de Hacienda en 2020 tras el fallecimiento del anterior regidor del ramo, el también socialista Ramón Vilar. Valencia Plaza se reúne con él para conocer cuáles son los proyectos que tiene el PSPV para la ciudad en el próximo mandato; qué retos se plantean en términos de urbanismo, vivienda o turismo; hacer balance de la gestión de estos últimos cuatro años; o conocer su opinión sobre la polémica de La Marina, entre otras cuestiones.
-¿Qué concejalías le gustaría que gestionara el PSPV en la siguiente mandato en caso de volver a cogobernar con Compromís?
-La Alcaldía.
En general todo el mundo está mucho más tranquilo con las áreas que gestiona el Partido Socialista
-¿Y más allá de la Alcaldía?
-Nosotros hemos demostrado llevando las áreas más importantes que las concejalías que gestionamos funcionan. Hacienda, Urbanismo, Empleo... Si uno divide el pleno en dos partes, hay una parte resolutiva, que es donde se aprueban las cosas, y otra parte que es de impulso, que es la de mociones. La parte resolutiva donde se toman decisiones de gestión corresponden a áreas que gestiona el PSPV, prácticamente. En general todo el mundo está mucho más tranquilo con las áreas que gestiona el Partido Socialista.
"Hay que sacar la Movilidad del terreno del conflicto. Es un área donde hay mucho campo de mejora"
-De las que no han gestionado, ¿cuál les atrae especialmente?
-Hay áreas donde hay mucho campo de mejora. Hemos hecho alguna apuesta ya en la lista importante, como por ejemplo en movilidad. El área de Movilidad tiene algunos éxitos en su haber, pero tiene un margen de mejora, como puede ser la gestión de la EMT. Hay que sacar la Movilidad del terreno del conflicto. La candidata que nosotros presentamos, que es María Pérez, es una profesional. Es secretaria autonómica de Movilidad en la Generalitat, ha impulsado la Autoridad Metropolitana del Transporte y puede integrar esa visión del transporte, que es la que falta realmente en la ciudad de València. València tiene bien resuelto cómo moverte dentro de la ciudad, pero no cómo hacerlo en el área metropolitana. Ahí el perfil de María aportaría mucha mejora. También creo que mucha gente la preferiría para gestionar el área.
-Precisamente hablando de la EMT, ¿cree que serán necesarios recortes? ¿Qué opina de la gestión que se ha hecho estos dos mandatos?
-La situación financiera de la EMT sería causa de disolución si fuera una empresa privada. Eso es contablemente inapelable. No van a hacer falta recortes porque afortunadamente el Ayuntamiento en contraste con la EMT tiene una buena salud financiera. Pero hace un par de semanas aprobamos una operación acordeón como si de una empresa privada se tratara para reequilibrar su patrimonio neto y salvar las cuentas de la compañía. Pero les obligamos, eso sí, a tener que asumir un calendario de amortización de deuda, a hacer una previsión financiera a medio plazo para sacar a la empresa de una situación que contrasta mucho con la realidad municipal. No parece lógico que el Ayuntamiento haya ido reduciendo deuda hasta convertirse en la ciudad que menos deuda tiene por habitante, y que a la par la EMT haya incrementado la suya.
"LA SITUACIÓN FINANCIERA DE LA EMT SERÍA CAUSA DE DISOLUCIÓN SI FUERA UNA EMPRESA PRIVADA"
-La número dos de la lista de Compromís al Ayuntamiento, Papi Robles, dijo en una entrevista en Valencia Plaza que Vivienda sería reto de la próxima legislatura. ¿Lo comparte?
-Lo comparto, pero me llama poderosamente la atención porque es un área que han gestionado cuatro años. Vamos a ver, que a una persona que vive en esta ciudad y tiene un sueldo de 1.300 euros le pidan un alquiler que está más cerca de los 1.000 que de los 500 euros, es absolutamente inasumible y en el medio plazo es una situación de colapso. No es lógico que las personas tengan que pagar más del 30% de lo que cobran para tener una casa. Y eso, en el conjunto de las grandes ciudades en España, pero también en Portugal, que ha tomado decisiones muy valientes, o en otros países europeos, es cada vez más difícil. Eso tiene que ver con que hay actores y fondos que ven la ciudad como un escenario de inversiones y utilizan la vivienda como una materia prima más con la que especular. Con eso hay que tener mucha mano dura, y la hemos tenido subiéndole los impuestos, activando el registro de viviendas vacías, haciendo que paguen más IBI los que tienen más de 10 viviendas vacías... Luego hay otra parte de promoción de vivienda pública. Ahora hay en torno a unas 2.000 en marcha entre las que promueve Aumsa, el Ministerio y el propio Ayuntamiento. Pero evidentemente hay mucho terreno de mejora hasta que podamos crear un modelo similar al de Viena, donde hay un gran parque público de vivienda en alquiler y el mercado no es el principal proveedor de vivienda. Yo creo también que sería una de las áreas que estaría mejor gestionada por el PSPV.
-¿Qué autocrítica hacen desde el PSPV también por la parte que les corresponde? Porque Reviure no ha ido bien, pero tampoco Aumsa ha construido las cerca de 300 viviendas que se anunciaron. Ahora mismo hay acabadas en torno a una veintena.
-Ya son más, pero además están todas en construcción. Aumsa lo ha podido hacer, entre otras cosas, porque hemos conseguido financiación europea. La dificultad que tiene la política pública de vivienda es que normalmente es muy lenta y muy cara. Y en este caso ya no es tanto lo cara que resulta, sino lo lenta que es. Al final construir directamente lleva un periodo muy grande. Desde que tú tomas la decisión de que vas a construir hasta que entregas la vivienda pasan años. Por lo que ahora empieza a verse el resultado de todo lo que ha impulsado Aumsa con las promociones que se están levantando. Es verdad que lo que nosotros necesitamos es acelerar mucho en esa construcción de viviendas. Ahí hay medidas interesantes de colaboración público-privada, pero lo que hemos conseguido es que el Ministerio de Fomento haga la mayor promoción de obra pública de vivienda de cualquier ciudad española, que se hará en la calle San Vicente, y que va dirigida a revitalizar la zona que, además, cambiará mucho con las obras del canal de acceso. Se construirán más de 1.000 viviendas públicas. Evidentemente, hay otras medidas que no han estado todo lo bien diseñadas que podrían, pero no pasa nada. En política muchas veces se trata de evaluar y cambiar lo que no funciona.
-Una de las cuestiones que afecta a los precios de la vivienda son los apartamentos turísticos. Sandra Gómez propuso hace tiempo aplicar un recargo en la tasa turística de 6 euros por noche, que no llegó a salir en Les Corts. Pero desde el PSPV en la ciudad no cerraron la puerta del todo a que eso se llegase a aplicar en un futuro. ¿Qué vías o qué medidas quedan para que esto pueda hacerse?
-Yo estoy seguro de que la vamos a aprobar. La tasa turística se aplicará a partir del año que viene. Es decir, nosotros tenemos el margen hasta que empiece a aprobarse para acordar con la Generalitat un instrumento que nos permita aplicar este recargo. Estamos hablando de que tenemos un problema de falta de viviendas disponibles para que la gente pueda vivir, pero a la vez tenemos un problema de que hay determinadas zonas de la ciudad donde los pisos se están convirtiendo en apartamentos turísticos. Nosotros hemos atacado esto con la normativa más dura de cualquier ciudad española. En un año hemos eliminado el 25% de los apartamentos turísticos que teníamos en esta ciudad. Es una cifra muy alta, pero hay dos elementos de mejora: el primero, no puede ser más rentable alquilar para turistas que alquilar para residentes. Eso no soluciona el problema de derechos que tenemos. Y el segundo, tenemos un problema de control. Este Ayuntamiento ha hecho muy buen trabajo con la inspección tributaria, y creo que los inspectores tributarios harían muy buen trabajo controlando la oferta ilegal de apartamentos turísticos. Ahí es donde entraría la tasa, que tendría que ser lo suficientemente relevante para que no sea más rentable alquilar para turistas que alquilar para residentes.
-Hace poco el pleno municipal aprobó el Plan Especial del Cabanyal, que ahora deberá validarse de forma definitiva. ¿Cree que es el mejor plan que se podía aprobar?
-Yo creo que es el mejor plan que se podía haber aprobado, entre otras cosas, porque partimos de la base de que va a sustituir a un plan que era derruir el barrio. El PEC lo que hace es evitar que nadie nunca más tenga la tentación de querer pasar una avenida por encima de las casas de la gente. Por tanto, es un plan que protege el patrimonio, que va a permitir que muchas familias que fueron expulsadas vuelvan a su barrio y que sea un barrio vivo en lugar de una avenida; en lugar de ser una carretera para llegar más rápido a la playa desde otra parte de la ciudad. A mí me gustaría mucho que el máximo número posible de familias que fueron expulsadas en su momento por el Partido Popular pudieran volver al barrio.
-En el caso de Tabacalera, ¿el Ayuntamiento tiene calculada ya la indemnización que debe pagarle a Igsa?
-Hay un cálculo inicial, aunque evidentemente hay que esperar al momento en el que se expropie para saber la cifra exacta. Estamos hablando de que este ayuntamiento va a perder decenas de millones de euros por el pelotazo que el Partido Popular intentó dar en Tabacalera. Esta es una de esas historias en las que que te lleva las manos a la cabeza cuando la escuchas. Cuando ellos salieron a hablar o casi a denunciar la actitud que había tenido este gobierno con Tabacalera fue uno de los elementos de caradura política más grande que he escuchado nunca. Lo que pasó en Tabacalera es que el Partido Popular derribó una parte de un edificio que tenía protección para dar un pelotazo urbanístico; para que se construyeran torres de viviendas y hubiera gente que ganara mucho dinero. Eso ahora nos va a costar decenas de millones de euros a los valencianos y valencianas. Por eso yo muchas veces me llevo las manos a la cabeza cuando se atreven a reivindicar el legado de los gobiernos del Partido Popular, porque su legado son facturas de ese calibre.
-La número dos al Ayuntamiento por Compromís también criticó en aquella entrevista que le mencionaba antes que se hubiera mercadeado con el espacio de la ciudad y no se hubiera sido valiente con la gestión de Urbanismo. ¿Qué opina de estas declaraciones?
-Yo creo que parte de un desconocimiento profundo de lo que ha ocurrido en la ciudad en los últimos años. Al final, decir que no se ha sido valiente en la gestión del urbanismo, cuando poníamos antes el ejemplo de los apartamentos turísticos, que tenemos la normativa más restrictiva de toda España y que ha sido utilizada por las instituciones europeas como ejemplo para exportar a otras ciudades, es no conocer bien lo que ha pasado en la ciudad de València. Por ejemplo, cualquier promoción que se haga ahora debe tener una reserva pública de entre el 30 y el 40% de vivienda. Si eso no es ser valiente... Evidentemente, o no entendemos lo mismo por valentía o no se está entendiendo bien lo que está pasando en la ciudad. Que el reto es la vivienda es muy evidente, pero precisamente este Ayuntamiento ha sido el más valiente a la hora de tomar ese tipo de medidas que ya empiezan a dar sus frutos.
-Compromís dice que puede haber desclasificación de suelo después de aprobar el Plan Especial de Benimaclet. ¿Lo puede haber?
-Es uno de los temas donde probablemente más contrasten los modelos. En Benimaclet nosotros proponemos que haya un gran parque, que haya dotaciones públicas como por ejemplo una escoleta infantil. Y otros proponen que hay que desclasificar ese suelo. Es decir, piden que se quede como está: como un espacio que se ha privatizado a base de que gente se lo pueda vallar para hacer sus propias casetas en los descampados. Al final eso es una privatización del espacio público. ¿Por qué la gente de Benimaclet no puede tener un gran parque, como pudiera ser el Parque Central, para que unos pocos puedan privatizar el espacio público del barrio? A mí eso no me parece una opción progresista. Yo por ejemplo tuve un debate con Papi Robles hace ya tres años en el que ella proponía que para dejar más espacio a esos terrenos que están ahora mismo ocupados, cogiéramos la escoleta infantil que está proyectada en el plan de urbanismo y la pusiéramos en un bajo. No me parece que sea muy progresista mandar a los niños de 0 a 3 años a un bajo en lugar de poder hacer una escoleta con un espacio abierto. Cuando tú gestionas el espacio de la ciudad tienes que gestionarlo para las necesidades de todos, no solamente para la gente que piensa como yo o que son mis amigos. Eso no es una gestión progresista del espacio público. Hay una serie de dotaciones que lleva esperando mucho tiempo el barrio: el parque, el campo de fútbol, las instalaciones deportivas, dotaciones culturales, la escoleta... Pero también vivienda pública. Si desclasificamos el suelo, renunciamos a hacer mucha vivienda pública, y uno de los problemas que tiene la gente que vive en ese barrio es que sus hijos y sus hijas tienen que irse de él porque no encuentran vivienda. A eso también le tiene que dar solución el PAI. Por tanto, yo creo que hay una serie de necesidades del barrio, y es lo que se va a hacer ahora: una planificación teniendo en cuenta todo para ver cuáles son las necesidades y cómo distribuimos ese espacio.
"Lo lógico es que la Iglesia contribuya a la comunidad como todos pagando los impuestos que tocan"
-Han pasado dos legislaturas sin que se haya podido cobrar el IBI a la Iglesia. ¿Qué expectativas hay de que finalmente se haga?
-Ahora se va a pronunciar el Tribunal Supremo sobre eso y aclarará si se puede considerar o no una ayuda de Estado, que es la parte que siempre ha defendido el Ayuntamiento de València junto a otros ayuntamientos como el de Barcelona, el de Palma o el de Getafe. Nosotros consideramos que si una persona realiza una actividad económica, da igual que sea cualquiera de nosotros o la Iglesia Católica. Al final, por la misma actividad deberían pagar los mismos impuestos porque es una actividad con ánimo de lucro. Por tanto, creemos que es una ayuda de Estado beneficiar a unos propietarios sobre otros. Eso es lo que ahora tiene que dirimir el Tribunal Supremo, y en función de eso podremos actuar. A mí me gustaría que la propia Iglesia Católica hiciera una reflexión sobre esto, porque al final no tiene ningún sentido que ellos estén jugando con ventaja, por ejemplo, en una materia como en la sanidad. En la ciudad de València, yo lo repito siempre porque es un ejemplo muy evidente, el Hospital de la Fe paga impuestos y la Casa de la Salud, no. Un hospital público está pagando impuestos y un hospital privado, en este caso por pertenecer a la Iglesia Católica, no los paga. Pero también está teniendo una ventaja sobre otros hospitales privados que sí que los están teniendo que pagar. Es una situación que no entiende nadie. Lo lógico es que la Iglesia, que además en teoría tiene una vocación de servicio a la comunidad, contribuya a la comunidad como todos pagando los impuestos que tocan.
-¿Qué está fallando para que cada año el Ayuntamiento no invierta decenas de millones de euros que ha recaudado?
-Hoy miraba los datos de ejecución que llevábamos a febrero y teníamos ya adjudicados casi 100 millones de euros. Eso viene a ser el doble de lo que invertía el PP en un año entero. Es decir, nosotros el pasado mes de febrero ya habíamos invertido más de lo que invertía el PP en todo un año. A ellos les encanta decir que nosotros nos dejamos el presupuesto por ejecutar, pero se olvidan de una cosa: que cuando las inversiones no se acaban de ejecutar en un año y son inversiones que están en marcha, se acaban de ejecutar con esos mismos recursos el año siguiente. Por tanto, todas las inversiones se acaban ejecutando. Lo que pasa es que es muy difícil para ellos poder comparar el presupuesto de inversiones del Ayuntamiento de València, que tiene más de 300 millones de euros, con el suyo, que estaba en el entorno de los 50. Nosotros invertimos entre cinco y seis veces más cada año de lo que invertía el Partido Popular. Yo entiendo que la comparativa sea dolorosa y que por eso tienen que retorcer las cifras, pero son las que son.
-Hace poco se publicó la liquidación del presupuesto de 2022, y en ella se refleja que el año pasado se pasaron en torno a 100 millones de un ejercicio a otro. ¿No sería más justo, quizás, para los contribuyentes que al año siguiente se rebajasen algunos impuestos, por ejemplo, en esa cantidad?
-Los 100 millones de euros que pasaban a invertirse en el 2023 yo creo que todos estaremos de acuerdo en que no se tienen que dejar de invertir. El Ayuntamiento de València, que tiene los impuestos comparativamente más bajos que el de Madrid, Barcelona y el resto de grandes ciudades, no tiene un problema de impuestos. Tenía, en su momento, un problema de inversiones. Yo creo que es mucho mejor para la ciudad tener presupuestos altos de inversiones que bajar los impuestos. Además, los impuestos para una ciudad no son progresivos, son lineales, proporcionales. Así que tampoco se puede hacer política redistributiva desde la materia fiscal con mucha facilidad. Nadie habla de dificultades en los impuestos de la ciudad de València. Era mucho más interesante tener un recorrido de aumentar inversiones, y la ciudad está mejor. Cuando ves los índices de satisfacción en los últimos años, la gente está razonablemente satisfecha con el trabajo hecho. Y eso también se llama impuesto. Los impuestos son un elemento de civilidad. Últimamente hay una gran campaña para intentar que aceptemos como una medida positiva para todos que los que más tienen paguen menos impuestos. Y eso es lo que está intentando el Partido Popular, que directamente, por ejemplo, se descara y en algunos plenos ha pedido que le bajemos un 30% al IBI a las grandes superficies y un 20% a las familias. Es decir, que aquellos que además tienen más paguen o se rebajen más los impuestos que el resto de los vecinos y vecinas. Pero la realidad es que nosotros tenemos un coeficiente que es 0,20 puntos más bajo que el que nos dejaron ellos, que subieron el IBI un 10% porque tenía el Ayuntamiento arruinado y no podían pagar las facturas.
-Pero al final el remanente que le queda parte lo destina para amortizar deuda y el restante lo pasa al ejercicio siguiente. ¿No es un poco una falta de respeto para los ciudadanos que pagan impuestos si ven como el dinero o se va a los bancos o se queda en la cuenta del Ayuntamiento?
-A los bancos no se va porque eso fue un gran debate en este Ayuntamiento. Además fue el primer gran debate que tuve yo cuando cogí el área de Hacienda: si el dinero del remanente en una situación muy complicada, era plena pandemia, lo utilizábamos para pagar antes a los bancos o lo utilizábamos para dar ayudas y pagar inversiones. Ahí es verdad que hubo diferencias entre los socios de gobierno. Compromís en aquel momento entendía, yo nunca he llegado a comprender por qué, que la prioridad era pagar por adelantado a los bancos, y el Partido Socialista entendía que en ese momento la prioridad era dar ayudas y hacer inversiones. Al final impusimos nuestro criterio y eso es lo que ha permitido que tengamos las mayores cifras de inversiones de siempre.
-¿Ve
viable el soterramiento de las vías de Serrería si al final el proyecto se lleva a cabo como recoge el pliego de prescripciones técnicas del estudio inicial, que decía que era una obra a financiar por el Ayuntamiento y la Generalitat?
-Ese proyecto no solamente se va a hacer, sino que además yo estoy convencido que las tres administraciones se comprometerán a hacerlo. A mí me llama mucho la atención que en el momento en el que están en marcha las obras del soterramiento del canal de acceso, que es una obra de más de 400 millones que lleva esperando 40 años esta ciudad y con la que ningún gobierno de España se había comprometido, hay gente que tiene mucho interés en hablar de otros soterramientos. Este es el único gobierno que ha hecho alguno. Entre ellos, el más importante. Y por tanto yo estoy seguro que igual que hemos cumplido con el canal de acceso, conseguiremos también que se cumpla con el soterramiento de Serrería.
-¿Se están dando problemas para liquidar el Consorcio Valencia 2007?
-Yo creo que la liquidación, al final, es una situación transitoria y que el problema es una situación administrativa a la que habrá que darle una solución. Hay un problema de gestión en La Marina. Yo escucho a muchísima gente debatir sobre quién tiene que tener más control sobre la futura gestión de La Marina. Ese debate está muy bien, pero lo primero que tenemos que tener claro es qué queremos hacer con un espacio como La Marina ¿Queremos que la base del Alinghi sea un espacio de ampliación? ¿Una iniciativa como Lanzadera? ¿Que pueda atraer grandes empresas? ¿Que sea un espacio que la ciudad pueda sacar un rendimiento más allá de eso? ¿O queremos que sean despachos de Labora? Porque en función del modelo que tú quieres para La Marina, también habrá que ir a una entidad de gestión. Y el problema que tenemos ahora es que hay una discrepancia con el modelo. Yo creo que la Marina es un espacio, además muy maduro ya de innovación tecnológica y de innovación económica, que tiene que seguir por ese camino y que tiene que dar seguridad jurídica a las inversiones que vienen. Pero es muy significativo que en esta ciudad esté invirtiendo HP, Hitachi, Volkswagen, que tiene la sede de oficinas muy cerca de aquí del Ayuntamiento... Están invirtiendo en una serie de grandes empresas donde encuentran seguridad jurídica, oportunidades, talento, quieren venir a la ciudad, pero sin embargo siempre parece que hay algún espacio, en este caso la Marina, que da problemas. Pues cuando hay un espacio que es el único que da problemas, lo que hay que hacer es cambiar la gestión de ese espacio.
-Y en relación a esto, ¿qué opina de que un empresario como Juan Roig manifieste que hay problemas con La Marina para avanzar en el proyecto de ampliación?
-Yo opino que si yo fuera empresario y fuera a hacer una gran inversión para esta ciudad, me reuniera con el alcalde de esta ciudad y me diera las fichas urbanísticas caducadas y yo planificara mi inversión con unas fichas urbanísticas que no son las vigentes, también estaría muy enfadado. Tenemos que ser un poco más rigurosos cuando estamos tratando con determinadas inversiones.
-¿De quién fue verdaderamente el error? Porque el PSPV señaló Alcaldía y a los gestores de La Marina, pero también desde el equipo municipal miraban hacia Urbanismo...
-El problema era que ellos no conocían cuáles eran las condiciones urbanísticas. A mí en la vida me han enseñado que cuando yo no sé una cosa, la pregunto, y que no se la firmo a nadie si no la sé. Pues ni se preguntó, ni se sabía en el momento. Entonces, claro, eso genera una gran inseguridad jurídica. Yo entiendo el enfado. Y nosotros vamos a trabajar como partido para asegurar que la ampliación de Lanzadera se lleve a cabo porque es estratégico para la ciudad y porque es un gran proyecto económico para Valencia. Pero fue una falta de profesionalidad muy grande la que se cometió en ese momento.
-¿Piensa que va a haber problemas con el concurso de los Docks, que recientemente se le ha adjudicado a Sineasen?
-Yo espero que no. Pero es verdad que cuanto menos tardemos en poder clarificar políticamente la situación de La Marina y del modelo de gestión será más fácil dar seguridad jurídica. Es cierto que La Marina, como otros espacios que tienen que ver en la relación Puerto-ciudad, están muy enconados por falta de búsqueda de consensos y prácticamente de animadversión que muchas veces parece que se han trasladado al terreno personal. Creo que estaría muy bien cambiar de interlocutores en las dos partes.
-¿Cree que tiene solución?
-Yo creo que sí, y que la solución pasa por cambiar los dos interlocutores. Se ha llegado a una situación que no es razonable de que el máximo representante de la ciudad, su alcalde, tenga un conflicto abierto con el Puerto de la ciudad. Pueden tener visiones diferentes, pero lo que no se puede ser es 'anti'.
Esa postura de mantener un posicionamiento político, pase lo que pase, y sin atender muchas veces a lo que pide la racionalidad del momento, es lesiva. Hay que cambiar los interlocutores e ir a gente que tenga un poquito más de mano izquierda para solucionar los problemas.
-¿Cómo va a funcionar el Consejo del Emprendimiento?
-Ha llegado un momento en que el sector emprendedor y innovador de la ciudad de Valencia ha crecido mucho. De hecho, es el que más ha crecido de España en los últimos años y tiene un grado de madurez lo suficientemente alto, no solamente para que interlocute con el Ayuntamiento, sino para que comparta decisiones. Ese es un espacio en el que abiertamente vamos a debatir con ellos cuáles van a ser las políticas públicas
en materia de innovación y emprendimiento del Ayuntamiento y vamos a decidir también en qué invierte y en qué no invierte el Ayuntamiento. Es un modelo de gobernanza en el cual el Ayuntamiento entiende que en este sector, como en muchos otros, no puede tomar las decisiones solo. Eso ha funcionado bien en otros sectores económicos.
-¿Qué expectativas tienen puestas en el evento de The Next Web que se celebrará en marzo?
-Pues The Next Web es el evento de una publicación tan importante como Financial Times, que ha decidido que València era la ciudad sobre la que quería crecer en materia de digitalización y nueva economía en el sur de Europa. Yo creo que solamente el hecho de que Financial Times haya considerado que esta es la ciudad para estar, habla muy bien del trabajo que se ha hecho en la ciudad y evidentemente estar conectados en un evento de estas magnitudes con otros inversores, otras ciudades del mundo nos sitúa y habla muy bien del cambio de los mapas en los que está València. Al final se hizo muy famosa aquella frase de poner a Valencia en el mapa, pero afortunadamente hemos salido de unos mapas en los que no quiere estar ninguna ciudad y estamos apareciendo en otros en los que se pegan por estar.