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los partidos confían en un pacto sin grandes tensiones tras una discreta negociación

El Botànic ultima el acuerdo de los Presupuestos con los ingresos y las ayudas a dedo como flecos

Foto: EVA MÁÑEZ
26/10/2021 - 

VALÈNCIA. Los partidos que conforman el Botànic afrontan su semana decisiva en el acuerdo para los Presupuestos de la Generalitat de 2022. La voluntad es que la comisión del Consell que desde el pasado septiembre ha llevado la batuta en la negociación política de las cuentas alcance un pacto durante estos días para que el viernes se presenten, como suele ser habitual, en tiempo y forma. Las diversas fuentes consultadas creen que será posible, aunque si algo enseña la experiencia es que siempre existen sobresaltos de última hora. Por ahora hay varios escollos todavía sin resolver. Entre ellos, cómo ajustar la cifra global de ingresos o qué ocurrirá con las ayudas a dedo que tiene capacidad de otorgar Ximo Puig.

La entente a la que se llegue este año tiene un plus de importancia por resultar novedosa. El presidente de la Generalitat asumió por primera vez una idea que Compromís y su vicepresidenta, Mónica Oltra, llevaban reclamando años: que la negociación de los Presupuestos fuera política y tuviera lugar por encima de Hacienda, el departamento que normalmente recibe las propuestas de cada Conselleria y departe directamente con ellas.

El método radial nunca había convencido a la coalición, que considera que ha de poder opinar del conjunto de las cuentas. Una posición a la que se sumó Unides Podem con su nuevo vicepresidente segundo, Héctor Illueca, a la cabeza. Con esa idea, y en un septiembre que ya arrancó con tensión tras la fallida reunión entre Oltra y el titular de Hacienda, Vicent Soler, se constituyó la comisión. 

Conformada por dos representantes de cada una de las formaciones –PSPV, Compromís y Unides Podem– y la directora general de Presupuestos, Eva Martínez, las conversaciones se han llevado con sorprendente sigilo pese a las tiranteces, sobre todo iniciales, por la 'pinza' entre los socios de los socialistas para exponer la tasa turística como primera gran exigencia de las cuentas.   

El presidente de la Generalitat, junto a los vicepresidentes, en el Palau. Foto: GVA   

Después de esos rifirrafes que parecían anticipar un complicado diseño de los Presupuestos y tras lo ocurrido años anteriores, se optó por insistir internamente en la necesidad de optar por una mayor discreción en las reuniones de trabajo. Algo que hasta la fecha se ha cumplido a la espera de estas últimas jornadas antes de que se presenten. 

Fuentes de la Generalitat aseguran que ya son varias las Consellerias que tienen sus cuentas prácticamente cerradas y que existe entendimiento del Botànic en las grandes cifras de cada departamento. Sin embargo, quedan por cerrar importantes flecos como la previsión de ingresos. La tendencia de unos presupuestos expansivos es la que se ha ido manteniendo durante los últimos años y el pasado, en plena pandemia, se presentaron como "los más expansivos de la historia". Esta vez, tratándose de los de la recuperación, no resulta sencillo de encajar. Y en ello se está trabajando. 

Los recursos siguen limitados a la espera de una reforma del sistema de financiación autonómica y en el cálculo de ingresos hay que tener en cuenta la desaparición de determinados fondos extraordinarios, como los 1.400 millones repartidos por el Gobierno a la Comunitat para paliar el impacto de la covid-19. El Consell, por tanto, fía la inversión al dinero procedente del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), el principal instrumento del programa Next Generation EU junto al fondo React-UE.

Cómo dibujar los ingresos y mantener el crecimiento, especialmente en las Consellerias de corte social –Sanidad, Educación e Igualdad y Políticas Inclusivas–, es lo que se intenta ultimar no sin complicaciones.

Mónica Oltra y Vicent Soler, en Les Corts. Foto: EP/ROBER SOLSONA   

A ello se unen, según las mismas fuentes, algunos choques en forma de reclamaciones por parte de Compromís relacionadas con las ayudas a dedo que reparte Puig. De un lado, el millón de euros con el que cuenta Presidencia cada año para distribuir de manera directa. Algo de lo que la Sindicatura de Comptes ha advertido reiteradamente porque considera que no está justificado que no se conceda por convocatoria pública ante la falta de acreditación de las razones de interés público, social, económico o humanitario y la carencia de controles necesarios. 

De otro, la sección 'Gastos diversos' de las cuentas, de la que en varias ocasiones también han salido subvenciones discrecionales en lugar de figurar en las Consellerias sectoriales competentes por razón de materia. Es lo que ocurrió a finales del pasado año o este mismo verano. Millones de euros –en agosto llegaron a ser 14– que Puig repartió a ayuntamientos mayoritariamente gobernados por alcaldes del PSPV para que realizaran actuaciones y proyectos. 

Compromís pide una mayor fiscalización, mientras los socialistas replican que sus socios también se benefician de esas ayudas a dedo. Así que está por ver hasta dónde se produce el tira y afloja.

Tasa turística: ¿proposición de ley?

En cuanto a la tasa turísticaacabará como era previsible un año más debatiéndose en Les Corts. Después de que no fuera incluida en la ley de Acompañamiento pese a que así lo demandaban Compromís y Unides Podem, los socialistas se mantienen en su idea de años atrás de que sea municipal y voluntaria (los primeros la quieren autonómica). 

Inicialmente, la idea era plantear una enmienda conjunta a Acompañamiento entre los tres partidos que saliera del Consell. Pero si ya todo apuntaba a que la pelea acabaría en el Parlamento autonómico, ahora más. Desde el PSPV defienden, además de que no se aplique el año que viene como también querían sus socios, que se articule a través de una proposición de ley para otorgar a los ayuntamientos la posibilidad de tener una normativa propia y para que la recaudación vaya al propio sector turístico. 

Poco tiene que ver esta propuesta con la que Compromís y Unides Podem presentaron hace un mes, a lo que se añade que posponer el asunto a 2023 supone entrar de nuevo en año electoral, como ya ocurrió en 2019, y, por tanto, que todo se complique. 

Aun así, las tres formaciones vaticinan que habrá acuerdo presupuestario con "menos drama" que en ocasiones anteriores gracias a la comisión. El calendario que se maneja es que pueda cerrarse de cara a este miércoles y no a última hora y entre grandes tensiones. Lo que supondría que sí se cumpliera con ese "tiempo y forma" del que siempre suelen presumir Puig y Soler pese a que Oltra llegó a afirmar que este año no tenía por qué cumplirse. 

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