El sector joven del partido en el ámbito nacional respalda las actuaciones de la presidenta regional frente a los veteranos, que se muestran más cautos
VALENCIA. El camino iniciado por la presidenta regional del PPCV, Isabel Bonig, es largo y lleno de obstáculos. Al margen de que sea respaldada en mayor o menor medida por la militancia y por los cargos intermedios, la medida de actuar con una firmeza situada incluso al límite de los estatutos respecto a los casos de corrupción conlleva ciertos riesgos.
No obstante, en esta cruzada la líder de los populares valencianos ha encontrado algunos aliados inesperados -y en otro tiempo imposibles- dentro de la dirección nacional del PP. Es el caso del vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, el vicesecretario Sectorial, Javier Maroto y la responsable de Estudios y Programas, Andrea Levy.
Han sido especialmente estos tres dirigentes los que han defendido la posición de Bonig con mayor vehemencia, incluso atreviéndose a dar un paso más allá en un caso tan delicado dentro del PP como es la figura de Rita Barberá, alcaldesa de Valencia durante 24 años y amiga personal del presidente nacional, Mariano Rajoy.
Así, en los últimos días, los tres vicesecretarios han realizado manifestaciones más atrevidas que muchos de sus compañeros -más veteranos y cautos- en referencia a la exigencia de explicaciones a Barberá así como de respaldo a la actuación de Bonig respecto a los concejales de Valencia imputados por presunto blanqueo.
Unas comparecencias públicas que han generado cierta tensión interna en el PP acompañada del consiguiente revuelo mediático, al poner en evidencia la división de opiniones intergeneracional en el seno del partido justo en el momento de máxima debilidad de Mariano Rajoy, que se encuentra interpretando un papel más que secundario frente a las negociaciones para gobernar de Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos).
Una situación sobre la que se ha tratado de echar tierra en las últimas horas. Así, fuentes del PP en Madrid señalan que la actitud de estos jóvenes dirigentes resulta en cierta medida "lógica" dado que no tienen "la misma relación por una cuestión generacional con dirigentes como Rita Barberá". Algo que sí ocurre con otros políticos más experimentados como la secretaria general, María Dolores de Cospedal, o el propio Rajoy.
En este sentido, las citadas fuentes señalan que Casado, Maroto y Levy tampoco forman un "bloque homogéneo" puesto que, aunque son miembros de la dirección nacional, poseen un "día a día distinto cada uno en un parlamento diferente".
Ahora bien, estas tres voces sí se han producido al unísono en el espacio mediático con su visión de la situación y alineados con la postura que viene adoptando Bonig respecto a lo que sucede en Valencia y, en general, en el concepto de regeneración democrática. Un mimetismo que desde el entorno de la líder regional admiten aunque calificándolo de "coincidencia temporal". "La presidenta tiene buena relación con ellos, quieren ayudar y es evidente que están mostrando un apoyo explícito a Bonig. Eso no quiere decir, de la misma manera, que no exista una excelente relación con Mariano Rajoy o María Dolores de Cospedal", aseguran.
Cabe recordar que la presidenta regional ha exigido el acta a los ediles investigados y ya ha anunciado, según reiteró este miércoles, que enviará un informe a Génova para exigir que tome medidas disciplinarias. Es decir, la expulsión.
Así pues, y con la comparecencia de los implicados en el caso ante el instructor del mismo en el PP, habrá que esperar la decisión que se produce en el seno de la formación popular. Una resolución que, muchos así lo creen en el partido, puede depender considerablemente de lo que decida el Supremo respecto a Rita Barberá.
Pese a todo, no son pocos en el PPCV los que ven con buenos ojos este primer punto de apoyo entre tres de los dirigentes con mayor proyección en Génova y la líder valenciana como una palanca de futuro.