Olivas, cacaos, bocata y cremaet

Diez Templos de ‘l’esmorzaret’ en València para recargar energía estas Fallas


Tramussos y olivas, un plato de cacaos (del collaret always), media barra de cuarto y a patear la ciudad para visitar los monumentos falleros. Estas Fallas vienen fuertes, así que hemos preparado una ruta de algunos de nuestros bares preferidos donde repostar.  Con la gasolina por las nubes y las calles cortadas, mejor calzarse unas buenas zapatillas y hacer parada en boxes para disfrutar de uno de las mejores tradiciones que tenemos.

| 11/03/2022 | 6 min, 59 seg

El esmorzaret es mucho más que la parada a media mañana. Es la gasolina que hace que valencianas y valencianos funcionemos y que consigue reunir en la misma barra a un peón de la construcción, a un banquero y a una señora septuagenaria y pelo cardado del Ensanche. Si durante el año es un aliciente, estos días de Fallas se convierte en una necesidad para poder aguantar el ritmo y llegar sin desfallecer a la paella que con suerte te comerás a la hora de la merienda si lo haces en un casal.

Si el periodista Paco Alonso impulsó una comunidad que bajo el hashtag #LaCulturadelAlmuerzo honraba esta maravillosa tradición y de donde surgieron los premios ‘Cacau d’Or’, que distinguen cada años a los locales más destacados en materia esmorzaret, ahora la cervecera Amstel ha promovido una iniciativa para que se declare en el calendario fallero el 16 de marzo como el día de L’esmorzà para homenajear esta costumbre más  valenciana que Vicente Ramírez. Mientras la Junta Central Fallera discute si finalmente otorga la misma categoría a L’esmorzà que a la despertà o la plantà, vamos a repasar algunos de los bares que más nos gustan para cumplir con el sagrado ritual.

Nuevo Oslo

Ninguna pluma mejor que la de Lidia Caro para diseccionar el alma de Raúl, el rey de l’'esmorzaret y propietario del Nuevo Oslo. La vitrina con todo tipo de bandejas para montar el bocadillo es casi tan larga como la cola de personas que se forma fuera cada sábado para conseguir mesa.  Tienen más de 25 tipos de bocadillos, además de las combinaciones bizarras que cada cual quiera montarse. Una recomendación: el Satélite (huevo frito, pisto, lomo y patatas). Cómetelo en su  terraza mientras contemplas la falla de Sanchis Sivera.


Bar Ricardo

Otro bar donde es imposible fallar. Quizás el Ricardo no se asocie tanto al almuerzo como a las comidas o a las cenas y a la increíble materia prima que emplean, pero lo cierto es que aquí hacen unos bocadillos de morirse.  Hacerse hueco en la barra, pedirte un Tremendo (tortilla de blanco y negro con pimiento del piquillo), una cervezota y ya que estamos –aunque nos salgamos de los cánones del esmorzar–, un plato de sus archi famosas patatas bravas, eso amigos, es la vida. 


La Pascuala

La Pascuala es otro de esos Templos del almuerzo a los que cualquier valenciano debería peregrinar al menos una vez en la vida. Pero si pruebas una vez, repites seguro, sobre todo si eres de los que piensan que el tamaño importa. Desde 1921, lleva este bar del barrio de El Cabanyal preparando bocatas XXL. Tienen más de 30 tipos con nombres tan  como Republicano, Sobornista, Cofrade o Bluetooth.   Siempre acompañados por cacaos y aceitunas.  La carne de caballo es uno de sus ingredientes fetiche. El de la foto es el Sofía (hamburguesa de caballo, rulo de queso de cabra, bacon y cebolla).   


Centralbar

En el Mercado Central se encuentra esta barra que rinde homenaje a los almuerzos y a las tapas bien hechas bajo el sello de Ricard Camarena, con el valor añadido de almorzar mientras asistes al trajín del mercado. Además de los bocadillos habituales,  ofrecen una propuesta diferente cada día que se sale de los cánones. Los sábados está a tope, pero entre semana es relativamente sencillo conseguir un hueco. Lo complicado es elegir entre la carta de bocatas. Este es de costillas, habitas y berenjenas, aunque aquí somos muy fan de Canalla (morcilla picante, encurtidos y huevo revuelto). 


La Pérgola

Todo es siempre mejor si  uno empieza el día almorzando en La Pérgola. El kiosco que enmarca la avenida y preserva una de las mejores terrazas de la ciudad es un clásico absoluto. Su bocadillo bombón (lomo, queso, champiñones y salsa especial) y su super bombón (mismos ingredientes, pero con patatas fritas) deberían ser patrimonio de la humanidad. Sus tortillas no desmerecen.  Aquí lo de chuparse los dedos es un mandamiento. 


Bar Mistela

El bar Mistela llegó en 2019 para revolucionar Nou Benicalap y vaya si lo hizo. Un bar con alma de barrio,  pero con estética y diseños actuales y servicio profesional. Los culpables son el grupo Gastroadictos, varios socios que siempre han vivido entre Torrefiel y Benicalap, y que apostaron por montar su primer local en una zona donde la oferta de calidad es poco habitual.  El bar Mistela es un oasis donde además de almuerzos puedes pedir tapas valencianas y platos de cuchara. Trece tipos de bocatas en su carta y un bocadillo de la semana que varía  y que se sale de los cánones –el último: rape adobado, patatas a lo pobre y salsa rosa con sus encurtidos–.   Los almuerzos son de 9 a 12 h. y, además del medio bocadillo, puedes mejorar tu día complementándolo con ensalada, algún digestivo, creamet o tinto de verano. 


Bar Cremaet

El Cremaet es el hermano pequeño de Mistela y La Sastrería, también del equipo de Gastroadictos. Junto a la conocida como 'casa del médico', el grupo ha vuelto a dar en el clavo tanto en el concepto del establecimiento como en la zona, que adolecía de propuestas similares.  Abierto desde la 9 de la mañana hasta la medianoche, el Cremaet ofrece desde raciones hasta cocido, arroz al horno o patatas a la riojana, pero también desde las 9 de la mañana tiene almuerzos de los que resucitan a un muerto. Se hace difícil elegir porque el Top Musafes 3.0 (sobrasada plancha, bacon, cebolla pochada, queso curado y huevo frito) es para ponerle un piso, aunque nuestro preferido es el Cabanyalero con titaina y huevo frito.  Va con olivas y cacaos y por supuesto, con el cremaet que no es obligatorio pero sí más que recomendable. 


Bar Congo

El Congo es otro clásico que, a pesar de haber cambiado de dueños en varias ocasiones y haberse actualizado, no ha perdido su identidad. Ahora lo llevan Pepa y Óscar, también al frente de Ultramarinos Huerta, y ese sello de hacer bien las cosas que les caracteriza sigue aquí a pesar de que el Congo llena todos los días de la semana. La terraza, en la frontera entre el Ensanche y Ruzafa, es de las más codiciadas. ¿Un bocadillo? Prueben el conguito de pollo, bacon, mozarella y salsa "Big Mac".  Es adictivo.  


La Tahona de Celia

En el distrito de Jesús,  muy cerca de lo que conocemos como "el scalextric", Celia cocina en este bar de barrio tremendos bocadillos, tapas clásicas y arroces y paellas por encargo. Aunque el cordero no es una carne demasiado vinculada al imaginario valencianos de esmorçar, desde hace unos años, en la Tahona preparan el Paquito, un bocadillo de pierna de cordero con ajitos tiernos en una cama de patata con hiervas aromáticas que se ha convertido en un clásico del local. ¡Es un vicio!



Marvi

Otro referente en materia de almuerzos es el bar Marvi, que se subió al podium de los ‘Premis Cacau d’Or' en 2017 por servir uno de los mejores almuerzos de la Comunidad.  Sus almuerzos son, como afirmaba Lidia Caro, canónicos y mayúsculos. Tino ha conseguido crear una legión de incondicionales que no dudan en cruzarse media ciudad para almorzar allí.  Su bocadillo Paquito es, también, un escándalo. 

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