'Diosas': nueve testimonios de mujeres crudos y en primera persona

VALÈNCIA. Las posibilidades del teatro son casi infinitas, y experimentar sobre las tablas puede llegar a ser muy enriquecedor. Así es como piensa Jerónimo Cornelles, el director de Diosas, la nueva obra de Bramant Teatre que se estrena en Sala Russafa este jueves 26 de noviembre y que se podrá ver hasta el domingo 29. La pieza propone un retrato de las experiencias de nueve mujeres en torno a temas como la maternidad, el aborto o las relaciones familiares.  

Diosas se estrena con motivo del Día contra la violencia de género, pero su creador deja claro que no busca reivindicar nada, sino “exponer una serie de testimonios de nueve mujeres distintas”. La razón es que desde Bramant Teatre huyen del teatro didáctico. No piensan que el objetivo de una obra deba ser enseñar algo, sino “mostrar una serie vivencias con independencia de que el espectador sienta algún tipo de identificación”. Según Cornelles, debe ser el espectador el que decida desde su criticismo, si la obra en cuestión es reivindicativa o no.  

La pieza cuenta la historia de una joven de trece años que celebra su cumpleaños rodeada de una serie de mujeres. Para la niña es una faena, puesto que preferiría estar con jóvenes de su edad. Hasta ahí llega la ficción. El resto es todo verídico. Y para ello, Cornelles se pasó una semana entera hablando con las actrices del elenco, para que ellas contaran sus experiencias en relación con la condición de ser mujer. Las anécdotas que le resultaron más interesantes fueron escogidas y llevadas al teatro por las propias mujeres que las vivieron.  

Actrices profesionales y no profesionales

Una de las claves de Diosas es que mezcla intérpretes profesionales que se dedican a la actuación, con otras mujeres que jamás habían pisado un escenario hasta ahora. Muestra de ello es que la propia madre de Jerónimo Cornelles actúa en la obra. Sus socias en Bramant, María Minaya y Teresa Crespo, también han dado voz a sus familiares. “María  a su hija y Teresa a su hermana”.  

El creador de Diosas explica que esta modalidad teatral forma parte de su cotidianeidad. No puede ver el teatro de otra manera. Hace “lo que le apetece hacer”. Y eso, en una compañía privada y con un elenco de nueve actrices (con todos los gastos que ello conlleva) “es todo un reto”. Y la conclusión es que esa combinación puede llegar a ser muy enriquecedora. “Incluso más para las actrices profesionales, quienes al ver a las aficionadas, a veces se dan cuenta de que hay formas de actuar demasiado rígidas y pensadas”. En ese sentido, es muy interesante ver cómo se relacionan unas con otras. “Quizás una actriz profesional entendía las cosas más rápido porque posee más herramientas, pero las no profesionales me sorprendían al no ver problemas que las profesionales sí”. 

Diosas es en sí un proyecto de investigación llevado al teatro. “He querido hablar de todas esas diosas anónimas que siempre han estado en todas partes”. Así, sobre el escenario se van contando distintas historias alrededor de los recuerdos familiares, la infancia, la maternidad, el aborto, etcétera. “Al final, todo lo que se presenta lo han vivido las actrices. Creo que cualquiera se puede sentir identificado. Yo no he hecho nada más que darle forma a unas historias que hablan por sí solas”.  

Una obra adaptada a las circunstancias 

La experimentación es una constante en Diosas, una obra que originalmente estaba pensada para que el público interactuara con las intérpretes. La pandemia ha obligado a Bramant Teatre a reformular esta premisa, y aunque a Cornelles le gustara más la versión inicial, la adaptación es totalmente segura para el público.  

“La idea era que la obra pudiera hacerse en cualquier lugar. El público cogía sillas y se sentaba alrededor. Las situaciones ocurrían en un espacio en el que el público tenía que moverse para enterarse”. Tal era la implicación del espectador en la pieza, que las intérpretes incluso les ofrecían tarta de cumpleaños, por ejemplo.  

Además, en esa pretensión de captar voces diversas, tiene en su elenco a la activista y drag queen Liz Dust, quien aparece en escena “por error”. “La madre de la cumpleañera había encargado un cuentacuentos, y de repente llega una travesti”. De esta manera, Diosas incluye la percepción de feminidad no solo desde su punto de vista normativo. “En la obra, Liz lanza un discurso sobre el género desde su condición de experta. Habla sobre lo que para ella es la feminidad, y comparto todo lo que dice”.  

“Solo hablo de lo que quiero hablar” 

Cornelles hace hincapié en que Diosas no busca reivindicar nada. “Evidentemente, yo creo que hay luchas que deben estar, y que la igualdad tanto de las mujeres como del colectivo LGTBI+ no es real con respecto a los hombres. Sin embargo, me horroriza el teatro que intenta ser didáctico. Como espectador, o me veo reflejado o no, pero siempre por mis propias experiencias, no por lo que se cuente en el escenario”. De esa manera, señala que simplemente habla de lo que le apetece hablar y de la manera en que lo siente. “Mi cotidianeidad es así”.  

El director de Diosas ha querido recordar la “enorme generosidad” de todas las mujeres que han participado en la obra y que le han regalado sus experiencias. Ellas son, además de Liz Dust, Maria Minaya, Aitana Crespo, Rosa Cornelles, Amparo Ferrer Báguena, Teresa y Carmen Crespo, María Poquet y Ruth Lezcano.  

Bramant Teatre siempre ha dado gran peso a los personajes femeninos en sus obras. “Me interesa más trabajar con actrices –apunta Cornelles-. No por nada, no es ni mejor ni peor, pero siempre nos ha parecido más interesante”. 

La obra no busca hacer un retrato de la mujer contemporánea, puesto que eso “sería generalizar”. Por el contrario, lo que busca es crear un retrato de nueve mujeres. “También me gustaría haber contado con una mujer que haya adoptado o con otra que no tiene hijos porque no le gustan los niños; pero una producción de nueve actrices sobre el escenario ya es lo bastante grande”.  

Otras propuestas 

Diosas no es la única propuesta actual de Bramant Teatre. En 1 km² (que ya se estrenó en Russafa Escènica) la compañía trae otra propuesta itinerante que transcurre en seis lugares distintos a través de los cuales el espectador va caminando. La obra cuenta la historia de doce personas encerradas durante toda la primavera en un kilómetro cuadrado. Se trata de una metáfora sobre lo que ha supuesto la cuarentena para todos y lo que podría volver a suponer. Esta obra no ha tenido que ser readaptada porque está pensada para un total de 10 espectadores como mucho, lo cual les ha permitido mantener la fórmula original.