VALÈNCIA. Tras el desbloqueo de la ampliación del Puerto de València con el Gobierno de España el pasado año, la Generalitat Valenciana se marcaba un nuevo objetivo en la mejora de infraestructuras de la Comunitat Valenciana: ampliar la capacidad aérea. Semanas después dar pasos para aumentar la llegada de contenedores por mar, la Feria Internacional de Turismo (Fitur) fue el escenario en el que dar por iniciada una nueva afrenta: incrementar los pasajeros que acceden a la Comunitat Valenciana por aire con la ampliación del Aeropuerto de València en Manises y una segunda pista en El Altet (Alicante).
Desde entonces, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, había dejado caer la reivindicación en varias ocasiones con el anuncio de un informe confeccionado por el Consejo de Cámaras de Comercio. Una exigencia que se ha visto acelerada desde la pasada semana cuando Maurici Lucena, el presidente de la empresa pública estatal encargada de la mayoría de los aeropuertos de España, Aena, señalaba en una junta de accionistas que dichos planes estaban sobre la mesa, algo que ya avanzó el ministro de Transportes, Óscar Puente, a principios de abril, pero que emplazó a 2027 con la confección del Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA) 2027-2031.
Unas fechas que no contentan al president de la Generalitat, que este martes exigía que fuera 2024 el año en el que se inicien los trámites para poner a punto estas infraestructuras que, en el caso de València, estarán rozando la saturación en 2024. Lo hacía en la exposición del mencionado informe 'Estudio del Impacto Económico de la Ampliación del Aeropuerto de Valencia', elaborado por el Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana'. Un acto presentado por el presidente de la institución, José Vicente Morata, junto al presidente de la Generalitat y los economistas responsables del documento, Amadeo Aznar y Gracia Cicuéndez.
El modelo predictivo del informe en el que se basan las cifras anteriores contempla tres posibles escenarios: uno pesimista en el que los pasajeros se incrementarían un 30% respecto a los 10,5 millones de capacidad técnica máxima, uno neutro, en el que aumentarían un 50% y otro optimista, con una subida del 70%. En el escenario pesimista, durante el periodo 2024-2030, el aeropuerto de Valencia podría recibir 13 millones y en el neutro 17,3 millones de turistas anuales, aunque contemplan que la cifra podría superar los 21 millones de pasajeros en caso de darse las perspectivas más optimistas de tráfico aéreo. Unos incrementos que no podrían darse si no hubiera una ampliación del espacio.
En 2022, el aeropuerto cerró con 9,9 millones de pasajeros frente a los 10,5 millones de capacidad teórica máxima. Unas cifras que abocan a no poder incrementar el número de visitantes y que, según las conclusiones del informe, supondría un impacto total negativo sobre la renta provincial de más de 933 millones de euros anuales en el periodo 2024-2030, unos ingresos en riesgo de 1.080 millones de euros anuales y 17.483 empleos en peligro, en un escenario neutro. Unas cifras que podrían alcanzar los 1.780 millones de euros al año en un escenario optimista, 1.540 millones de ingresos y 28.860 empleos al año.
Así, el impacto de la llegada de los 17 millones de turistas en el escenario neutro supondría 620 millones de euros anuales de impacto directo sobre la renta, 186 millones de impacto indirecto y 127 millones de impactos inducidos. Estos números supondrían, en total, un 13% del PIB. En el escenario más optimista, el impacto sobre la renta sería de 1.540,8 millones de euros al año. El estudio advierte que en los próximos años cerca de cuatro millones de viajeros al año podrían dejar de utilizar esta infraestructura si no se amplía, perdiendo un gasto turístico potencial de más de mil millones de euros de media al año en el periodo 2024-2030. "Por cada euro que no se gastan, "el PIB se resiente 0,84", señalaban los autores.
Entre las razones detrás de los aumentos del tráfico aéreo, los autores han mencionado el crecimiento del turismo internacional; el crecimiento de la población extranjera, que prevé que crezca un 85% hasta 2037; su peso en la industria como tercera provincia con más empresas, la atracción de inversiones en los últimos años y conflictos geopolíticos en otros países que desvían el turismo a otras zonas más estables.
Los sectores más perjudicados por la no ampliación sería el de alojamiento y restauración, así como los de actividades recreativas, culturales y deportivas. Además, el estudio avisa de que también se produciría un impacto por la conectividad para empresarios y trabajadores, más allá del turismo, ya que la infraestructura facilita la atracción de capital en la industria, construcción y servicios no turísticos e impulsa la exportación.
Para avanzar con la reivindicación, Mazón avanzaba que el próximo 9 de mayo se celebrará una reunión con Aena en la que presentarán el estudio que "acredita" la reivindicación y a la que asistirán los departamentos de Infraestructuras y Turisme. También, llevarán el destinado a justificar la necesidad de una segunda pista en Alicante, y cuyos datos darán a conocer el próximo 8 de mayo. "Necesitamos certeza, calendario y concreciones", insistía el presidente de la Generalitat.
El Ayuntamiento de Manises, localidad en la que se ubican las instalaciones del aeropuerto de Valencia, se mostraba "absolutamente en contra de la ampliación" de esta infraestructura tras el anuncio de Aena. "Se trata de una decisión motivada por el beneficio económico generado por el turismo que sacrifica la salud y el bienestar de la ciudadanía de Manises y de las localidades colindantes", señalaba.
Al respecto, Mazón señalaba que el proceso "tiene que ser sostenible y con diálogo". A esto sumaba que no han definido cómo debe ser esa ampliación, sino que deben ser los técnicos de Aena quienes realicen el estudio y definan las cuestiones técnicas.