Velázquez, Murillo o Ribalta se reúnen en el Museu de Belles Arts con Fieramente humanos, una mirada a la representación de los santos en el barroco
VALÈNCIA. En el siglo XVII se llevaron a cabo más canonizaciones de santos españoles que en todo el milenio anterior, consecuencia de una Contrarreforma que llevó a la Iglesia católica a reformular su imaginario. Tras el Concilio de Trento, la institución reforzó una “operación de marketing” con la que quiso conectar al fiel y la divinidad a través de un arte que, de nuevo, fue clave para su misión evangelizadora. Para ello se hizo servir de impactantes imágenes de unos santos que se mostraban tan humanos como cargados de dramatismo, generando una suerte de nómina de “héroes” católicos en la que, en lugar del Spider-Man o Iron Man del ‘multiverso’ Marvel, se presenta a Teresa de Jesús o Francisco de Borja.
“Un superhéroe no es ni más ni menos que alguien con capacidades sobrenaturales, por encima de los seres humanos, y que, entendemos, las orienta para hacer el bien. Lo que se realiza con estos personajes en el siglo XVII es muy parecido. La construcción del héroe, aunque fueran personajes reales, al final es una construcción póstuma”. Estas palabras las firma Pablo González Tornel, director del Museu de Belles Arts de València y comisario de la muestra Fieramente humanos. Retratos de la santidad barroca, que desde hoy se puede visitar en la pinacoteca. El proyecto fue presentado por el director junto a la directora general de Patrimonio Cultural, Pilar Tébar, y la directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga, Lourdes Moreno, centro que coproduce la muestra y donde se pudo ver en 2023, quien también puso el acento en su discurso en ese concepto de "héroes" del barroco que sirvieron a la Iglesia para superar su "crisis" a golpe de imagen.
Aunque hace mucho tiempo que el imponente edificio que alberga el museo está desvinculado de la labor religiosa, para la ocasión la pinacoteca ha querido generar la ilusión de un lugar de recogimiento, un espacio oscurecido a través de unos grisáceos muros en los que el visitante pueda sobrecogerse ante el dramatismo y la teatralidad de una exposición que nos sumerge en el Barroco español. Lo hace a través de 36 obras maestras de los principales pintores y escultores españoles del siglo XVII, un recorrido que analiza la representación de la santidad en esa época -con algún guiño al presente, también- y que se envuelve con una banda sonora a partir de una selección de piezas de música de capilla del siglo XVII y la proyección de dos fragmentos de Fuego en Castilla, el corto documental de José Val del Omar en torno a la Semana Santa.
El Museo Nacional del Prado, junto al Museo de Bellas Artes de Sevilla o Bilbao, es una de las principales instituciones que ha participado en el proyecto con la cesión de obra, un recorrido que reúne a firmas tan destacadas como Murillo, Ribera, Ribalta, Orrente o Velázquez, entre otros. "Todas son obras maestras de la historia del arte español: ninguna tiene un pero", subrayó González Tornel. Algunas de las piezas destacadas de la muestra es El Retrato de Simón de Rojas en su lecho de muerte, de Velázquez, que también sirve para explicar cómo en esa época hubo una gran obsesión por retener imágenes de aquellas personas que podrían ser canonizadas en un futuro, con el objetivo de dejar constancia de sus facciones para que sirvieran de referencia en reproducciones futuras. Esto, claro, también puede dar con el caso contrario, en el que se retratara a alguien pensando que iba a ser canonizado y que finalmente no fuera así, como es el caso de San Andrés y el venerable fray Juan Micó, de Ribalta.
Con todo, la muestra refleja la tarea de los artistas del barroco de unir los rasgos humanos de los representados con su esencia espiritual, mostrando “la verdadera imagen de la santidad” a través de una obras que trataban de generar una conexión emocional con la masa. Lo hacían siendo plenamente conscientes de que el alcance de la obra pictórica superaba al de la literatura, al de las biografías de los santos, ante un pueblo en gran medida analfabeto. Una imagen vale más que mil palabras. En este sentido, buena parte de las obras presentadas presentan a los santos del barroco sufriendo, experimentando dramas físicos y mentales, una mirada a mártires y penitentes como san Jerónimo, María Magdalena, e incluso el propio Cristo en su Pasión,
La exposición también genera un espejo con la creación contemporánea a través de tres piezas cedidas por el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) que muestran cómo el barroco ha salpicado o sido interpretado por algunas de las firmas clave del arte del siglo XX. Entre ellas, se presenta la Crucifixión de Antonio Saura, que traduce a través de sus códigos como la importancia del color negro o la pincelada violenta, o Místico de Darío Villalba, una fotografía de gran formato de un hombre desconocido que reflexiona sobre la alienación del hombre moderno. También presenta la exposición la obra El patio de las tentaciones, de Equipo Crónica, formado por Rafael Solbes y Manolo Valdés, una pieza que se sirve de la imagen de santa Teresa para pasarlo por el filtro de la cultura pop, conectándola con elementos como unos lazos rosas que hacen referencia al belga Paul Delvaux.
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