VALÈNCIA. El PSPV y Compromís están aprendiendo a convivir fuera del poder. La cosa no resulta sencilla ni siquiera dentro de cada partido. Cuando se pierden las instituciones hace frío y las disputas por los liderazgos aparecen de manera inmediata –que se lo digan estas semanas a los socialistas–. Pero a ello se añade qué rol tener dentro de la oposición. Y en ello andan ambos partidos, que tienen ya previsto un encuentro en Les Corts próximamente para fijar cierta coordinación en algunos asuntos.
Las dos formaciones iniciaron un primer tramo de legislatura por separado. La hasta hace poco portavoz del PSPV, Rebeca Torró, asumió un papel de confrontación con el PP y Vox –sobre todo con el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón– bastante duro. Incluso entró en el cuerpo a cuerpo y en el terreno personal en alguna ocasión y evitó acuerdo alguno con los populares. Ahora se inicia una nueva etapa con José Muñoz de síndic socialista tras la marcha de Torró a la secretaría de Estado de Industria.
Compromís, por su parte, digirió más rápido el resultado electoral y decidió entrar al juego en aquello que podía convenirle. El gran ejemplo de ello fue la maniobra del PP para que la coalición tuviera un puesto en la Mesa de Les Corts, lo que provocó que el PSPV se quedara con sólo un representante. Compromís se esforzó mucho en vestirlo de que no fue un pacto, pero resulta evidente que sí lo fue. De hecho, a partir de ese momento los populares los consideraron sus socios preferentes de la oposición e incluso acordaron con ellos alguna de las enmiendas a la conocida como ley de Acompañamiento –sin la cual no pueden salir adelante los Presupuestos de la Generalitat–.
El contexto, sin embargo, es cambiante. Aunque las dos formaciones de izquierdas dejan claro que el hecho de que hayan sido socios en el Consell no implica que lo sean en la oposición –mantendrán las diferencias–, sí existen diversos asuntos pendientes de salir adelante en los que es necesario su apoyo de la oposición, por lo que prefieren ir más de la mano. Motivo por el que los portavoces en Les Corts de ambos partidos –José Muñoz y Joan Baldoví respectivamente– tienen previsto reunirse durante los próximos días, señalan fuentes parlamentarias.
Dos de las cuestiones que se encuentran encima de la mesa son la renovación de los órganos estatutarios o la dirección de la Agencia Antifraude. Respecto a la primera, en este momento hay cuatro entes que se encuentran en funciones: la Sindicatura de Comptes, el Consell Jurídic Consultiu, el Consell de Transparencia y el Consell Valencià de Cultura. Algunos de estos órganos resultan clave para el correcto funcionamiento de la administración valenciana, pero los partidos han sido incapaces de desbloquearlos en los últimos años.
En el inicio del nuevo curso político, el PP retomó las conversaciones con la oposición, aunque se frenaron. Posteriormente, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, incluyó los órganos estatutarios en la oferta de pactos sobre agenda valenciana que desplegó ante el PSPV y Compromís. Ambos lo rechazaron como era previsible, por lo que volvió a quedar todo en el aire. Ahora, los populares quieren abordarlo de nuevo en breve.
Respecto a la segunda, en diciembre Les Corts Valencianes iniciaron el trámite para nombrar a quien deberá suceder al actual director de Antifraude, Joan Llinares. Su mandato finaliza, según la ley, el próximo junio, justo cuando se cumplen siete años al frente de este puesto que no se puede renovar.
Quien lo sustituya tendrá que ser elegido por mayoría de tres quintas partes del Parlamento. Es decir, los dos partidos del Consell (PP y Vox) y, al menos, uno de la oposición. Así que el PSPV y Compromís deben decidir su estrategia de negociación.
Tanto en el caso de los órganos estatutarios como en el de Antifraude ambas formaciones parece que se decantan por hablar con los populares en bloque y no de manera individual. Algo que no comenzó de esta manera en el caso de los órganos estatutarios, dado que el PP trató de buscar a Compromís primero y los socialistas no tenían prisa alguna en abordarlo.
Pero el encuentro entre Muñoz y Baldoví no sólo supone establecer una posición en estos dos asuntos –que centrarán las conversaciones de las próximas semanas en Les Corts–, sino iniciar una nueva etapa de coordinación de estrategia desde la oposición con un intento de reforzar el bloque de izquierdas que no sólo consista –como hasta ahora– en un 'sálvese quien pueda'.
De un lado, en el discurso público de los ataques a la gestión del Consell PP-Vox –incidiendo especialmente en algunas áreas concretas como Cultura– o de las críticas a Mazón por el hecho de que no vaya a someterse a ninguna sesión de control en Les Corts durante todo el mes de enero. De otro, abrir la puerta a la negociación de nombramientos con los populares con la intención de que se desvinculen de Vox y evidenciar, de paso, sus diferencias.