VALÈNCIA. El barrio de Campanar de València amaneció este viernes en un pesado silencio. Conforme más próxima era la distancia a la zona del trágico incendio en un edificio de 14 plantas, más se presenciaba la consternación que ha provocado. Vecinos, viandantes, trabajadores… el bajo tono de voz y los rostros de tristeza predominaban en todos los rincones de las calles. La gravedad de lo sucedido se tradujo en lo menos deseable pero a su vez esperable: el número de víctimas mortales confirmadas asciende a nueve y hay un desaparecido.
No se trata de los datos definitivos, puesto que son los de una primera revisión ocular realizada por los profesionales que accedieron al edificio (bomberos y policía científica) tras comprobar piso por piso. De hecho, a lo largo de la tarde de este viernes hubo un baile de cifras. Inicialmente, la delegada del Gobierno en la Comunitat, Pilar Bernabé, trasladó que había diez cuerpos encontrados y que esa cifra coincidía con el número total de desaparecidos que tenían contabilizados. Posteriormente, Delegación del Gobierno comunicó que en realidad eran nueve los fallecidos y había un desaparecido, a la espera de una nueva actualización.
En cuanto a la evolución de los desaparecidos, las autoridades políticas señalaron que inicialmente había 14. De ellos se logró localizar a cuatro, con los que no se había podido contactar durante las primeras horas por diversas circunstancias. De los diez restantes hay nueve fallecidos de los que por ahora se tiene constancia y una última persona de la que nada se sabe.
En mitad de la zona acordonada por las fuerzas de seguridad se alzaba este viernes el esqueleto calcinado de lo que fue, hasta el pasado jueves, el hogar de centenares de personas. Unas nunca volverán a entrar. Otras no pudieron siquiera salir. En esta historia, se mezcla la tragedia con el milagro. Una familia al completo murió atrapada en su casa. Un matrimonio junto a un hijo de dos años y a una hija de apenas 15 días. Trataron de refugiarse en el baño por las propias indicaciones de los bomberos, pero el fuego pasó a estar fuera de control y quedaron atrapados. Indescriptible el horror.
"Tenemos que dar gracias de estar vivos", le comentaba una pareja de afectados a unos conocidos mientras se fundían en un emotivo abrazo en la calle. Como ellos, muchos más. El fuego les ha arrebatado todo. Pero han sobrevivido. Más de un centenar han sido realojados en plazas hoteleras.
Luego están los héroes. Cómo no, los bomberos. Dos de ellos permanecían ingresados en la tarde del viernes, aunque el pronóstico no es grave. Su trabajo del pasado jueves fue encomiable para cualquier vecino al que se pregunte. El riesgo de que el incendio acabara con la vida de alguno de estos profesionales fue realmente alto. La rápida actuación hizo que a los primeros que llegaron les diera tiempo a entrar en el edificio y subir varios pisos para tratar de rescatar a gente. Pero ese intento se convirtió en una trampa. Las llamas se propagaron con mucha rapidez por todo el edificio, en apenas 20 minutos, y entrando en las viviendas. La salida de algunos bomberos cuando ya no había más posibilidad de seguir adelante fue extraordinariamente dificultosa. Uno de ellos se despidió por la radio ante la situación en la que se vio envuelto. Otro consiguió acceder a un balcón de un piso para saltar a un colchón de salvamento. Unos minutos más y...
No olvidará su labor, desde luego, la pareja rescatada por ellos tras pasar más de dos horas en el balcón de su piso. "Ahora estamos vivos, que es lo que importa", afirmaron este viernes en À Punt. Sara y Ammar agradecieron a estos profesionales "que arriesgaran sus vidas" para ayudarles y recordaron cómo apagaban el fuego que les rodeaba en los pisos superiores e inferiores para que estuvieran "protegidos". "Fue un momento muy estresante y no queríamos morir quemados, estábamos a merced de los bomberos", relataron esta portuguesa y su pareja belga, nómadas digitales que decidieron hace algo más de un año asentarse en València.
Entre los héroes también se encuentra Julián, el conserje de una de las torres del edificio. En mitad del caos de las llamas y en los minutos clave en los que todo ocurrió con tanta velocidad, logró sacar a varias personas llamando puerta por puerta, a todas aquellas que pudo. Algunos no se habían dado cuenta de nada. "Lo he hecho de corazón. Lo que quería era ayudarles, porque lo que ha pasado es muy gordo", dijo este viernes en declaraciones a la Cadena Cope. Igualmente, confirmó que en el piso en el que presuntamente se inició el fuego no había nadie. El papel de este conserje fue también fundamental en los listados que hizo la policía sobre los vecinos que vivían en el edificio y con los que se pudieron establecer los primeros recuentos. Aunque la tragedia es enorme, desde luego habría sido mucho peor si no hubiera sido por actuaciones como la de Julián y los bomberos.
Los trabajos continuaron este viernes de manera incansable. Alrededor de un centenar de bomberos realizaron labores en el edificio. Después de que se consiguiera apagar el fuego y comprobar la seguridad para entrar, accedió la policía científica. Posteriormente, llegó la comisión judicial, compuesta por la titular del juzgado de Instrucción número 10 de Valencia, el letrado de la Administración de Justicia de su juzgado y cuatro equipos forenses. Allí procedieron al levantamiento de los restos mortales de las víctimas, que a continuación fueron trasladados. También ordenaron que se les realicen las correspondientes autopsias y se practiquen las diligencias necesarias para su identificación.
El juzgado ha abierto diligencias previas para investigar las causas y circunstancias del incendio y ha decretado el secreto de las actuaciones a fin de "proteger las pesquisas policiales y la intimidad de las víctimas y sus familiares". Además, el Cuerpo Nacional de Policía, en colaboración con otras instituciones, ha habilitado varios puntos en València, entre ellos en el Centro de Turismo (CDT) ubicado en el Paseo de la Alameda, para recabar información y muestras de ADN de familiares de personas desaparecidas que permitan su localización e identificación.
Mientras la vía judicial y policial sigue su curso, las muestras de solidaridad han sido abundantes. Los vecinos de Campanar y del resto de la ciudad se han movilizado para ofrecer ropa, productos de higiene o comida para mascotas. El Ayuntamiento ha insistido especialmente en canalizar a través del consistorio todo ello.
El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y la alcaldesa de València, María José Catalá, anunciaron también un paquete de medidas urgentes para los afectados. Se trata de ayudas directas, de alquiler y bonificación de vivienda.
De mismo modo, las farmacias están habilitadas para dar medicación de pacientes crónicos, debido a que los afectados la han perdido toda.
En una entrevista en TVE, Catalá recordó que el edificio tenía el expediente en regla y que se le otorgó la licencia municipal "en condiciones de normalidad". "Coincido con quienes dicen que habrá un antes y un después de este incendio y que habrá un proceso de reflexión sobre las técnicas constructivas. Esa reflexión va a llegar pero 24 horas después es pronto", apuntó.