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Han pasado diez años desde que Diego Laso, casi sin planearlo, abriese una pequeña barra de sushi para llevar en el semisótano de un mercado que por aquel entonces, 2013, era como un solar abandonado.
Una década después, Momiji Atelier no ha perdido músculo y continúa siendo una gran opción cuando tienes ganas de comer buen sushi.
Momiji forma parte de ese reducido olimpo que ha elevado el nivel de restaurantes japoneses en València a las nubes, pero tiene algo que lo diferencia y que lo hace más interesante. La posibilidad de improvisar. En una ciudad en la que cada vez es más difícil salir a comer o a cenar sin reserva, tranquiliza que exista una barra japonesa en la que vas a comer muy bien sin haberlo tenido que planificar y marcar en Google Calendar con dos semanas de antelación.
Momiji es como el oro, un valor refugio en momentos de incertidumbre. Me gusta, a pesar de que no consigo evadirme del todo del bullicio del Mercado de Colón, que sin llegar a ser agobiante, me acaba por desconcentrar. Una de sus virtudes es precisamente esa, que su cocina te haga olvidar el espacio. Lo que no es fácil de olvidar son sus nigiris o ciertos platos de la carta como el tataki de bonito con berenjena asada. Su menú de entre semana (25 euros) es de lo mejor que podrás encontrar con esa calidad en el centro.
Plato destacado → Presa ibérica saikyo yaki con parmentier de miso.
Presa ibérica saikyo yaki con parmentier de miso.