VALÈNCIA. Las energías renovables en España se encuentran en un momento de efervescencia propiciado por una legislación que busca acelerar la transición energética para cumplir con los objetivos europeos de descarbonización. Pero, también, por el retraso en su despliegue en el territorio nacional respecto de otros países europeos, debido a antiguas normas como el 'impuesto al sol', que provocaron un largo periodo de decadencia y situaron a España a la cola de Europa en cuanto a potencia instalada.
Una situación que hace unos años se intentó revertir y ha derivado en un 'boom' de proyectos y de compañías internacionales que están aterrizando en el país con importantes inversiones. Este ha sido el caso de la británica Esparity Solar, dedicada a la promoción y desarrollo de parques fotovoltaicos, que ve en el país el mejor mercado mundial para el desarrollo de fotovoltaica. Y, por ello, promueve nueve parques en diferentes puntos que suman 550MW y cuentan con una inversión que roza los 420 millones.
La compañía, fundada en 2017 por un grupo de 19 inversores y expertos en el sector energético, arrancó su actividad un año después y para su desembarco en el país eligió València como base de operaciones. Su fundador y CEO, James Sibony, venía de constituir otra empresa similar en Australia, con la que promovió proyectos por cerca de 1.000 MW. Esa fue la semilla de Esparity Solar. Esa experiencia y conocimiento sobre el sector que decidió ofrecer con la constitución de esta nueva empresa que puso en su punto de mira las renovables en España.
"Este país es el mejor mercado mundial para el desarrollo de fotovoltaica. Tenemos todos los ingredientes para su éxito: mucho sol, el terreno es muy apto y existen muchas zonas con poco valor agrario. Además, es un país con mucho potencial de crecimiento y con oportunidades para exportar energía al resto de Europa", destaca el CEO de la firma.
Así, actualmente la energética tiene en cartera nueve proyectos de parques fotovoltaicos en España con una potencia total de 555 MW y una inversión que alcanza los 420 millones. De ellos, cinco se ubican en la Comunitat Valenciana, que suman 200 MW y suponen 150 millones del capital invertido. Asimismo, la compañía cuenta a día de hoy con un pipeline de 2,6 GW.
En concreto, promueven una planta de 150 MW en Pamplona; otra de 100 MW en Fontanar (Guadalajara); otras seis de 50 MW en Biar (Alicante), Petrel (Alicante), Dos Hermanas (Sevilla), Novelda (Alicante), Monovar (Alicante); y una más pequeña de 5 MW en Xàtiva (Valencia). Tres de estos parques, el de Navarra y los de Movovar y Novelda, fueron vendidos a la firma de inversión Kobus Partners, a través de su tercer fondo de capital riesgo, Kobus Renewable Energy III.
"Tras el parón del sector durante casi diez años, ahora en España el coste de los paneles ha bajado tanto, mientras la eficiencia ha subido, que producir un kW/hora de energía fotovoltaica durante vida útil de la planta es más barato en comparación con otras tecnologías como el gas, el carbón, la nuclear o la eólica. Por eso, existe una gran ventaja competitiva y estamos de nuevo en un 'boom' fotovoltaico", subraya.
Y su llegada a València tampoco fue casualidad. Además de que su director general, Francisco Clavel, es valenciano, Sibony asegura que históricamente la provincia ha tenido una presencia muy importante y destacada en toda la cadena de valor de las renovables. Pero, no solo eso, sino que también se valoró sus conexiones y la reducción de costes operativos respecto de otras plazas como Madrid o Barcelona.
La compañía está centrada en estos momentos en la fase de promoción y desarrollo de los proyectos, tras la identificación del terreno y los puntos de conexión. También, se encarga de toda la tramitación urbanística de los parques. Por el momento, su foco está puesto únicamente en el mercado español, aunque también barajaron la posibilidad de dar el salto a Portugal, una opción que finalmente descartaron por recursos y capital.
Eso sí, no descartan la diversificación de sus líneas de negocio y ya están trabajando en proyectos de almacenamiento, así como valoran la posibilidad de pasar a una fase de gestión de la construcción de las plantas y su posterior mantenimiento. También barajan quedarse los parques fotovoltaicos para la venta de la energía a largo plazo y financiar así la construcción.
"No estamos barajando la comercialización de la energía, que es un negocio diferente al nuestro, pero sí alianzas con alguna comercializadora para vender la energía en el mercado horario o a través de la fijación de un precio con un comprador industrial. De hecho, estamos negociando con una empresa líder y de las más grandes del mundo del acero para intentar descarbonizar su negocio. Estamos aún en una fase de negociación del acuerdo marco para la venta de una buena cantidad de MW/hora", explica.
En estos momentos en el sector existe mucha incertidumbre por la cercanía del hito del próximo 25 de enero, cuando los proyectos deben haber recibido una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable por parte del Ministerio de Transición Ecológica para poder seguir adelante. De no llegar a esa fecha con la DIA favorable, pese a que los proyectos cuenten con autorización administrativa, automáticamente se quedarán fuera, perdiendo los puntos de conexión a la red y el aval depositado.
Según la patronal autonómica Avaesen, está en juego la viabilidad de 160 empresas valencianas, que pueden acabar en la quiebra. Además, la Administración también se enfrentaría a posibles demandas millonarias por responsabilidad patrimonial por parte de los promotores. "Ahora mismo todo el sector está muy enfocado en conseguir las declaraciones favorables. Es una responsabilidad muy grande", asegura.
De hecho, considera que el Ejecutivo no va a poder cumplir con el plazo por el gran volumen de proyectos que todavía tiene que evaluar. "Los promotores hemos hecho todo lo que teníamos que hacer para la presentación de los expedientes, pero la Administración se ha retrasado. Por tanto, para no perjudicar al sector entendemos que se abrirá la posibilidad de conceder permisos y licencias con validez retroactiva, es decir, en vez de conceder la DIA en enero será en febrero o marzo, pero con validez. De lo contrario, estarían obligados a ejecutar el aval y eso abriría un melón judicial muy complejo que no favorece a nadie", asegura.
Dado que la compañía tiene presencia en diferentes regiones, sí ha detectado claras diferentes autonómicas en la tramitación de los proyectos. En este sentido, explica que en la Comunitat Valenciana el proceso "es más lento" que en otras autonomías. "Se han demorado mucho y no han cumplido con los plazos y eso tiene un impacto en la confianza de los inversores", remarca.
Tanto es así que, aunque cinco de las nueve instalaciones que promueve se ubican en territorio valenciano, el CEO de Esparity Solar admite que de cara al futuro su prioridad son "otras comunidades precisamente por la tramitación" en la región. "El sector sabe muy bien que la Comunitat Valenciana no es fácil para el desarrollo de las renovables. Es cierto que aquí hay mayores limitaciones a nivel de terrenos por la protección paisajística que existe en comparación con otras zonas como Andalucía o Castilla-La Mancha, con menor población. Pero la realidad es que aquí es más complejo hacer promoción que en otras autonomías", reconoce.
También han sufrido el rechazo de algunos municipios a sus proyectos. Por ello, suelen llevar a cabo planes de participación con reuniones vecinales para explicarles cómo se desarrollará la instalación. "Trabajamos mucho con las comunidades locales. Por ejemplo, en Monovar patrocinamos el equipo de balonmano para reinvertir en la localidad y que todos puedan beneficiarse", destaca.
Además, tres de sus proyectos cuentan con el Sello de Excelencia para la Sostenibilidad de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), que reconoce las plantas de energía solar en suelo realizadas con los mayores criterios de integración social y ambiental. Un certificación en la que se valoran parámetros socioeconómicos, de preservación y restauración de la biodiversidad y de economía circular, que responden con su compromiso con la sostenibilidad económica, social y medioambiental.
"Siempre incluimos en los proyectos medidas compensatorias para favorecer la biodiversidad del perímetro de la instalación, así como medidas que favorezcan económicamente al municipio donde se ubica el parque mediante la creación de puestos de trabajo o a través de patrocinios", destaca Sibony.
De cara al medio plazo, Esparity Solar se ha fijado un plan a cinco años para alcanzar los 2 GW en producción a finales de 2028, con una inversión que rozará los 1.000 millones de euros de capital para la financiación de esos nuevos parques. Por ahora, ya tienen varios proyectos firmados o en proceso de acuerdo y, a su vez, van a optar a las nuevas subastas del Gobierno para obtener los puntos de conexión.
"Nos estamos preparando para estos concursos con el objetivo de llegar a esos 2 GW en producción a finales de 2028. Serán cerca de 17 nuevos proyectos. Por tanto, nuestra estrategia pasa por el desarrollo de la energía fotovoltaica, pero también por potenciar el almacenamiento", concluye.