BRUSELAS. La escasez de minerales estratégicos y tierras raras, la guerra y la deslocalización industrial de principios de siglo marcarán las próximas crisis. La falta de chips ya ha producido una contracción en la fabricación de coches en un 10%, cifra que se multiplicará si la Unión Europea (UE) no revierte esta situación y procede a importar fábricas y patentes tecnológicas. La nueva ley europea de semiconductores está en esta línea, así como las inversiones, tanto desde Madrid como desde Bruselas. La Generalitat Valenciana ha conseguido, por su parte, la fábrica de baterías eléctricas para Sagunt y la Generalitat catalana ha logrado importar una fábrica de semiconductores desde Corea.
Es por ello, que el Parlamento votará la nueva Ley Europea de Chips, que reafirmará la competitividad y la resiliencia de Europa en las tecnologías y aplicaciones de semiconductores, y contribuirá a lograr la doble transición digital y ecológica. Para ello, reforzará el liderazgo tecnológico de Europa en este ámbito. Lo que se pretende es reforzar todos los instrumentos financieros para que los fondos europeos se destinen a la industria pesada y tecnológica, para que Europea vuelva a fabricar, algo en lo que siempre ha destacado el Viejo Continente, tanto en calidad como en diseño e innovación.
Los chips son activos estratégicos para cadenas de valor industriales fundamentales. Con la transformación digital están surgiendo nuevos mercados para la industria de los chips, tales como los automóviles altamente automatizados, la nube, la internet de las cosas, la conectividad, el espacio, la defensa y los superordenadores.
En la Comunitat Valenciana existe un cluster del microchip formado por empresas de microelectrónica y semiconductores, agrupadas en el Valencia Silicon Cluster. Su objetivo fue posicionarse para la convocatoria del PERTE para semiconductores que convocó el año pasado el Ministerio de Economía. El objetivo es recuperar influencia geoestratégica de Europa en el mundo frente al imperio asiático.
Son, precisamente, Taiwán y Corea del Sur los países que concentran el 81% del mercado global de fabricación de semiconductores, un dependencia tecnológica que ha puesto al descubierto las tensiones entre Europa, Estados Unidos y China. Se da la circunstancia, de otro lado, que es un compañía holandesa la mayor fabricante de máquinas para la fabricación de chips a través de su patente. Y, lamentablemente, su mercado está en Asia, aunque transportar esta maquinaria pueda suponer al menos un año en transporte, montaje e instalación.
El Gobierno español ha apostado por esta tecnología, esencial para dar el paso a la transformación verde y digital de la sociedad, con un PERTE de 12.250 millones de euros procedente de fondos europeos. No obstante, esta cantidad supone sólo un 10% de lo que habría falta , por ejemplo, para las instalaciones de una sola fábrica, por lo que se necesitan inversores privados.
Un ejemplo sería la coreana Samsung, que estaba considerando establecerse en España para instalar su planta de fabricación de semiconductores en Europa. Al menos, es lo que se concluyó tras la visita en noviembre pasado del presidente Pedro Sánchez a Seúl. De momento, los proyectos existentes en España para fabricar chips están basados en el nodo de 22 nanómetros. Este proceso está alejado los nodos más avanzados de Intel, TSMC o el mismo Samsung.
Por su parte, Catalunya también cerró un acuerdo con la República de Corea para construir una fábrica de componentes de baterías eléctricas para vehículos en Tarragona, cuya previsión es que esté operativa en 2024. La surcoreana Iljin invertirá 600 millones de euros y dará empleo a 500 personas. Esta empresa se dedica a la fabricación de una lámina de cobre especial, cuya patente se llama “elecfoil” y que es más fina que un cabello humano. Se trata de un elemento básico para las baterías de litio necesarias para los motores sin combustión.
Durante el plan de deslocalización global que afectó a la Europa de principios de siglo, España cerró dos plantas de microchips, una en Madrid y la otra en Catalunya. La norteamericana AT&T y la catalana Piher. La primera fue por falta de visión de futuro y por la fuerte competencia del mercado asiático.
Respecto. La catalana, fue debido a un proceso digno de novela de espionaje. Piher, perteneciente a una familia catalana, era una empresa local de principios de los años 40 que fabricaba transistores. Se vio envuelta en un juicio en Estados Unidos, por el que se la condenó a pagar una multa millonaria de la que nunca se recuperó. La acusación fue la exportación/contrabando de secretos tecnológicos a Cuba y la Unión Soviética.
Lamentablemente, debemos recordar que en los años 90 la Unión Europea fabricaba el 44% de los semiconductores usados. Mientras que ahora no se producen ni el 10% en el viejo continente debido al abandono de las minas por criterios medioambientales la deslocalización de la industria pesada hacia otros comitentes por la competencia en los costes de recursos humanos principalmente. Por ello, en estos momentos más del 80% de los componentes se fabrica en Asia.
La próxima semana, el comité de Industria, Investigación y Energía (ITRE) del Parlamento Europeo votare informe relativo al establecimiento de un marco de medidas para el fortalecimiento del ecosistema de semiconductores de Europa, la llamada Ley de Chips. También se aprobará la modificación del Reglamento (UE) 2021/2085 por el que se establecen las empresas conjuntas en el marco de Horizonte Europa, en lo que respecta a la empresa conjunta de chips.
De otro lado, la Comisión Europea presentará ante el Parlamento el acuerdo de asociación digital UE-República de Corea, que se gestó en la reciente cumbre EU-Asean, celebrada en Bruselas. “En un mundo cada vez más volátil, la necesidad de trabajar con socios que comparten valores democráticos es más importante que nunca para abordar los desafíos comunes”, declaró la presidenta Ursula von der Leyen. Este acuerdo fomentará el trabajo conjunto sobre semiconductores, redes móviles de próxima generación, computación cuántica y de alto rendimiento, ciberseguridad, inteligencia artificial, plataformas, datos y habilidades.
La asociación con Corea fortalecerá la cooperación entre socios de confianza y tecnológicamente avanzados en el área digital, que es crucial para el avance sostenible de las economías europeas y coreanas. En el marco del acuerdo, se unirán esfuerzos para que la innovación digital persiga valores universales como la libertad y los derechos humanos del ciudadano global. También se planea operar un mecanismo de consulta entre Corea y la UE para discutir formas de fortalecer la solidaridad para la libertad de los ciudadanos digitales.
Fueron el comisario Thierry Breton y al ministro Lee Jong-Ho quienes preparan el terreno para su rápida implementación. La Asociación Digital se basa en una cooperación a largo plazo entre la UE y la República de Corea en el nexo entre el comercio, la investigación y la tecnología.