VALÈNCIA. Sin lugar a dudas 2020 no va a ser un año para recordar en la factoría de Ford en Almussafes. A la ya inestable situación del sector de la automoción, se suma la virulencia con la que la pandemia ha sacudido la planta valenciana, con importantes consecuencias para la plantilla. Paros, bajada de producción, ERTE consecutivos y un duro despido colectivo han sido las claves de un ejercicio para olvidar. Aunque también ha habido motivos para la esperanza: los nuevos motores GDI y los componentes mecanizados que la planta de motores va a empezar a producir para el mercado americano. Cara y cruz de un horizonte incierto en una fábrica que, pese a todo, resiste con fuerza los vaivenes del mercado.
Lo cierto es que desde hace años la factoría se encuentra en una encrucijada propiciada por los cambios que arrastra la industria del automóvil a consecuencia de los nuevos hábitos en la movilidad, la irrupción del coche eléctrico y la caída de la demanda a nivel mundial. En ese contexto, la planta no ha estado exenta de inestabilidad en la producción, con acusadas bajadas en los últimos ejercicios. Pero, este año, la caída es mayor.
Cabe recordar que la instalación valenciana paró la actividad el pasado 15 de marzo y no fue hasta mayo cuando poco a poco la retomó. Han sido dos meses con las máquinas en stand by y ello ha mermado la producción.
Así, según los datos que maneja el sindicato UGT, mayoritario en la planta, al cierre de este año 2020, Ford Almussafes habrá fabricado 235.400 unidades, lo que supone un 31,9% menos que en 2019, cuando produjo 345.600 vehículos. Un descenso propiciado por los paros en la producción por el coronavirus, pero que viene de lejos. Son ya varios ejercicios encadenando bajadas en la producción, pero este año la pandemia ha desbaratado cualquier plan en la planta.
Así, desde 2018, la planta de Almussafes arrastra una fabricación de vehículos a la baja de manera consecutiva: 345.600 vehículos en 2019, 381.000 en 2018, 417.002 en 2017, 394.111 en 2016 y 388.434 en 2015. Un histórico que refleja cómo los descensos en la producción se han venido sucediendo desde el año 2017, ejercicio con la máxima producción en este periodo.
De hecho, este recorte tiene también su explicación en el ajuste diario que ha habido en la factoría. No solo en cuanto a personal, sino también en fabricación. Actualmente, son 1.640 los coches que se fabrican al día, 200 unidades diarias menos que hace dos años, cuando la media era de 1.840 vehículos.
El desglose de la producción por tipos de vehículos refleja que todos los modelos retroceden respecto a 2019. Incluido el buque insignia de la factoría, el Kuga, que representa el 51% de la producción total en Almussafes y que en los últimos años ha tirado de las ventas.
Así, la filial española produjo un total de 121.000 unidades del Kuga, por debajo de las 161.900 del año anterior. Por su parte, las furgonetas agrupadas en la línea Connect sumaron 75.400 vehículos, cifra inferior a las 108.700 de 2019. Además, del Mondeo fueron 18.700 coches, mientras que del Galaxy, el que menos volumen de producción concentra, fueron 7.600 frente a las 12.500 unidades del ejercicio anterior. Finalmente, del Smax, la producción fue de 12.700 coches, frente a los 22.700 del año anterior.
Como consecuencia de esta situación, el empleo se ha resentido de forma drástica. Así, la planta ha acumulado seis Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), además del ERE a 350 trabajadores, una cifra inferior a la planteada inicialmente por la dirección, 410, al asumir ese excedente la futura planta de baterías para vehículos electrificados. Unos ajustes que han dejado tocada a una plantilla de unos 7.100 empleados, casi 2.000 personas menos que hace cinco años, cuando llegó a los 9.000 trabajadores.
El calendario del último ERTE fija para la planta de producción dejar de fabricar desde el 17 de diciembre hasta el 11 de enero; mientras que los 980 trabajadores de montaje de motores trabajarán del 14 al 21 de diciembre y, en Mecanizados, hasta el día 23, excepto en una línea.
"Este año se podría resumir como aquella película titulada 'Aquellos años locos'. Ha sido uno de los más variables, impredecibles e imprevisibles, porque nada se ha cumplido. Ha sido un ERTE cada trimestre y de mucha negociación en el año que Ford más ha parado sus plantas en toda Europa", señala Carlos Faubel, presidente del Comité de Empresa.
Y es que en este 2020 todas las fábricas de la multinacional en Europa han permanecido siete semanas paradas por el coronavirus. Y el horizonte no augura muchas luces, por el momento. "El año que entra va a estar lleno de incertidumbre. La preocupación está ahí porque no sabemos qué impacto tendrá el Brexit ni cómo evolucionará la pandemia. A ello se suma la situación que desde hace años arrastra el sector del automóvil. Todo ello supone un cóctel peligroso con un nuevo año por delante que nos va a poner a prueba en muchas decisiones", apostilla Faubel.
La esperanza en Ford Almussafes viene de la mano de la planta de motores, donde la multinacional anunció este año una inyección de 10 millones de dólares, unos 8,6 millones de euros al cambio, para la producción del motor 2.0L GDI, una versión adicional del motor Duratec que se monta en la Transit Connect y que se fabrica en la planta valenciana y se exporta a Norteamérica. Será hasta el próximo verano de 2021 cuando comience su producción y hasta finales de 2023, mientras se rediseñan las plantas de EEUU.
Una decisión que supuso un balón de oxígeno para la planta de motores, con nueva carga de trabajo, a la vez que permitió prolongar la producción de la furgoneta Transit Connect, un modelo que iba a desaparecer de la cartera de la planta al llevarse su fabricación a México.
"La esperanza es motores. Esperamos que nos den el banderín de enganche y la buena noticia de que se nos asignen modelos híbridos. Esperamos esa noticia como agua de mayo", señala Faubel, quien apunta que ahora el futuro y resistencia de la factoría dependerá de la rapidez del tránsito del motor de combustión al sistema de propulsión híbrido y eléctrico. De hecho, desde UGT reclaman desde hace meses a la dirección europea de la multinacional que se pronuncie sobre la fabricación de motores híbridos en Europa y los planes de producción de vehículos para el año 2021, ya que "la inacción o el retraso en la toma de decisiones no va a comportar ningún beneficio", advierte el sindicato.
La factoría es crucial para todo un ecosistema de empresas auxiliares que dan cobertura a la planta valenciana. Una importancia de la que no es ajena el Consell, que desde hace años mima con especial ahínco a la fábrica. Así, de nuevo, los presupuestos de la Generalitat para 2021 incluyen una jugosa cuantía de 11 millones de euros, de los que 800.000 euros irán destinados a paliar los "graves perjuicios" generados por la pandemia y poder afrontar el futuro inmediato.
Pero, además, y en el marco de los fondos europeos, la Generalitat trabaja desde hace meses en la implantación de una megafactoría de baterías eléctricas en Almussafes. El futuro está en los modelos híbridos. Una fábrica que sería estratégica y se instalaría junto a la planta de Ford Almussafes y que la administración valenciana estaría dispuesta a incentivar.