La Comunitat pierde un 40% de sus representaciones y 300.000 espectadores en diez años
VALÈNCIA. "Aquí nunca pasa nada", llegó a decir ayer en dos ocasiones la coreógrafa Rosángeles Valls en la presentación de los resultados del primer Informe sobre las artes escénicas en España, su financiación y situación laboral impulsado por la Academia de Artes Escénicas de España. Se trata del primer intento por pulsar la situación del teatro, la danza y la lírica en España con datos objetivos. A diferencia del cine, apunta el presidente de la Academia Jesús Cimarro, las artes escénicas no recogen datos que permitan conocer de manera exacta su impacto en la economía y en el mercado laboral. Es por eso que este informe intenta establecer una radiografía a través de una encuesta abierta a los y las profesionales del sector. Así, se han recogido las respuestas de 1063 personas, 129 en la Comunitat Valenciana (siendo así la tercera autonomía en número de participantes). Ayer, en la sede de la SGAE en València, los responsables del estudio expusieron los resultados pormenorizados de la región.
"Aquí nunca pasa nada" decía Rosángeles Valls como vicepresidenta segunda de la Academia, y en todo caso, parece que si se va a algún sitio, o el destino queda demasiado lejos, o se va por el mal camino. Es lo que se desprende de la desesperanza que refleja la pregunta sobre cómo que está la situación actual: un 74% de los encuestados y encuestadas de la Comunitat opina que es mala o muy mala, muy en sintonía con la media nacional (75%). Y si la pregunta se enfoca al futuro, la cosa no mejora: tan sólo un 32% opina que el futuro será mejor o mucho mejor. Esta actitud de pesimismo responde a una situación anómala dentro del estudio: la Comunitat Valenciana perdió en diez años (2008-2017) más de un 40% de las representación, pasando de 6.427 a 3.629; también perdió 273.353 espectadores de los 1.807.003 que se contabilizaron en el año de referencia, 2008. Con todo lo malo, y habiendo tocado fondo en 2013, la recaudación, por el lado contrario, aumenta, fruto del aumento de precio de las entradas, un cambio radical en la política de descuentos (que fue muy agresiva) y la multiprogramación.
Siguiendo con la recopilación de datos de fuentes secundarias que se plantea en la primera parte del informe, este también refleja la pérdida de inversión pública en las artes escénicas y plásticas por parte de la Generalitat Valenciana: si en 2009 se llegaron a destinar 70,6 millones de euros, en 2016 (el último año de datos en gasto liquidado) era de 44,3 millones de euros, una caída de 26,3 millones de euros menos en ocho años, es decir, un 37,3% menos. De hecho, los primeros presupuestos del Botànic recortaron 4 millones a esta partida.
La segunda parte del informe deja atrás los datos de fuentes secundarias y se trata de una treintena de cuestiones que, muchas veces, se responde con una opinión o una percepción más que con un dato cuantificable. En este sentido, los y las profesionales valencianas de las artes escénicas dibujan una importante dependencia de las instituciones pública, especialmente de la autonómica. Al ordenar la importancia de la fuentes de financiación, las dos primeras posiciones -con mucha diferencia de las posteriores- son la financiación pública autonómica (83%) y estatal (82%). La financiación propia a partir de la venta de entradas se encuentra en una cuarta posición con un 62%, y formas alternativas como el crowdfunding (22%) o la venta de merchandising (16%) son totalmente residuales. Por otra parte, los encuestados de la Comunidad Valenciana son los que le otorgan un peso más importante al gobierno autonómico preguntados por qué Administración debería disponer de más recursos para financiar proyectos de artes escénicas.
¿Y por qué en la Comunitat Valenciana se espera tanto de la Generalitat? Pues tal vez porque la vulnerabilidad a la que se enfrenta el sector: la precariedad está normalizada hasta tal punto que una de las preguntas del cuestionario es ¿Cuántos días has trabajado sin cotizar en el último año? Pues bien, un 50% lo ha hecho más de 10 días, y un 18% más de 100. Preguntados por el número de días cotizados, un 30% confiesa que han sido menos de 30 días.
Más madera: el 68,9% de los profesionales consultados han necesitado ingresos complementarios a las artes escénicas para poder vivir, solo el 21% opina que la seguridad en el trabajo se cumple, el 85% asegura que las condiciones laborales no cumplen el convenio colectivo y la legislación, solo el 5% valora como adecuada la protección social de la que disponen. Los porcentajes no invitan tampoco el optimismo en el resto del estado.
En todo caso, la autopercepción del sector no suma un punto de esperanza, a las ya mencionadas expectativas sobre un futuro mejor, se le añade otro detalle. Un 30% opina que el público paga un precio justo por las entradas, lo que significa que un 70% no lo opina. El 67% opina, por otro lado, que el precio de las entradas limita que haya más público, mientras la Comunitat Valenciana es la tercera por la cola en gasto medio de los espectadores de todo el Estado. Los propios profesionales infraestiman las producciones, mientras su gran reivindicación es una mayor (23%) y mejor (17%) aportación pública.