VALÈNCIA. El Gobierno valenciano ha visto trastocados sensiblemente sus planes de vacunación para las próximas semanas. La velocidad de vacunación en las primeras semanas, sin guardar dosis, y el descenso de viales enviados por la farmacéutica Pfizer este lunes -en vez de las 31.000 dosis prometidas llegaron 17.000- ha obligado a la Conselleria de Sanidad Universal a levantar el pie del acelerador y ralentizar la velocidad de crucero que había adquirido a partir de la segunda semana de vacunación.
Una situación que va a lastrar las expectativas de la Generalitat durante varias semanas, dado que no podrá seguir administrando primeras dosis porque deberá centrarse en reservar las vacunas que lleguen para garantizar que los ya recibieron la inicial puedan disponer 21 días después de la segunda, que es la que permite la inmunidad del receptor.
Es más, los cálculos que se desprenden de los datos que ofrece el Ministerio de Sanidad evidencian que la primera semana de febrero existirían graves problemas para garantizar la segunda dosis a las personas vacunadas con anterioridad.
Así, atendiendo al calendario de la segunda vacunación 21 días después de la primera y según las cifras que ofrece a diario el ministerio a partir de las que le facilita el departamento que dirige Ana Barceló, el domingo 31 de enero tendrán que estar vacunadas por segunda vez unas 45.000 personas y la Generalitat dispondrá de algo más de 41.000 dosis -en números redondos, las 10.000 que le quedaban este jueves y las algo más de 31.000 que deben llegar el lunes-. Dado que ya están vacunadas de forma completa casi 4.000 personas y que algunas personas que han dado positivo tras la primera dosis no recibirán la segunda, se salvaría la situación si la planificación es la idónea.
El problema es la semana siguiente. El domingo 7 deberían estar vacunadas por segunda vez otras 48.000 personas, y si se han administrado las 41.000 de la semana anterior, solo se dispondrían de las 31.000 que llegarían el lunes 1 de febrero. Faltarían nada menos que 17.000 vacunas. Eso contando con que Pfizer cumplirá su compromiso y no volverá a fallar.
Fuentes de la Conselleria de Sanidad admiten a este diario que, efectivamente, existe ese problema aunque afirman que existe cierto margen de maniobra y esperan poder afrontarlo. La primera medida ha sido paralizar la administración de primeras vacunas. Todo lo que llegue se destinará a segundas dosis, lo que significa que los miles de sanitarios que aún no han recibido la primera dosis tendrán que esperar entre dos y tres semanas.
Según explican desde Sanidad, una baza con la que cuentan es retrasar uno o dos días la administración de la segunda dosis, sobre los 21 previstos, sin que ello repercuta en la efectividad de la inmunización. Dado que el lunes día 8 está prevista la llegada de otras 31.000 dosis, podría ser suficiente para quitar presión a la primera semana de febrero. Además, se cuenta con la posibilidad de que a los vacunados jóvenes se les pueda alargar la aplicación de la segunda tanda hasta los 42 días sin que se incremente de forma relevante el peligro. El problema es que los vacunados jóvenes son pocos.
Por otro lado, desde la conselleria subrayan que ya se han provisto de 10.000 jeringuillas de un mililitro adecuadas para poder extraer la sexta dosis de los viales de Pfizer que, hasta ahora, se ha desperdiciado en muchos casos. En último lugar, las citadas fuentes también puntualizan que existen personas a las que no se les aplicará la segunda dosis porque en el intervalo de las tres semanas pueden haber dado positivo en coronavirus -ya ha habido casos- por los que no se avanzará en el tratamiento.
Ahora bien, más allá de todas estas medidas de contención, desde Sanidad admiten que la solución más fácil y efectiva es que desde el ministerio se envié una remesa extra de la vacuna -estiman que con 5.000 más, sería suficiente- para equilibrar el agujero que ha provocado la reducción de esta semana. Una opción que todavía podría plantearse con el reparto de 350.000 dosis que el departamento que dirige Salvador Illa va a distribuir este lunes, atendiendo además al alto nivel de vacunación que ofreció la Comunitat Valenciana estas semanas. Una decisión que puede ser polémica, ya que perjudicaría a comunidades que, como Madrid o País Vasco, vacunaron menos en las primeras semanas precisamente para garantizar disponer de las segundas dosis.
Una última esperanza para la Generalitat es que Pfizer, que se ha comprometido a aumentar las remesas en febrero para ir compensando el 'agujero' de esta semana, incremente el número de dosis en el envío del 1 de febrero.
En cualquier caso, un mal trago para la Conselleria que dirige Ana Barceló, que se ha traducido además en una ralentización del ritmo de vacunación que se había adquirido en los últimos días. De hecho, si el lunes 18 de enero la Comunitat Valenciana había administrado el 93.695 de las 94.350 recibidas (un 99,3%), situándose a la cabeza de España; este jueves 21 velocidad se había reducido a un 90,6%, según los datos del ministerio.
Un frenazo por otro lado lógico ante la incertidumbre de que pueda producirse además otro contratiempo con el proveedor Pfizer, cuyos retrasos se deben a la ampliación de una de sus plantas en Bélgica para, precisamente, acelerar su producción. El problema es que la alta velocidad que había alcanzado la vacunación en la Comunitat Valenciana implica la imposibilidad de bajar el ritmo para la segunda dosis, que resulta perentorio administrar 21 días después de la primera.
Con esta situación, y dando por hecho que se conseguirá administrar todas las segundas dosis a tiempo, los damnificados son los grupos que debían recibir su primera vacuna durante estas semanas: los sanitarios tanto de la pública como los de la privada, si bien estos últimos todavía ni siquiera habían empezado a recibirla. En este sentido, cabe recordar que tampoco están vacunados todos los ancianos de las residencias ni sus trabajadores, dado que se aplazó el proceso en los centros donde existían casos positivos (ahora mismo, más de un tercio del total).
De la misma manera, también tendrán que esperar las personas mayores de 80 años, las siguientes en la lista según anunció el miércoles el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
En medio de esta problemática, también se coló este jueves otro episodio más en la polémica respecto a los vacunados cuando no les correspondía, entre ellos varios alcaldes. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunció que había ordenado a la conselleria que negara la segunda dosis a aquellos que se habían vacunado "de forma improcedente".
Un 'castigo' el ordenado por Puig, que no compartió, cuando fue preguntado, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, sobre esto. En esta línea, consideró que no aplicarla sería "un segundo error". "Se deberían poner la segunda dosis. Es mi opinión. De acuerdo con la documentación técnica, se debería de seguir la pauta establecida", recalcó.
Una situación que afecta a varios alcaldes y concejales (tanto del PSPV como del PP) pero que también salpicaría a muchas otras personas -unos 150 políticos y profesionales según el propio Puig-, si bien otras fuentes de Sanidad opinan que el número real es muy superior. Por este motivo, la conselleria ha ordenado una investigación al respecto.