La Federación de Asociaciones de Prensa rechaza las quejas sobre faltar de rigor profesional en la investigación sobre la inconsistencias del documental 'Experimento Stuka'
VALÈNCIA. El artículo ‘Experimento Stuka’: Castellón nunca fue Guernica, escrito por el redactor Javier Cavanilles publicado en Valencia Plaza el pasado 29 de septiembre de 2018, no vulneró el código deontológico de la Federación de Asociación de la Prensa de España (FAPE). Así lo ha determinado una resolución de la Comisión de Arbitraje y Deontología del Periodismo, hecha pública el pasado 26 de marzo.
La resolución es una respuesta a la queja presentada por los periodistas valencianos Rafael Molés y Pepe Andreu, responsables de la productora Suica Films, y autores del documental Experimento Stuka, ganador del premio al mejor documental en la primera edición de los Premios del Audiovisual Valenciano, celebrada el pasado mes de noviembre. En ella, Molés y Andreu se hacían eco de la teoría revisionista del profesor de Física de la Universitat de València Óscar Vives. Según esta, en mayo de 1938, la Legión Cóndor bombardeó en secreto cuatro pueblos de la provincia de Castellón para probar la eficacia de las bombas de 500 kilos. Este experimento, aseguraba, fue la clave para que el régimen nazi decidiera fabricar en cadena los míticos JU 87 (un tipo de stuka) de cara a la inminente Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, tal y como comprobó Javier Cavanilles, ese experimento jamás tuvo lugar y, lo más importante, los autores lo sabían, pues la tesis de Vives ya había sido desacreditada por los historiadores Lucas Molina y Rafael Permuy en una exhaustiva investigación (que ha dado lugar a un libro). Sin embargo, los directores del documental decidieron ignorarlos. Tras desvelar este periódico la inconsistencia de la tesis de Experimento Stuka, Molés y Andreu hicieron todo lo posible por acallar las críticas. Uno de su movimientos fue acudir a la FAPE y presentar una queja en la que se acusaba al periodista y al director de Valencia Plaza, Javier Alfonso, de una decena de faltas "graves" contra el código deontológico de la institución.
Ninguna de las reglas fue vulnerada, según puede leerse en la resolución de la Comisión, que concluye lo siguiente:
«La Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo no considera que se hayan cometido las vulneraciones de los preceptos del Código Deontológico que han sido denunciadas. Porque del análisis que ha quedado expuesto resulta que en la conducta del medio y el periodista denunciados ni aparecen infracciones del principio de respeto a la verdad (Principio General 2); ni en la búsqueda de la verdad se advierten infracciones del Principio de Actuación 1; ni ha faltado el contraste de las fuentes; ni se han negado oportunidades de rectificación, corrección o disculpas; ni se han utilizado métodos indignos para obtener información; ni se ha faltado al respeto al off the record; y, en fin, con lo publicado no se impide distinguir entre hecho y opiniones».
La queja ante la FAPE ha sido solo una de las estrategias de Molés y Andreu para desacreditar el trabajo de Cavanilles. Los documentalistas incluso difundieron un comunicado en internet en el que se le acusaba falsamente de manipular a sus fuentes, algo que ha quedado desmentido. De hecho, a día de hoy no solo Molés y Andreu han ido modificando su tesis sino que han sido incapaces de presentar un solo documento que acredite la teoría del (inexistente) experimento o un historiador que respalde su documental. Cavanilles, por su parte, amplió sus investigaciones en otros artículos que reflejaron todavía más inconsistencias en este documental, financiado con 217.000 euros de dinero público.
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