VALENCIA. Fue un símbolo de los años del PP. Desde que en 1995 el difunto empresario Jesús Barrachina, vinculado a la derecha valenciana, lograra la concesión hasta que la perdió en 2014, el edificio de la Piscina Valencia y su adyacente el Alameda Palace, fueron símbolos del gobierno de Rita Barberá en la ciudad. Amigos íntimos empresario y política, el Alameda Palace fue uno de los restaurantes que usó el PP para invitar a sus votantes a comer. Como metáfora del ascenso y caída de los populares en la ciudad, el ocaso del imperio Barrachina vino a ser una suerte de premonición del cambio de gobierno.
Ahora que aquellos años forman parte del recuerdo, quedan los edificios, los inmuebles. En apenas dos años el interior de ellos ha quedado destrozado por el abandono y el vandalismo. Pero en el Ayuntamiento de València esperan que los planes para recuperar ambos se pongan en marcha lo antes posibles. Sin embargo estas iniciativas no se están desarrollando a la máxima velocidad. Music Resort S.L., la empresa que logró ser designada como la encargada de gestionar el Alameda Palace durante 20 años, pasó más de un año a la espera de un informe de Bomberos. Y otro tanto sucede con el proyecto Piscina Valencia.
Así lo confirmaron fuentes municipales, las cuales admitieron que el edificio no se podrá reabrir hasta enero de 2019 como pronto. El proyecto de obras, una vez cuenta con el visto bueno de Bomberos que emitió su informe positivo en julio, ha sido remitido a los servicios centrales técnicos para que realicen la supervisión al proyecto y le den su beneplácito. Si bien la intención del consistorio era reabrir la Piscina en septiembre-octubre del año que viene, coincidiendo con el curso escolar, esa pretensión ha sido ya desestimada.
Teniendo en cuenta que los trabajos prevén un plazo de ejecución de 13 meses, en el Ayuntamiento de València han asumido que la reapertura incluso se tenga que postergar hasta verano de 2019. A este respecto integrantes del equipo de la concejala de Deportes de València, Maite Girau, insistieron en que “antes de que acabe el año se iniciarán las obras”, pero que los plazos son los que son y, salvo inyección económica extraordinaria, la fecha de septiembre de 2018 está descartada. “No es imposible abrir antes pero eso implicaría más dinero”, comentaron desde la Fundación Municipal Deportiva.
La restauración y gestión de Piscina Valencia recayó en Demmero Group 21, SL, cuyo administrado rúnico es Jesús Ferrer Pastor, yerno de Juan Roig, y persona con una larga experiencia en este ámbito. Esta empresa tiene previsto realizar una inversión de en torno a 12 millones de euros que no sólo recuperará Piscina Valencia sino que también la modernizará. La concesión, por 45 años, llegó tras un prolijo y premioso proceso de más de 20 meses de tramitación, que incluso tuvo que enfrentarse a dos recursos.
La propia Girau admitía esta semana pasada que los trámites habían sido “más lentos” de lo que a ella le hubieran gustado, si bien tanto ella como fuentes de su equipo indicaron que se habían realizado ya trabajos previos para que el proyecto de obras fuera aprobado sin dificultad. En este sentido, desde la Fundación Municipal recordaron que la empresa adjudicataria ya había realizado unas primeras catas, vaciado y acondicionado el inmueble para poder empezar los trabajos que harán que el interior sea completamente recuperado y se dé así fin a cinco años de letargo.